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La reconocida revista científica Nature plantea necesidad de testeo masivo contra el Covid-19

“El mundo necesita pruebas serológicas masivas en el hogar para detectar anticuerpos provocados por el SARS-CoV-2, y pruebas rápidas y frecuentes en los puntos de atención para detectar la presencia del ARN del virus en poblaciones seleccionadas.” Así comienza la editorial de la revista Nature Biomedical Engineering, publicación del grupo especializada en ingeniería biomédica que publicó este miércoles 8 en su sitio web la reconocida revista científica, que en otra nota publicada ayer se hace eco del reclamo creciente de una estrategia en este sentido en EE.UU.

10 de abril de 2020

La editorial toma los ejemplos de Singapur, Hong Kong, Taiwán y Corea del sur como países que pudieron contener el brote, “demostrando al mundo” que, para contener la propagación del SARS-CoV-2, responsable de la neumonía COVID-19 los gobiernos deben implementar rápidamente y con fuerza testeos, aislamiento de personas infectadas, medidas de localización y cuarentena cuando se requiera, entre otras básicas como distanciamiento social y campañas de concientización .

Dada la estimación de que una vacuna segura y efectiva va a tardar aproximadamente dos años, sostiene que las intervenciones "no farmacológicas" deberán mantenerse "para reducir la amenaza de brotes secundarios y mantener el número de reproducción básico por debajo de 1”, señala la publicación.

“Sin embargo –plantea–, el tipo y el grado de las intervenciones podrían adaptarse mejor si los gobiernos supieran quién está actualmente infectado y quién ha sido infectado y recuperado. Para esto, el mundo necesita ver el despliegue masivo de pruebas serológicas para anticuerpos contra el SARS-CoV-2 (que parecen ser altamente específicas), y pruebas frecuentes de ARN del SARS-CoV-2 en aquellos que probablemente estén expuestos al virus (especialmente trabajadores de la salud) o con un mayor riesgo de enfermedad respiratoria grave (como las personas mayores y más jóvenes con comorbilidades relevantes).”

Apelar a todos los tipos de test disponibles

La editorial señala la necesidad de apelar a los distintos tipos de test disponibles, desde los serológicos que detectan anticuerpos, los test de antígenos y los más efectivos, moleculares, que detectan cadenas de ARN, tanto RT PCR como los LAMP, isotermales, que pueden realizarse en menos tiempo. Recientemente la empresa norteamericana Abbot anunció un un dispositivo para realizar test LAMP en pocos minutos, y en nuestro país están en marcha un proyecto para desarrollar kit de detección rápida mediante esa técnica en el ICT Milstein.

“El rendimiento en el mundo real de tales test serológicos, que actualmente se desconoce, dependerá de la prevalencia real de COVID-19 en la población. Por ejemplo, con un 5% de probabilidad previa a la prueba de tener la enfermedad, una prueba con una sensibilidad del 99% y una especificidad del 95% conduciría a tantos positivos verdaderos como falsos positivos. Por lo tanto, antes del despliegue amplio, los gobiernos deben asegurarse de que estas pruebas de anticuerpos con punción digital estén validadas clínicamente.”

La vía para despejar incógnitas estratégicas básicas

“El mundo debería desplegar test de anticuerpos y ácidos nucleicos a gran escala”, insisten los editorialistas. “Las pruebas serológicas ampliamente disponibles y de bajo costo ayudarían a los gobiernos a adaptar las intervenciones no farmacológicas a ubicaciones y poblaciones específicas, a decidir cuándo relajarlas y permitir a los ciudadanos inmunes al virus ayudar a aquellos que siguen siendo susceptibles a él. Las pruebas masivas también proporcionarían datos valiosos para incógnitas apremiantes: ¿cuáles son las tasas de infección en ubicaciones y poblaciones? ¿Qué fracción de la población es inmune? ¿Cuánto dura la inmunidad y cómo depende de la edad y la gravedad de la infección? El despliegue más amplio de las pruebas de ácido nucleico también proporcionaría pistas sobre la prevalencia de una gama más amplia de síntomas de COVID-19, el papel de los niños en la propagación de la enfermedad y las características epidemiológicas de los supercontagiadores y de los infectados y asintomáticos.”

