"Se les pasó la mano en atacar a las dos vidas y lo estamos pagando en la tasa de natalidad", dijo Javier Milei en un encuentro con empresarios. Y agregó que ahora, “el miedo es que el mundo se quede sin gente”. Lo gracioso –si no fueran peligrosas las afirmaciones de estas ultraderechas en todo el mundo- es que él mismo es soltero, vive con su hermana y ninguno de los dos tiene hijos.
Representan políticamente, además, a ese sector reaccionario que transformó en eslogan el famoso “se embarazan por un plan”. Y, al mismo tiempo, hoy festejan la eliminación de las políticas públicas de género, como por ejemplo aquella que –de manera deficiente y desigual- suministraba productos de gestión menstrual a poblaciones más vulnerables. Lo único que les falta ahora es decir “ovulan y no se embarazan por un tampón”. Porque así son de irracionales, odiantes y hasta ridículos estos criptoestafadores de la motosierra.
Pero si vamos a los datos duros, hechos no opinión, nos encontramos con que la tasa de natalidad en Argentina, desciende drásticamente a partir de 2014, cuando –muy a nuestro pesar- el aborto se legaliza recién en diciembre de 2020, casi sobre el filo de las fiestas. Según Daniel Schteingart, de Argendata, “la cantidad de nacimientos cayó 35% desde 2014.” Es decir, que “el 90% de esa caída se produjo ANTES de la legalización del aborto”. ¿Quién cree que propagará su información con más facilidad? ¿Daniel que cuenta con datos contrastables o el presidente Milei que arroja decenas de fake news por día, multiplicadas desmesuradamente por su red de trolls estatales y paraestatales?
Un discurso pronatalista que esconde odio racial
Y ahora, pasemos a otro nivel de análisis. ¿Por qué las ultraderechas están propagando un discurso conservador sobre la familia numerosa, el crecimiento de la población, la importancia de tener hijos? Porque es bueno recordar que esto no se le ocurrió a Milei. Él no hace más que repetir las campañas que imponen la ultraderecha trumpista, del Vox español, los bolsonaros del mundo y que, aquí, adaptan sus “asesores ideológicos” como Nicolás Márquez y Agustín Laje.
Las cuestiones demográficas, en manos de la ultraderecha, se convierten en insumos para las argumentaciones racistas, xenofóbicas y nacionalistas. Como señala Nuria Alabao, en Europa, por ejemplo, se trata “de reinstaurar el papel que el nacionalismo ha asignado tradicionalmente a las mujeres como reproductoras de la nación. Primero se crea el pánico al ‘reemplazo poblacional’ por parte de migrantes o musulmanes, luego se propone la solución: que las mujeres autóctonas –blancas– se pongan a parir y a criar. Si por ellos fuese, de manera obligatoria. A eso responden claramente los intentos de restricción del aborto.”
Si no separamos el mensaje de Milei del tristemente célebre eslogan derechista de “se embarazan por un plan”, está claro que la preocupación de la ultraderecha no se concentra solo en la caída de la tasa de natalidad, sino –como dice Alabao, en “quién puede reproducirse y quién no y a qué ritmo”. Por eso no es casual que se recorten las medidas de apoyo a la maternidad y otras políticas públicas que tienden a la socialización del trabajo de reproducción social, perjudicando obviamente a las mujeres de los sectores más empobrecidos que no casualmente son las que cuidan niños y ancianos de otras familias a cambio de bajísimos salarios y condiciones laborales precarias e irregulares.
A las derechas europeas les preocupa la baja tasa de natalidad de sus países. Pero, al mismo tiempo que expolian los recursos de continentes enteros, como África, sometiéndolos a condiciones indescriptibles de pobreza, rechazan con leyes, sangre y fuego a los migrantes africanos. Allí la tasa de natalidad es de casi 5 hijos por cada mujer. Así que el problema no es la tendencia universal a la caída de la natalidad, sino el descenso de la tasa de la población “blanca” europea y la altísima tasa de esa población “indeseable” para las derechas nacionalistas, racistas, ultrarreaccionarias.
Los datos en América del Sur sorprenderían a Milei, tan preocupado por la falta de hijos (humanos e incluso, no imaginarios): Bolivia y Paraguay tienen tasas de natalidad más altas que la Argentina.
¿Qué tal si se eliminan, en todo el mundo, las barreras legales antimigratorias –que siempre son racistas- y peleamos para hacer real aquello de que ningún ser humano es ilegal? Mientras tanto, empecemos por sospechar de estos mensajes llenos de falacias y datos falsos que, bajo pretendidas preocupaciones por valores familiares, esconden un proyecto de sociedad basado en la misoginia, la homofobia, la xenofobia y el racismo. (LID) Andrea D’Atri . Diputada porteña PTS/FIT
Otra fake y van.... Milei: ¿a quién manda a parir el que tiene hijitos de cuatro patas?
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