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El Gobierno acelera el ajuste bajo el régimen del FMI y a pedido de los dueños del país

En una semana atravesada por la incertidumbre de las elecciones de Estados Unidos, el dólar blue retrocedió del valor que lo acercaba a los $ 200. Tuvo una baja de más de $ 30 y la brecha cambiaria quedó por debajo del 100 %, pero sigue alta.

Los “mercados” celebran al Guzmán ortodoxo, quien declaró que usará menos la maquinita (menor emisión monetaria) y recurrió a la emisión de bonos para financiar los gastos para contener la suba del dólar. Esto significa un aumento del endeudamiento que puede derivar en nuevos problemas.

7 de noviembre de 2020

El ministro mantuvo un encuentro con la cúpula de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), en sintonía con la propuesta de Cristina Fernández de un acuerdo social con los empresarios y la oposición patronal. A pesar de una menor liquidación de divisas en octubre, Guzmán volvió a encabezar una reunión con el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA).

La negociación con el Fondo estaría avanzando, el martes próximo llega una nueva misión del organismo. Habrá que ver si efectivamente el Gobierno solicita fondos para apuntalar las magras reservas del Banco Central. Lo cierto es que los dólares frescos vendrán de la mano de mayores condiciones por parte del organismo.

Reunión con los “miserables”

El ministro Guzmán estuvo reunido con los integrantes de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), Paolo Rocca (Techint), Héctor Magnetto (Clarín), Carlos Miguens (Grupo Miguens), Alfredo Coto, Federico Braun (La Anónima), Enrique Cristofani (Santander), María Luisa Macchiavello (Droguería del Sud) y Alberto Grimoldi, además del presidente de la entidad, Jaime Campos.

Los empresarios coincidieron en los pedidos de equilibrio fiscal, reducción de impuestos, la preocupación por la brecha con el dólar oficial y el acuerdo con el FMI. Ante la “preocupación” por la propiedad privada el ministro de Economía aclaró que no estaba en discusión, la represión en Guernica dejó en claro que el Gobierno está dispuesto a protegerla.

En cuanto al “equilibrio fiscal” que solicitan los empresarios, para este año ya se calcula un mayor ajuste fiscal. Según estimaciones de la consultora Ieral, el déficit primario rondaría entre el 6,5 % del PIB, y un 7 % del PIB. En ambos casos, “se trataría de escenarios con un déficit menor al previsto para 2020 en el proyecto de presupuesto para 2021 (8,3 % del PIB)”. Este año el Gobierno ya podó las jubilaciones con la suspensión de la movilidad previsional, otorgó un aumento de miseria para los trabajadores estatales y aún no se conoce si habrá un cuarto Ingreso Familiar de Emergencia (IFE).

En tanto, Rocca con el pretexto de más competitividad pidió una devaluación a lo que el ministro respondió que una suba del tipo de cambio llevaría la pobreza al 60 % y afirmó que “ni el Fondo nos pide eso”, según publicó Diego Genoud en el Canciller. A los dueños del país poco les importa si la pobreza aumenta, lo principal en el sistema capitalista es la búsqueda de ganancia, todo lo demás para los capitalistas es secundario.

El Gobierno ya realizó varias concesiones a las patronales como cerrar un acuerdo con los bonistas para reestructurar la deuda bajo legislación extranjera con beneficios para los especuladores, otorgó el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), ya va por su versión siete, que incluye reducción y postergación de las contribuciones patronales y el pago de salario de los trabajadores (grandes firmas pagaron los sueldos de sus directivos). También disminuyó las retenciones a la soja hasta fin de año, por solo nombrar algunas medidas.

Los empresarios rechazan el impuesto a las grandes fortunas, y esperan tras la reunión con el ministro un nuevo gesto oficial que los beneficie como un cambio del proyecto bajo la forma de un bono u otro instrumento que no grave los patrimonios personales. El impuesto fue anunciado a comienzos de abril y está en el freezer en el Congreso a la espera de su tratamiento. Una propuesta que ya excluía a las empresas y a los bancos.

El ministro de Economía en mayo prometió que presentaría una reforma impositiva y que el eje sería la progresividad. El gasto no sería ajustado y mejoraría la recaudación. De esas declaraciones, el Gobierno pasó a demorar el tratamiento del impuesto a las grandes fortunas y a una política de recortar partidas presupuestarias.

Al Fondo

Guzmán presentará un plan fiscal y monetario de corto y mediano plazo y se especula que llegará junto a un acuerdo con el FMI que implique modificar algunas variables del Presupuesto 2021. El Gobierno decidió honrar el acuerdo (flojo de papeles) heredado del macrismo. A pesar de la caída de las reservas, esta semana se pagaron U$S 300 millones al Fondo en concepto de intereses.

La misión del Fondo exigiría un mayor recorte del gasto que el ya aprobado en el presupuesto, una baja del déficit fiscal del 4,5 % al 3 %, U$S 4.200 millones adicionales, según publicó Marcelo Bonelli en Clarín. Es decir, que de concretarse sería un mayor ajuste: jubilaciones bajas, más reducción de partidas como salud y vivienda, y el regreso de los tarifazos de los servicios públicos.

Para 2021 se eliminó el IFE y las erogaciones asociadas al Covid 19 bajo el supuesto que no sería necesario. El rebrote en Europa anticipa que no se puede descartar una nueva ola en el país.

Un informe sobre el Presupuesto 2021 realizado por Claudio Lozano, integrante del Frente de Todos y director del Banco Nación, reconoce que “el acuerdo con el fondo, obtuvo un peso más importante para la planificación de la política pública contenida en el proyecto de ley. Está claro que otro hubiera sido el trazado presupuestario si en el centro de la agenda pública estuviera la resolución de los efectos sociales y laborales que viene dejando a su paso la crisis sanitaria”. Las políticas del gobierno seguirán bajo el mando del Fondo.

La contradicción que enfrenta Fernández para acelerar el ajuste que exige el FMI y los empresarios es que fue elegido como presidente en rechazo al saqueo macrista y con la esperanza de recuperar lo perdido.

Además, una mayor reducción del déficit fiscal puede ser más contractivo en una economía que sigue en terapia intensiva. La relativa calma del dólar no quiere decir que el Gobierno resolvió el faltante de dólares. El economista Emmanuel Alvarez Agis en la Conferencia Anual de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas advirtió que “si la Argentina sigue con un esquema de libre flotación en el tipo de cambio paralelo, no importa que el Gobierno firme que el año que viene va a tener un superávit de dos puntos, mañana la economía puede volar por el aire”.

La situación económica es precaria e inestable en un contexto mundial de crisis. Un nuevo acuerdo con el FMI implicará mayores consecuencias sobre el pueblo trabajador. Sin embargo, el saqueo en curso no avanzará sin resistencia de la clase trabajadora. Así, lo anticipa la pelea de los jóvenes y las familias que exigen su derecho a la vivienda como vimos en Guernica, y que continúan organizados, o las movilizaciones de trabajadores por la recomposición salarial como en ferroviarios o telefónicos. (LID) Por Mónica Arancibia

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