En una entrevista brindada al diario La Nación el Gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, vinculó a un sector de las fuerzas policiales con Milagro Sala. La acusación fue a modo de justificar el accionar represivo de la policía provincial en la Universidad Nacional de Jujuy.
Recordamos que la semana pasada la policía detuvo a estudiantes dentro de la Facultad de Ciencias Agrarias lo que generó un escándalo y un amplio repudio de toda la comunidad educativa, como también de organismos de derechos humanos, organizaciones sociales y políticas.
En la entrevista Morales afirma que "como toda organización hay gente de bien y gente de mal" y sostuvo que hace un par de años "Milagro Sala comandaba la mitad de la policía"; algo que daría a entender que en esta cruzada el gobernador es quien comanda "el bien" y, la detenida Sala junto al comisario y policías desafectados, "el mal".
Se trata de un cuento que raya el disparate, sino no tuviera como trasfondo el accionar represivo sobre estudiantes universitarios, y que pretende ser un ardid discursivo de Morales para evitar hacerse cargo de su máxima responsabilidad en la conducción de las fuerzas policiales que le competen como gobernador.
Para Morales, parafraseando una máxima radical, con Milagro “se educa, se come y se cura”, pero no así para los miles de jóvenes estudiantes que vieron violado un derecho conquistado como es la autonomía universitaria y la represión a jóvenes que solo se divertían. Tampoco para quienes viven cotidianamente la intimidación, persecución, y represión policial en los barrios, en las plazas, en la esquina de cada cuadra, en los boliches, por el solo hecho de ser jóvenes y, peor aún, si son pobres. En el caso de los padres de esos jóvenes, también reciben su parte del accionar policial, que reprime y persigue a quienes ejercen su derecho a la protesta.
El Código Contravencional usado para legitimar el accionar represivo contra los estudiantes en la universidad fue redactado por el PJ-FPV de Fellner. Morales lo aplica contra los trabajadores y la juventud. Desde la detención ilegal y arbitraria de Milagro Sala, o la represión y hostigamiento a los trabajadores, las multas millonarias al sindicato azucarero de Ledesma, se ha transformado en una herramienta para disciplinar socialmente, regimentar la vida de la juventud y, cada vez más avanzar en el plan de ajuste que exigen los empresarios.
La pelea por la derogación del Código Contravencional desde que comenzamos a denunciarlo el año pasado, se ha transformado en una tarea de primer orden. Desde el PTS en el Frente de Izquierda insistimos en que los sindicatos y centros de estudiantes deben organizar a las bases en asambleas y pelear en forma unitaria hasta derrotar el plan represivo y de ajuste del gobierno.
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