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Inflación.Demagogia: Feletti habla del “derecho al vinito” mientras bodegas y supermercados ganan millones

La inflación desatada, en medio de la campaña electoral, generó los debates y medidas que todos conocemos. El Gobierno negoció con los empresarios el congelamiento de 1400 productos, luego de que estos se tomaron el tiempo para remarcar en estos meses productos esenciales (y no tanto). Una oferta válida para las elecciones, no lo olvide.

22 de octubre de 2021

En las últimas horas surgió un nuevo debate: ¿productos como el vino debían estar en la lista? Podríamos hablar horas de las bondades o el consumo problemático de alcoholo, pero no es el objetivo de la nota. Es parte de los consumos masivos de millones en la Argentina. El consumo per cápita de vino en el país repuntó de 18,7 a 21 litros en los últimos 3 años.

Ese crecimiento estuvo acompañado de un fabuloso negocio de la parte de las grandes bodegas, concentradas en la zona de la cordillera y Salta, pero también de los supermercados y cadenas de las grandes ciudades. La remarcación llevó a que se convierta en el producto de consumo masivo que más aumento los últimos 12 meses. Un 120%. Dos veces y media la inflación general. Lo sabe cualquier que encara la góndola “antes que cierre el (supermercado) chino”.

Roberto Feletti, el flamante Secretario de Comercio, aprovechó la polémica para hacer un poco de demagogia. “¿Los trabajadores no tienen derecho a tomarse un vinito en las fiestas? La política alimentaria no es sólo arroz y fideos, en la Argentina el consumo es diversificado y hay que asegurar el acceso”.

La concepción de Feletti sobre la “política alimentaria” y el “consumo diversificado” para bastante limitada. Algo así como arroz, fideo y un vinito. Nada de pensar como millones pueden acceder a una alimentación realmente más saludable y diversa. Si el asado ya es un lujo, el lema sería “arroz y vino”. Es una opción, pero no puede ser la única.

Lo cierto es que el Gobierno presentó una lista que incluye vinos y espumantes de “gama media” y sobre todo los de calidad y precios inferiores. También de algunas marcas de cerveza. Todos los aumentos que hicieron hasta los últimos días (cualquiera sabe lo que aumentaron las “latas”) quedaron así.

Pero detrás de la “épica” de Feletti en realidad se esconde la continuidad de un negocio fenomenal de las grandes bodegas y comercializadoras. En los últimos años aumentaron sus ganancias a niveles exorbitantes, con la remarcación de los vinos de consumo popular y el desarrollo de productos de alta gama para sectores de más poder adquisitivo y la exportación.

Eso llevo a los gobiernos de Mendoza y otras provincias a considerar el vino un “producto esencial”, exponiendo a miles de trabajadores de las bodegas y el campo a la pandemia. Quienes peores la pasaron fueron las familias cosecheras, golondrina, que quedaron varadas en varias provincias.

Viendo las condiciones en que trabajaban y las fortunas que amasaban sus patrones, los trabajadores y trabajadoras vitivinícolas llevaron adelante una de las luchas más recordadas de los últimos tiempos, con paros y piquetes y hasta una huelga general de 48 horas en 7 provincias productoras.

Pero los gobiernos provinciales (radicales y peronistas) siguieron buscando la forma de alentar el fabuloso negocio. No solo habilitando aumento desorbitantes que lo convirtieron en la inflación récord. También con ventajas impositivas e incluso fomentando la exportación. La imagen más elocuente fue la que reunió hace pocas semanas al presidente Alberto Fernández y José Zuccardi, uno de los bodegueros más millonarios de la Argentina. El presidente lo presentó como “el Messi del vino”. Una definición polémica.

Juntos anunciaron la puesta en marcha del Proyecto de Desarrollo Sostenible de la Cadena Vitivinícola II (Proviar II), con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por U$S40 millones. Semanas antes habían discutido negociar con China aranceles 0 para las exportaciones de vinos Malbec. Un negoción, teniendo en cuenta que hoy el sector tiene exportaciones por más de US$ 1.000 millones.

El “Messi del vino” podrá seguir vendiendo a $31.990 su Finca Piedra Infinita Gravascal 2017 en las góndolas locales. Mucho más si lo exporta. Un “vinito” seguramente muy rico que ninguno de sus trabajadores podrá comprar. Ni para las fiestas. A pesar de romper la paritaria, la mayoría de los vitivinícolas no cubre la canasta básica del Indec, y en el caso de las trabajadoras y trabajadores de la viña, los campos, cobran menos y encima la mayoría están sin registrar. Hace poco se conoció como uno de los amigos de Zuccardi, Eduardo Eurnekian, fue “descubierto” por autoridades del Ministerio de Trabajo y AFIP por tener a cientos de obreros sin registrar, pagándole salarios de hambre y viviendo en pésimas condiciones.

Detrás de la demagogia de la “oferta válida para los tiempos electorales”, se esconden los verdaderos ganadores del negocio “del vinito”. (LID) Por Ulises Valdez

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