Llama la atención, cómo los medios de comunicación salieron rápidamente a decir que la Presidenta Cristina fue "dura con el campo", tratando de agrietar algo que fue simplemente duro porque fue liso, sin fisuras, ideológicamente muy correcto.
Una presidenta tiene la obligación de velar por la institucionalidad, la libre circulación por las rutas, la paz social, pero fundamentalmente, debe velar por los pobres. Sí, éste debería ser un principio básico para resolver la institucionalidad: que los pobres tengan justicia social porque si no, no puede haber paz social. Por eso la política de retenciones a las exportaciones tiene como objetivo redistribuir riquezas generando obra pública y trabajo genuino.
En el salón blanco de la Casa Rosada hay un fresco que tiene una imagen de la justicia con el pañuelo arrancado, la espada desenvainada, cadenas rotas en una mano y la balanza desequilibrada. Todo un legado del gobierno peronista que sobrevivió a los bombardeos de la Plaza de Mayo en 1955. ¿Para qué queremos un gobierno que no quiera resolver la pobreza, y así, la seguridad y la gobernabilidad?.
Hubo una proclama del mejor de los federalismos entrerrianos, el de López Jordán, que sostenía que "gobierno del pueblo es aquel que hace lo que el pueblo quiere".
Ese general enfrentó la versión del federalismo entrerriano urquicista, liberal, que se embriagó con las galas y noches de la embajada inglesa y de los unitarios Mitre y Sarmiento.
Y en ese caso y la actual disputa, hacer lo que el pueblo quiera es resolver el problema principal, que es cerrar la grieta de la desigualdad generada por años de políticas neoliberales.
También hay un federalismo unitario entre los entrerrianos poseedores de tierras y arrendatarios, que pretenden que el Estado no se apropie de las ganancias extraordinarias, en detrimento de los pobres, muchos de ellos, también entrerrianos.
En tren de vincular al pasado con el presente, debemos rescatar una frase de Cristina: "Sueño con un bicentenario distinto a lo que fue el centenario donde este país era el principal productor de carne y trigo y sin embargo se morían de hambre y los obreros eran apaleados y fusilados".
Sigo pensando que no cualquier mandatario reivindica las luchas populares y de la clase trabajadora, como lo hizo con el primer peronismo y las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
Sostengo que es un exceso decir que Cristina estuvo dura con el campo: Deberían decir que estuvo honesta y que se posiciona ideológicamente, y que invita a la sociedad y a los sectores medios a defender "sus propios intereses de clase, que son los de la clase trabajadora".
Pero en vez de meterse en el debate que nos plantea la Presidenta a la sociedad, sobre nuestras crisis a través de la historia, las empresas de desinformación se quedan en la anécdota de que los convocó a conformar un partido político, como si fuera una chicana.
Y no fue eso. Cristina asumió hace sólo 6 meses por al Concertación Social y el Frente para la Victoria y debe sostener la estrategia, el programa y los objetivos propuestos, de los cuales no se corrió ni un centímetro y en los que no hubo una mínima especulación.
Por eso, frente a la especulación de ciertos legisladores, que son y serán presionados por los ruralistas como acaba de ratificar el aliado de la Sociedad Rural, Eduardo Buzzi, no queda otra que decirles que deben armar su propio partido y no cohersionar a los legisladores para que defiendan las ganancias de los sojeros. ¿qué dirían si saliéramos a escracharlos si se corren de la posición que dicen querer adoptar pero no pueden porque los presionan en sus pueblos?
Ellos ejercen la violencia en las rutas, son los dueños de los alimentos, explotan a sus trabajadores y como dicen las Madres, "no sólo se mata con balas", sino también con hambre y desabastecimiento. Ojalá retrocedan de su posición mezquina, pero por más que recen, no creo que haya perdón a tanta agresión al pueblo.
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