Jacoba Olarte, madre de Alejandro Gómez, quien junto a Orlando Justiniano fueron encontrados muertos a la vera de la ruta nacional 34, en Yuto provincia de Jujuy el 9 de mayo del año 2000 manifestó a la prensa al cumplirse otro aniversario de las muertes de los jóvenes que “El Senador y candidato a gobernador Juan Carlos Romero, junto a Sonia Escudero son responsables del asesinato de mi hijo”.
La Agencia de Noticias Copenoa reproduce parte de la investigación realizada por el periodista Marco Díaz Muñoz que describe cómo sucedieron los hechos. Con relatos de testigos presénciales de las detenciones de Gómez y Justiniano los que aparecerían muertos sobre la ruta nacional 34 en la provincia de Jujuy, en un supuesto accidente de tránsito.
La investigación realizada por Díaz Muñoz, forma parte del libro “Orden, Represión y Muerte”, Diario de la Criminalización de la protesta social en Salta, escrito por el periodista salteño, y Director de la Agencia de Noticias Copenoa.
Ejecución de los desocupados en la ruta.
El 9 de mayo del año 2000 -gobernaba la provincia de Salta el peronista Juan Carlos Romero- desocupados de General Mosconi y el departamento San Martín estaban sobre la ruta 34 reclamando puestos de trabajo. Alejandro Gómez y Orlando Justiniano juntaban leña junto a otros muchachos para que las mujeres encargadas de la cocina en el bloqueo prepararan el almuerzo.
Ante la prensa, Luis Alberto Valdiviezo relataba: “nosotros éramos cuatro, habíamos ido más allá del aeropuerto a juntar leña para llevar al corte de ruta, cuando apareció la camioneta blanca; nosotros nos trasladamos en una camioneta negra que les prestaban a los compañeros, cuando vimos la otra en nuestro trayecto. No le dimos importancia. La camioneta le da paso y entonces bajan el chofer y el acompañante. Eran como cinco en total, y uno tenía el uniforme de la policía de Salta. Yo lo he visto cuando agarró el arma, una escopeta, y disparó un tiro al aire; luego bajaron los otros, me corrieron, pero meterse en el monte no podían”.
Valdiviezo recibió dos disparos que impactaron en su cabeza.
El hecho sucedió entre las 15 y las 16 hrs. de aquel mismo martes. Alejandro Gómez, de 19 años, y Orlando Justiniano, de 20, se trasladaban en una camioneta Toyota modelo Hilux con chapa de Bolivia Nº 732 ZLI, propiedad de Winston Vaca, un Ingeniero boliviano. Los jóvenes aparecieron muertos en un supuesto accidente de tránsito en la ruta 34, en el paraje Arroyo Quemado, jurisdicción de Yuto, provincia de Jujuy.
Audio entrevista a Valdivieso
Los piqueteros presentan un video ante la justicia provincial donde Luis Alberto Valdiviezo relata los detalles de lo sucedido con Gómez y Justiniano en inmediaciones del aeropuerto de General Mosconi.
La causa es caratulada como privación ilegítima de la libertad por el Juez de Instrucción de la ciudad de Tartagal, Nelson Aramayo.
Declaraciones del testigo Valdivieso en televisión.
En el canal Videotar de la ciudad de Tartagal, Luis Alberto Valdivieso testigo de lo sucedido, relato lo que aconteció ese día. ¿Valdiviezo, qué te ocurrió? Yo estaba en la ruta llevando leña con compañeros del Plan Trabajar, con los que estábamos siempre juntos. ¿Vos podés dar los nombres de esos compañeros? No, no los puedo dar. ¿Qué es lo que te sucedió? Nosotros fuimos a buscar leña para la gente a la tarde; eso fue entre las tres y las cuatro de la tarde, más o menos. ¿Te acuerdas de la fecha, o el día? No, me acuerdo que ese día yo no fui a trabajar al Plan, porque decidí acompañar a los muchachos que me pidieron que vaya. ¿A qué lugar fueron a buscar leña? Del aeropuerto para adentro; éramos cuatro o cinco en total los que fuimos del aeropuerto para adentro buscando leña. Unos íbamos macheteando leña y otros la juntaban, cuando vemos una camioneta blanca. No le dimos importancia a esa camioneta ya que por ese trayecto siempre entraban y salían camionetas. En ese momento le digo a un compañero: “dale paso, que pasen ellos y nosotros seguimos cargando”, y así cargábamos leña. “Bueno”, me contesta el compañero. Hablamos al chofer de nuestra camioneta, “corrámonos a un lado y dejemos que pase la blanca, para poder cargar”. Pasan como tres segundos, cuando nos damos frente a frente con ellos. ¿Qué camioneta era? Una traffic. ¿Y en qué camioneta iban ustedes? Una Toyota de color gris oscuro; la conducía un compañero, se la prestaban de Mosconi. ¿Qué pasa cuando se para la traffic blanca? La traffic se para a medio metro de nosotros y ahí baja la gente. Primero veo a dos, al chofer y al acompañante. Cuando se abre la compuerta de la