“En cuatro meses ya atendimos el 50% de todos los casos del año pasado“, dice Fernando Zack, presidente de Provincia ART. El 4 de mayo solo esa aseguradora recibió 1.550 denuncias por contagio de covid. Más de un caso por minuto.
Desde que se inició la pandemia hasta el 30 de abril de este año, según la cámara de aseguradoras atendieron 310.000 trabajadores, 100.000 solo este año.
Aunque sirve para tener una idea, el dato más brutal es el que reconoció la Superintendencia de Riesgos de Trabajo, un organismo que depende de la cartera laboral que dirige Claudio Moroni.
Según datos que difundió este domingo Tiempo Argentino, el informe del 27 de mayo contabiliza 266 fallecimientos por causa de covid más que el presentado el 11 del mismo mes. Son 16 trabajadoras y trabajadores por día. En promedio durante la pandemia se venían registrando tres decesos diarios registrados por las ART, con lo que el número se multiplicó un 433 %.
Pero además la estadística no contempla toda la realidad. Más bien está lejos. En la Argentina hay poco más de 9 millones de personas aseguradas por el sistema de ART’s. Pero más de la mitad de la clase trabajadora o no accede a ellas por ser informal, tener otro tipo de contratación o estar inscriptos a seguros provinciales. Además, la ley obliga al trabajador a demostrar que se contagió en su trabajo o en el trayecto a él, tarea poco sencilla.
Entonces, lamentablemente, el número real es mucho mayor.
La Izquierda Diario viene reflejando lo que sucede en los lugares de trabajo de todo el país. Desde la denuncia de la esposa de Gabriel Meayar, trabajador del Banco Nación que falleció en Salta tras ser obligado a laburar aunque era grupo de riesgo, hasta las nuevas muertes en FATE que sigue trabajando aunque no se trate de una actividad esencial, pasando por 113 trabajadoras y trabajadores de la educación fallecidos, cifra que se acerca a 600 entre el personal de salud.
Todos desmienten a Moroni, que dijo que los contagios en los lugares de trabajo eran marginales. 16 muertes por día, mucho más en realidad, es el triste número que lo desmiente. El lema de mantener la “economía a pleno” a costa de las vidas trabajadoras es criminal.
Pero los paros docentes en distintas provincias, así como los reclamos del personal de salud, las movilizaciones por vacunas de choferes y ferroviarios, así como los paros espontáneos en líneas de subte por protocolos, o el de los portuarios y marítimos por vacunación, muestran que hay bronca suficiente para pararle la mano a esta actitud criminal de los empresarios y el Estado. Hay que exigir a los sindicatos que tomen medidas y también impulsarlas en todos los lugares donde se pueda.
Como plantea la izquierda, se necesitan vacunas para todos, empezando por quienes tienen que seguir trabajando, licencias pagas en las actividades que no son esenciales y protocolos a cargo de comités de trabajadores. Las vidas trabajadoras valen. (LID) Por Lucho Aguilar
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