A pesar de una continua llovizna que amenazaba con diezmar la convocatoria, el docente salteño se dio cita nuevamente para darle clima a su marcha grande. Algunos entusiastas, otros tímidos, cada uno de los presentes aportó con sus palmas y cánticos a la protesta, para manifestar su sentimiento de inclusión en este movimiento que pugna hace ya algunos meses por mejores condiciones de trabajo y un salario que les garantice una vida digna.
Unas 6 mil personas se congregaron en la esquina de Balcarce y Gral. Belgrano, e iniciaron su recorrido a través de diversas calles del centro de la ciudad, sin que se suscite hecho alguno de violencia, tanto hacia fuera, como en el seno mismo del conjunto. Cabe destacar la presencia de alumnos, padres y diversas agrupaciones y movimientos sociales que se hicieron presentes para dar un espaldarazo a los docentes.
Una vez desandado el camino previsto, regresaron hacia la Plaza 9 de Julio para dirimir las acciones a seguir. Se decidió unánimemente retomar el corte del acceso a la estación Terminal de ómnibus, que llegadas las últimas horas de la tarde se mantenía en pie.
Los cuerpos estaban cansados, pero los ánimos se mantenían en pie. Ojalá la esperanza y la fe permanezcan intactas para llevar a buen puerto esta protesta justa, tan urgente como las necesidades extremas que le dieron origen. Que la docencia no baje la bandera.
Foto de Portada: Alejandro Benavides
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