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Antihumano. La libertad para Javier Milei es "elegir si querés morirte de hambre"

En la entrevista que hizo el periodista Jorge Fontevecchia con Javier Milei y Juan Grabois, el liberal expresó su despiadada visión al respecto de la libertad.

31 de mayo de 2022

"Si vos tenés que elegir entre no comer o ser explotado durante 18 horas ó 14 horas ó 10 horas, yo elegiría ser explotado. Pero esa no es mi volutand." -dijo Juan Grabois.

"¿Cómo qué no? También podés elegir si querés morirte de hambre. ¡Y claro, obvio!"- le respondió Javier Milei.

Esta interpretación sobre la libertad es la lógica del sistema capitalista en estado puro. La decisión entre dejar la vida en el trabajo o no hacerlo y morir de hambre, más que una elección libre, es una elección condicionada, una decisión bajo extorsión.

"Cada uno puede hacer de su vida lo que se le dé la gana" -reafirmó luego Milei- "¿Por qué vos me querés imponer una preferencia? ¿No te parece autoritario?".

Una preferencia... entre la vida y la muerte. ¿Cómo puede ser verdaderamente libre una elección así? Lo que retrata esta escrucijada es que en el mundo reina un sistema donde las grandes mayorías no son libres sino que están obligadas a vender su fuerza de trabajo para sobrevivir.

Y es esta "extorsión" de base la que Javier Milei y los defensores del sistema capitalista ocultan detrás de la palabra libertad. Una extorsión que se asienta en la desposesión de las mayorías trabajadoras y populares, y en la acumulación y propiedad privada de los medios de producción en manos de unos pocos empresarios y capitalistas.

Un poco más adelante en la entrevista, Milei lleva hasta el colmo esta lógica despiadada, asegurando que lo mismo una persona es libre de cortarse un brazo y venderlo, si con ello consigue ayudar a su familia.

Solo en un mundo como el que defiende Milei es posible imaginar un escenario donde una persona "eligiera" mutilarse, para así salvar a su familia. Muchas películas de terror se nutrieron de este imaginario, un statu quo que Javier Milei defiende abiertamente, bajo el nombre de "libertad".

Por eso Libertad Avanza y los demás liberales rabiosos, además de filosofar parados en la antihumana ideología capitalista, son grandes defensores de una reforma laboral que quite los derechos laborales que los trabajadores conquistaron durante un siglo de luchas. Cuando los trabajadores decidieron libremente organizarse entre sí, cada vez que entendieron que su libertad individual solo podía conquistarse através de una lucha colectiva, enfrentandose a las extorsión permanente de los patrones y su Estado.

Es que hay una tercera opción que a la encrucijada que le plantearon a Juan Grabois se le escapa. Un trabajador no solo puede elegir entre ser explotado 14 horas o morir de hambre. También podría elegir organizarse y pelear, por ejemplo, por reducir la jornada laboral sin reducir su salario.

Esa fue la heróica lucha que dieron los martíres de Chicago, con la pelea por las 8 horas de trabajo, derecho que se conquistó en el siglo XX. Y esa es una opción de pelea que la clase trabajadora y las mayorías populares tienen por delante en la actualidad, si no quieren entregar su vida y su salud en el trabajo, mientras otros millones de personas se encuentran desocupadas, subempleadas o trabajando en la informalidad.

Desde la concepción que plantean Juan Grabois, junto a Patria Grande y el Movimiento Evita -dentro del gobierno del Frente de Todos- en la actualidad del mundo capitalista no sería posible terminar con el desempleo estructural, con la precarización laboral y el trabajo en la informalidad; es decir, con las divisiones y desigualdades que los capitalistas imponen, no solo entre ricos y pobres, sino entre los explotados.

Dejando de lado la perspectiva de transformar de raíz las relaciones sociales y de conquistar una verdadera libertad para toda la humanidad, apuntan a mitigar los males del capitalismo, por ejemplo, con la creación de un salario básico universal, que brindaría un ingreso que apenas permita salir de la indigencia y, con suerte, alcanzar el umbral de la pobreza.

A su vez, ellos organizan a estos sectores en movimientos dentro de la UTEP, sin una perspectiva que apunte a unir a los trabajadores excluídos del mercado laboral, con aquellos que se encuentran en una relación de dependencia. Es decir, en la práctica mantienen esa división que favorece la extorsión de los capitalistas.

Su meta está en el desarrollo de una economía popular, donde a lo sumo pelear porque el Estado entregue recursos para que los trabajadores consigan subsistir de su "autoexplotación".

Esta perspectiva, tampoco saca a la humanidad de la extorsión de base: explotación o inanición.

Hay una tercera opción. El Frente de Izquierda Unidad plantea trabajar todos 6 horas, 5 días, con un salario indexado a la inflación que cubra -al menos- el costo de la canasta básica familiar. Como lo han explicado Nicolás del Caño, Myriam Bregman y Alejandro Vilca: si se baja la jornada de trabajo en las grandes empresas del país, y se reparten esas horas de trabajo, se podrían generar en lo inmediato 1 millón de nuevos empleos. Y esto solo para empezar, la pelea apunta a generar trabajos con derechos para todos.

Esta tercera opción se viene gestando y es necesario construirla desde abajo. Forjando la unidad organizada entre los trabajadores registrados, los desocupados, los precarizados y los informales. Uniendo lo que los capitalistas dividen. Dando la pelea en cada barrio, en cada lugar de trabajo y dentro de los sindicatos. Y enfrentándose a las patronales y al co-gobierno del FMI, para conquistar, colectivamente, una vida que merezca ser vivida.

Más a fondo, la tercera opción y la verdadera alternativa entre la explotación y la miseria, es organizar la fuerza social de los explotados para pelear por reorganizar toda la economía y poner los avances de la ciencia y la tecnología (hoy en manos de los capitalistas), en función de las necesidades de las grandes mayorías y en armonía con la naturaleza.

Como dijo Christian Castillo en una entrevista: "cuando la clase trabajadora, que es la gran mayoría de la sociedad, perciba claramente que tiene el poder de organizar la sociedad de otra forma y no que lo tiene que delegar, la sociedad va a cambiar".

Se trata de un Gobierno de los trabajadores, que inicie la transición a una sociedad socialista, sin explotación, sin opresión. Solo entonces, la humanidad estará en condiciones pasar del reino de la necesidad, al reino de la libertad. (LID) Por Carla Libertad

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