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A 80 años.Operación Barbarroja: el día que los nazis invadieron la Unión Soviética

El 1 de septiembre de 1939 comenzaba con la invasión nazi de Polonia la Segunda Guerra Mundial. Un hito de barbarie y destrucción planificada en pos del re ordenamiento de poder de las potencias imperialistas. Una carnicería que se cobró la vida de más de 80 millones de personas persiguiendo la hegemonía mundial.

7 de julio de 2021

Nueve días antes del inicio de la guerra se firmaba el pacto Ribbentrop-Molotov de no agresión entre la Alemania nazi y la URSS. Rompiéndose el 22 de junio de 1941 con el inicio de la Operación Barba Roja que marcaría el comienzo del fin de la ofensiva alemana. La economía planificada soviética, aunque burocratizada, y la moral de la clase obrera como reservas estratégicas de la URSS se pusieron en marcha culminando con la caída de Berlín a manos del Ejército Rojo en 1945. Junto con la entrada de Estados Unidos en la guerra, fueron elementos decisivos del re ordenamiento mundial.

La continuación de la política por otros medios

Lejos de ser vista como el fracaso de la política, la guerra es entendida por Clausewitz, uno de los más importantes e influyentes pensadores militares, como un aspecto inevitable de la política de los estados (1). “En la guerra, la decisión por las armas es en todas las operaciones grandes y pequeñas lo que el pago al contado en las transacciones comerciales. Por más remotas que sean estas relaciones, por más que las liquidaciones rara vez se produzcan, al final deben realizarse” (2).

En este sentido, la política imperialista de búsqueda y conquista de nuevos mercados, así como la acción contra revolucionaria hacia la URSS llevaron al desencadenamiento de una nueva guerra de dimensiones planetarias. Donde la guía para la acción fue la búsqueda de la hegemonía mundial. Mientras que la conquista y destrucción, los medios. Alemania buscó su “espacio vital” (Lebensraum) en la Europa del Este, Japón la mano de obra y recursos naturales en China e Indochina. Gran Bretaña la defensa del comercio privilegiado y expoliación de sus posesiones de ultramar. Estados Unidos el liderazgo a través de su economía y superioridad militar sobre nuevas “zonas de influencia” en todo el mundo.

Albamonte y Maiello sintetizan la caracterización del conflicto en “una guerra interimperialista, una ‘guerra justa’ de defensa de la URSS, y una serie de guerras de liberación nacional en las colonias y semicolonias.” (3)

Un paso hacia la hegemonía mundial

El historiador Ian Kershaw, analizando decenas de documentos, transcripciones de reuniones y discursos de Hitler; rastreó los motivos que empujaron a la Alemania nazi a invadir la URSS.

Según reconstruyó más allá de las motivaciones ideológicas evidentes del anticomunismo, que no habían impedido la firma del pacto Ribbentrop-Molotov de no agresión; lo que guió la acción del Tercer Reich fue la imposición del dominio alemán en Europa continental como única forma de rivalizar con Gran Bretaña y Estados Unidos por la hegemonía mundial.

En relación al abastecimiento de alimentos y materias primas que recibían por parte de la URSS stalinista, Hitler y su ministro de economía Funk coincidían en que Alemania no podía ser “dependiente de fuerzas y poderes sobre los que no tenemos influencia.” (4) Para hacer frente a Gran Bretaña, y sobre todo a Estados Unidos, debía conquistar la plena disposición de recursos y mano de obra con los que contaban los territorios orientales. Además del impulso que significaba la posibilidad de aplastar la cuna de la revolución.

Kershaw sin embargo, asignó todas las responsabilidades de la política del régimen a Hitler y sus colaboradores más cercanos, pertenecientes a una élite militar. Perdiendo de vista los intereses no solo de Estado sino especialmente económicos y el rol de la burguesía imperialista alemana en ese sentido.

