Tierras y vidas

La apropiación de tierras en la Región argentina fue cobrando importancia desde el siglo XIX en adelante, cuando los mercaderes se decidieron a emprender el exterminio sistemático de los pueblos originarios hacia los cuatro puntos cardinales.

A su vez la especulación con las tierras tuvo en Bernardino González Rivadavia a un precursor con la ley de enfiteusis que contribuyó a cimentar las fortunas de los terratenientes porteños. González Rivadavia también se ocupó de contraer el empréstito con la banca británica Baring, deuda que el pueblo pagó con sudor y lágrimas hasta bien avanzadas las dos primeras décadas de la pasada centuria.

Milcíades Peña, explica que el proceso industrializador vernáculo se dio desde mediados de los años treinta por iniciativa de una fracción de la burguesía agrícola ganadera que buscó reubicarse en la división del trabajo impuesta por el imperialismo. A su vez se montó un complejo industrial militar que comenzó su decadencia en los noventa en la era neoliberal.

Con el repertorio neoliberal capitalista comenzó también el sonsonete de la refuncionalización de tierras urbanas, proceso que concentró aun más las propiedades inmobiliarias en oligopolios que construyen viviendas de lujo.

Las batallas campales desplegadas en Buenos Aires con rebotes más o menos cruentos en otras ciudades no son más que la punta de un iceberg. Emergió el racismo y la xenofobia que en realidad es azuzado por los mismos que maniobran para perpetuar su dominación. Enfrentados en las palabras se juntan para seguir arrebatando derechos a los privados de todos los derechos y libertades.

Tierras por vidas, perversa extorsión que sigue vigente por estas latitudes.