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Desigualdad y salarios más bajos para las mujeres

Sobran los motivos para que las mujeres paren este 8 de marzo. Ellas representan el 40 % de la fuerza laboral global (1.300 millones de mujeres aproximadamente), pero trabajan en peores condiciones que sus compañeros, empleos inestables y precarios, salarios más bajos.

Es el caso de la brecha salarial, la desigualdad de los salarios en función del sexo, que se calcula como la diferencia entre las remuneraciones promedio de los hombres y las de las mujeres, como porcentaje de los ingresos de los hombres.

5 de marzo de 2019| Mónica Arancibia |

Inciden en esta desigualdad factores como la experiencia laboral, el nivel educativo, las calificaciones, las horas trabajadas, y la categoría ocupacional que representan la parte “explicada” de la disparidad de salarios entre mujeres y hombres. Pero también existe el factor “no explicado”, cuando a iguales condiciones de trabajo (estudios, categoría, etc.) ellas también ganan menos.

¿Menor remuneración?
El Informe Mundial sobre Salarios 2018/2019 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que a escala mundial, las mujeres siguen percibiendo un salario aproximadamente 20 % inferior al de los hombres.

En el caso de Argentina, las trabajadoras perciben en promedio un 25,2 % menos que los varones ($ 13.860,60 vs. $ 18.537,90), según un informe de Natsumi Shokida de Economía Femini(s)ta en base a datos del Indec del tercer trimestre de 2018.

La informalidad laboral es superior en las mujeres. En el mismo período un 37 % de trabajadoras tienen un empleo no registrado, mientras que para los hombres esta tasa de no registro es del 32,1 %.

Las trabajadoras informales perciben en promedio un 37,2 % menos que sus pares ($ 7.050,30 vs $ 11.225,10). Esto muestra que la brecha salarial de los ocupados es mayor para los trabajadores que tienen peores condiciones de trabajo.

Claves de la disparidad salarial
Los salarios son más bajos para ellas por varios motivos como la segregación horizontal, la segregación vertical, la cantidad de horas trabajadas y un factor “no explicado”.

Las trabajadoras están sobrerrepresentadas en tareas relacionadas a las actividades domésticas y de cuidado, tareas peor remuneradas. Es como una extensión del rol asignado a las mujeres en sus hogares trasladado al tipo de trabajo que “deberían realizar”. Esto se conoce como segregación horizontal o “paredes de cristal”.

En Argentina, el trabajo en casas particulares lo realizan en su mayoría mujeres (94,7 %), también hay concentración en la enseñanza, en los servicios sociales y de salud. En tanto, ellas tienen una baja participación en los sectores como transporte, construcción, y almacenaje.

También hay obstáculos para que las mujeres accedan a cargos de dirección o jerárquicos, puestos mejores pagos, lo que se llama segregación vertical o “techos de cristal”.

Otro factor que incide en la brecha salarial es la cantidad de horas trabajadas. La desigualdad salarial disminuye cuando se comparan remuneraciones por hora, pero la menor disponibilidad horaria de las mujeres está relacionada a otro trabajo que recae en su mayoría sobre ellas, se trata del trabajo reproductivo no remunerado.

Después de la jornada laboral (paga) sigue el trabajo (gratuito) en los hogares, limpiar, cocinar, cuidar a les hijes, o personas mayores y la lista podría seguir si se observa un día en la vida de las mujeres. Según la encuesta de uso del tiempo del Indec, ellas dedican en promedio 6,4 horas diarias a las actividades domésticas, mientras que los hombres sólo 3,4 horas. Es decir, las mujeres realizan el doble del trabajo no remunerado. Tareas que al no ser reconocidas implican un “ahorro” para el Estado capitalista y los empresarios.

También existe otro factor de desigualdad salarial. Se conoce como brecha salarial no explicada cuando una mujer y un varón que trabajan en las mismas condiciones y con las mismas características tienen remuneraciones diferentes. Por ejemplo, muchas mujeres no son asignadas a tareas mejores pagas, les niegan mejores categorías o en el caso del transporte no pueden ser conductoras y quedan relegadas a áreas menos calificadas.

Las trabajadoras organizadas junto a sus compañeros en los lugares de trabajo pudieron arrancar puestos que antes estaban vedados para ellas como en el subte, donde las mujeres pudieron ingresar a puestos de tráfico y guarda gracias a la lucha que llevaron adelante en 1997; o en la alimentación donde casi las únicas trabajadoras que conquistaron categoría de medio oficial (mejor paga) fueron las leonas de Pepsico.

Dar vuelta todo
Este 8 de marzo hay que salir a las calles por nuestros derechos. El ajuste en curso de la mano del FMI y el Gobierno profundizará el deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores, y en especial sabemos que en las crisis las más afectadas son las mujeres.

El acuerdo con el Fondo implicará años de saqueo, no hay posibilidad de mejora sin romper con el organismo y dejar de pagar la deuda, como los espejos de colores que vende el kirchnerismo de renegociar con Lagarde “desde una posición de fuerza”.

En el Paro Internacional de mujeres hay que exigir terminar con el trabajo precario, conquistar el pase a planta permanente de todas las trabajadoras y trabajadores, que todas tengan la oportunidad de capacitarse, y por igual trabajo, iguales condiciones, derechos y salario.

La conquista de mejores condiciones laborales para las mujeres no se puede separar de cuestionar la carga de las tareas domésticas, que será más pesada con los recortes a la salud, y la educación que impone el FMI.

Hay que pelear por una sociedad donde las tareas domésticas sean socializadas y no recaigan individualmente sobre las mujeres. En ese camino luchar por jardines materno-parentales abiertos las 24hs, centros de salud y espacios recreativos de acceso libre y gratuito, y centros de atención para el cuidado de ancianos. Así, como también se necesita servicios sociales de bajo costo y buena calidad como casas de comida, restaurantes, lavanderías, etc., que funcionen en los lugares de trabajo y/o en los barrios, subsidiados por las patronales y el Estado. Este #8M marchamos para darlo vuelta todo. (LID)

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