parte de atrás veo que bajan todos; ahí reconozco al primero, que baja con el uniforme de policía, de esos que usan en Salta capital; tenían un camperón, el pantalón y los botines: eran policías. ¿Qué hicieron los policías, cuántos eran? En total eran como cinco. ¿Les preguntaron algo? No, nada, cuando bajaron, el primero, un policía, agarró el arma, una escopeta, hizo un tiro y luego bajaron otros que remontaron y tiraron. ¿Los hirieron a ustedes? Sí, a un compañero y a mí. ¿Vos tenés las heridas de bala? Sí, una ya me la sacaron, recibí dos impactos de bala. La otra la tengo alojada cerca de la vista, posiblemente quedaré ciego, me tendrán que trasladar a Salta Capital o Buenos Aires; se están realizando los estudios, ya me realizaron una tomografía. Por ratos me siento bien, por ratos me mareo, me duele la cabeza, tengo que tomar remedios. Nadie se hace cargo. Le pido a Dios que no quede ciego. ¿Vos estás seguro que las personas que les dispararon eran policías? Eran policías; yo tuve que correr, me dolía mucho cuando me voltearon, y no pude ayudar a mis compañeros. ¿Hiciste denuncias en la justicia? No. ¿Por qué no la hiciste? Porque tengo miedo. Cuando estaba en Salta, después de la operación vinieron dos tipos de civil a preguntar por mí, mi nombre en el hospital, pero nadie sabía que me encontraba en el hospital, únicamente mi familia. ¿Vos crees que alguien te persigue? Yo creo que es la policía, porque cuando me sacaron la bala ellos vivieron y se la llevaron. ¿Tu familia tiene miedo? Yo tengo más miedo que mi familia.
El informe de la policía jujeña.
El jefe de la comisaría de Yuto en el departamento jujeño de Ledesma, comisario Vicente Giménez, determinó que a las 23:40 del 9 de mayo los efectivos policiales recibieron una alerta telefónica que informaba sobre un accidente ocurrido unos minutos antes. La comisión policial encontró la camioneta Toyota en la localidad de Arroyo Quemado. El cuerpo de Alejandro Gómez fue supuestamente hallado en la banquina, y el de Orlando Justiniano se habría encontrado sobre el asfalto de la ruta, ambos ya muertos. A metros se encontraría Jorge Aguado, con vida, y sufriendo una lesión externa a la altura de la clavícula derecha.
La sospechosa declaración de Aguado, el sobreviviente.
El diez de mayo en el Hospital Oscar Arias, lugar donde se encontraba internado, Jorge Ramiro Aguado manifestó a la policía jujeña que se encontraba en condiciones de salud para declarar, contando que antes del accidente, como no manejaba, se había podido quedar dormido, y que recién se despertó cuando los policías le alumbraron el rostro con una linterna. Aguado alegó con los policías que todo había sido un accidente y que no deseaba realizar ninguna acción legal contra nadie.
Transcurridos cuatro meses de la muerte de Gómez y Justiniano, Aguado se presentó en el Juzgado de Instrucción de Primera Nominación a cargo del Dr. Nelson Aramayo, en la ciudad de Tartagal, como sobreviviente del supuesto accidente que le costara la vida a los dos piqueteros.
En la declaración testimonial Aguado aseguraba que, junto a sus compañeros piqueteros, habían salido en la camioneta rumbo a la localidad de Embarcación, donde compraron whisky y se emborracharon. Luego siguieron hasta Orán y continuaron bebiendo alcohol. Volvieron a Embarcación, levantaron a tres chicas que hacían dedo en la ruta, las llevaron a Ledesma, dieron una vuelta en el centro en donde compraron ginebra y se fueron escuchando música. Volviendo por la ruta, a la altura de Yuto y en una curva muy cerrada, Gómez se quedaría dormido y chocarían, dando varios tumbos.
El examen bioquímico complica el alegato policial.
En el primer examen realizado por el médico policía Guillermo Ebrecht en la morgue del hospital de Oscar Arias a los jóvenes Gómez y Justiniano, se dedujo que las muertes se produjeron por un traumatismo de cráneo, y que los cuerpos a su vez también tenían múltiples traumatismos. Por último, el facultativo considera que no es necesario realizar la autopsia a los jóvenes salteños.
Posteriormente, en el expediente de instrucción del juez jujeño Argentino Juárez, el bioquímico de la División Criminalística, Miguel Martínez, informa acerca de los detalles de los exámenes de alcoholemia efectuados a Alejandro Gómez y Orlando Justiniano luego de sus trágicas muertes. El resultado es negativo, lo que desmiente toda acusación referente a una supuesta ingesta de alcohol. En definitiva, los resultados de la investigación médica determinan que los piqueteros no estaban ebrios, y que no se realizó la correspondiente autopsia.