Los cambios decisivos

Para Trotsky, las relaciones de Hitler y Stalin con la guerra eran totalmente opuestas. “Hitler recibió de los propietarios el mandato de salvar su propiedad de la amenaza del bolchevismo a cualquier precio y de abrirles el camino a la dominación del mundo. El régimen totalitario de Stalin surgió del gran terror al pueblo revolucionario estrangulado que siente la nueva casta de advenedizos de la revolución.” (5)

El momento de la invasión alemana tomó por sorpresa al gobierno de Stalin. Con un Ejército Rojo descabezado tras los “juicios de Moscú”, avanzaron rápidamente sobre territorio soviético. Penetrando en pocos meses miles de kilómetros sobre las naciones bálticas, Bielorrusia y Ucrania hasta llegar a las puertas de Leningrado, Moscú y Stalingrado. La guerra relámpago (Blitzkrieg) sin embargo se topó con la heroica resistencia de la clase obrera de las grandes ciudades.

Especialmente la batalla de Stalingrado entre julio de 1942 y febrero de 1943, significó un cambio de la dirección en que se desarrollaban los acontecimientos. La larga y heroica resistencia de la ciudad fue lo que agotó las reservas alemanas y le permitió al Estado Mayor soviético (Stavka) preparar la contraofensiva.

En esa resistencia, según Mandel, “a su vez se reflejó claramente un fenómeno social: la superioridad de los soldados y de los trabajadores en la lucha urbana, de casa en casa o de combate en barricada.” (6)

El ejército alemán venía de triunfos militares -uno tras otro- incluyendo la invasión de Francia en junio de 1940, una de las potencias europeas del momento. Pero fue puesto en retirada por la contraofensiva soviética. La combinación de estos hechos con la contraofensiva en el mediterráneo y en el pacífico, protagonizadas por Estados Unidos, marcaron el comienzo de la derrota alemana junto a las demás potencias del Eje.

El despertar del gigante

Tanto la resistencia soviética en las grandes ciudades, incluyendo la formación de milicias obreras que se anticiparon a los designios de la burocracia; como la contraofensiva después, pusieron en movimiento a las masas a pesar de sus direcciones. A diferencia de lo que ocurría en los imperialismos norteamericano e inglés, incapaces de desarrollarlo porque ponía en peligro su propia dominación de clase.

Con la caída de Mussolini en 1943 y la retirada de los alemanes de los Balcanes, hizo entrada en escena además un sector de la clase obrera como actor autónomo. Con guerras civiles y revoluciones en China, Yugoslavia, Grecia, Indochina e Indonesia. Incluso en potencia europeas como Francia e Italia los obreros se sublevarían. Llegando al clímax en Italia con la huelga general insurreccional del 14 de julio de 1948 después del atentado contra Palmiro Togliatti. En Estados Unidos, 12 millones de veteranos de guerra se encontraban en busca de trabajo y en muchos casos no podían conseguirlo, mientras la inflación alcanzaba un promedio de 10% anual. Desarrollándose históricas y masivas huelgas que sacudieron al país.

La burocracia stalinista sin embargo, preocupada por conservar sus privilegios, utilizó el prestigio otorgado por la lucha contra los nazis, para encarar la instauración desde arriba de regímenes burocráticos en la Europa oriental y contener la lucha de clases. Realizando un verdadero reparto del mundo en zonas de influencia junto a Gran Bretaña y Estados Unidos y estableciendo la “coexistencia pacífica”. (LID) Por Nahuel Dominguez

1. Domínguez, Nahuel (2015). Clausewitz y Trotsky: Aspectos teóricos y puntos de contacto para entender la guerra y la política. En Slavin Pablo (compilador) Nuevos debates en Filosofía y Ciencia Política. XV Jornadas Nacionales de Filosofía y Ciencia Política. Mar del Plata. UNMDP. Ver versión digital.

2. Clausewitz, Karl Von (1968). De la Guerra, Buenos Aires, Círculo Militar.

3. Albamonte Emilio y Maiello Matías (2017). Estrategia socialista y arte militar. CABA. Ediciones IPS.

4. Citado en Kershaw, Ian (2008). Decisiones trascendentales. De Dunquerque a Pearl Harbour (1940-1941). El año que cambió la historia. Ediciones Península.

5. Trotsky, León (2013). La lucha contra el fascismo en Alemania. Buenos Aires. Ediciones IPS.

6. Mandel, Ernest (1991). El significado de la Segunda Guerra Mundial. México. Ediciones Fontamara

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