El papel del seguimiento digital

La nota plantea la necesidad de tomar medidas de seguimiento mediante redes digitales: “Las pruebas deben complementarse con una vigilancia digital inclinada a la privacidad, a través de aplicaciones telefónicas, ayudando al rastreo de contactos y permitiendo niveles más leves de distanciamiento físico, como se hizo en Singapur, Corea del Sur y Taiwán. La desventaja es que cualquier invasión de la privacidad a través del seguimiento de personas puede durar más de lo necesario. Los datos de salud no identificados y agregados, como la frecuencia cardíaca y los niveles de actividad recopilados a través de dispositivos comerciales, también pueden predecir (https://detectstudy.org) la aparición y ubicación de brotes.” Efectivamente, este tipo de técnicas –agregamos– de aplicarse, deben estar bajo estricto control de organizaciones de trabajadores a fin de evitar estas derivas de control social.

Testeo masivo: una necesidad acuciante para enfrentar la pandemia en nuestro país

A más de un mes del primer caso en Argentina y a 20 días de la implementación del aislamiento obligatorio, desde La Izquierda Diario venimos publicando análisis de diferentes especialistas a partir de las experiencias en otro países y tomándolos como herramientas para aportar al debate sobre las medidas necesarias para enfrentar la pandemia. Hasta el momento, la existencia de una política relacionada con el uso de los test como una herramienta para combatir la epidemia en Argentina sigue siendo una incógnita. Más allá de su uso confirmatorio en los casos graves, o para realizar el alta de pacientes infectados, la política oficial parece partir directamente de la negación de su relevancia sanitaria como complemento de otras medidas de distanciamiento social (desde la simple distancia en colas hasta la cuarentena). Esto se suma a la falta de información precisa y pública sobre la puesta en funcionamiento de los centros de testeo, la compra y distribución de los kits, los concursos y la asignación de presupuesto a los proyectos de desarrollo científico y las instancias de intercambio entre especialistas. Resulta por lo menos llamativo la existencia de al menos tres líneas de investigación aplicadas al desarrollo de mejores test locales y la ausencia de una orientación sobre la posible aplicación de estos desarrollos científicos. No se trata de una medida ni un reclamo aislado: estas políticas no pueden estar escindidas de desarrollar y proveer los insumos y pautas de seguridad para les trabajadores de salud y demás tareas necesarias, ni de otras medidas sociales urgentes.

Por supuesto, algunos sectores afines al gobierno intentan cercenar el debate epidemiológico con “no somos Corea, acá no hay plata”, naturalizando el hecho de que en lo que va de la pandemia se pagaron 750 millones de dólares en deuda externa, o que se podría aplicar un impuesto de 3 % a las grandes fortunas, tal como plantean incluso sectores del mismísimo Partido Demócrata estadounidense.

Otro argumento que esgrimen en el mismo sentido tiene que ver con la falta de insumos a nivel mundial, dejando de lado que se trataría en todo caso de -habiendo reconocido la necesidad- realizar la exigencia antiimperialista correspondiente. Incluso una revista del establishment científico como Nature deja expuesto, como ya lo había hecho hace pocos días el Financial Times] respecto a las medidas económicas, el carácter decadentemente naturalizador de la dependencia y sumisión de este argumento:

“En nuestro mundo globalizado –concluye–, el riesgo de nuevas oleadas de brotes de COVID-19 y, por lo tanto, de consecuencias económicas drásticas prolongadas, seguirá siendo sustancial mientras persista cualquier brote en cualquier lugar. Es de interés para el mundo que los países más ricos proporcionen kits de prueba, conocimientos técnicos y de salud pública, personal, equipo de protección personal y, finalmente, las dosis de vacuna necesarias a los países más pobres para ayudarlos en sus esfuerzos para reducir y contener la propagación de SARS-CoV-2. Esta es la próxima prueba de la humanidad.”

Por Juan Duarte / Ciencia y Tecnología. Docente en la UBA.

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