Se devela la falsedad de la declaración de Aguado. Alberto Ramón Ávila fue el policía jujeño que realizó la investigación para establecer el recorrido narrado por el sobreviviente Jorge Aguado a través de la provincia de Jujuy. El investigador Ávila detalla en su declaración testimonial que, en su visita a Aguado al hospital Oscar Arias tras su internación, éste, con ciertas dudas, confirmó la declaración que presentaría luego el informe policial.
Según las indicaciones dadas por Aguado durante el diálogo mantenido, pudo establecer que el vehículo protagonista había recorrido mayoritariamente el sector del camping municipal de la ciudad de Ledesma. Fue allí en donde efectuó entonces sus averiguaciones del caso, pero el resultado fue negativo, y no pudo constatar de ninguna manera, con testigos ciertos, la supuesta presencia de los implicados en el relato.
El investigador policial Ávila realiza luego de manera completa en la ciudad de Libertador el mismo recorrido narrado por Aguado. Su búsqueda de personas que hubiesen visto a los muchachos y a la camioneta, como así también de las jóvenes que supuestamente llevaron hasta Ledesma, Provincia de Jujuy, no obtuvo ningún indicio ni resultado positivo.
Valdiviezo, amenazado, se desmiente y se contradice.
Luis Valdiviezo, el testigo que ante la prensa ratificaba que a Gómez y Justiniano los detuvo la policía salteña, luego se desmiente en su declaración testimonial ante el Juzgado del Dr. Nelson Aramayo de la ciudad de Tartagal.
Valdiviezo desconoció en esta oportunidad los hechos de la investigación, aclarando que no conocía al extinto Alejandro Matías Gómez, que recién por intermedio de comunicaciones radiales y por la televisión se entera de quién se trataba. Luego recuerda que el día jueves, antes del día de la represión, éste muchacho estaba junto con él y otros muchachos del Plan de ésta ciudad. Entre ellos, agrega que no sabe el nombre de ninguno, y que ese día estuvieron durante la mañana y tarde acarreando leña, aclarando que él hizo tan sólo un viaje y se quedó en el corte, mientras los otros continuaron acarreando leña en una camioneta marca Toyota, de color gris oscuro, conducida por uno de los muchachos de Mosconi, de los cuales, continúa narrando Valdiviezo, ninguno era conocido de él. A nuevas preguntas contesta que el vehículo en el que iban lo conducía Gómez, y que cuando fueron al lugar vieron la camioneta blanca, y que de ella salieron los policías pero él se escapó. Finalmente, dice, a las 18 hrs. regresa a su domicilio.
Cuenta luego que regresó el viernes a la mañana, día de la represión, y estuvo allí hasta el momento en que comienzan a atacar los Gendarmes tirando gases y disparando con balas de “verdad”, con las que le hicieron impacto a él en la cabeza. Entonces cayó al suelo y perdió el conocimiento.
Al preguntarle su anterior declaración, contradictoria con ésta, dijo que no conocía a la Sra. Olarte pero que ésta fue a buscarlo a su casa para preguntarle si sabía algo sobre su hijo Alejandro, y él le contó lo narrado. Luego lo invitó a que fuera al canal Videotar para hablar sobre lo sucedido, y él aceptó con la condición de no salir al aire, porque no quería tener problemas. Entonces dijo que habían encontrado muerto al extinto Gómez en la zona de la Finca de Galucci porque lo escuchó en la radio.
El relato de una testigo.
Raquel, el martes 9 de mayo, fue testigo del momento en que una camioneta blanca, con policías en su interior, se llevaba en la caja tres cuerpos cubiertos de bolsas negras. Al contar lo sucedido, por razones de seguridad y por miedo a represalias, ella aclaró que prefería reservar su verdadero nombre.
“Veníamos de viaje y justo mi compañera me señaló que pasaba una camioneta con unos cuerpos tapados con bolsas negras y que estaban acompañados por efectivos policiales en la parte de la caja; nos quedamos frías, pensando a dónde los llevarían; nos apenaba ver esos cuerpos trasladados en bolsas, sin saber si estaban muertos o vivos: sólo veíamos las bolsas negras y los efectivos de la policía que iban atrás. También eran policías con uniformes azules los que manejaban la camioneta; pudimos verlos bien porque pasaron muy despacio, ya que allí el tráfico estaba medio cortado. Nos quedamos duras, frías, pensando a dónde llevaban a esa gente, si iban a la ciudad de Oran o a Salta, porque se dirigían con rumbo sur. Recuerdo la fecha, fue el 9 de mayo; mis compañeras decían que lo que llevaban ahí eran personas, y no sabíamos si estaban muertos o vivos.
“Siempre, es terrible, cada vez que pienso en esas bolsas negras que vi, me pongo muy mal, muy triste.
Marco Díaz Muñoz es Director Periodístico de la Agencia de Noticias Copenoa y Corresponsal de América T.V. y América 24.
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