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Es Genocidio. El precio de contar el genocidio en Gaza: más de 200 periodistas palestinos asesinados

14 de abril

De octubre a diciembre de 2023: Los meses más sangrientos para el periodismo
Desde el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás lanzó ataques contra Israel se desató la brutal ofensiva militar israelí sobre Gaza, este pequeño enclave se convirtió en una trampa mortal no solo para sus 2,3 millones de habitantes, sino también para quienes arriesgan sus vidas por mostrar la verdad: lxs periodistas.

Del 7 de octubre a diciembre del 2023, en menos de 90 días 50 periodistas palestinos fueron asesinados por las fuerzas israelíes en Gaza, convirtiéndose este hecho en el más letal para la prensa en tiempos modernos. Ningún conflicto en el siglo XXI ha aniquilado a tantos comunicadores en tan poco tiempo. Más del 80% de las víctimas murieron en ataques directos contra sus hogares, vehículos o equipos de prensa. Israel no ha investigado ni un solo caso, en cambio, justifica cada crimen acusando a las víctimas de ser "terroristas".

Estos no son daños colaterales. Son crímenes de guerra diseñados para enterrar la verdad bajo los escombros de Gaza. En una guerra que ha desplazado a casi toda la población y devastado el territorio, informar se ha vuelto una tarea heroica y, con demasiada frecuencia, un sacrificio.

La acusación sistemática de "terrorismo" sirvió para justificar el asesinato de corresponsales

Lxs periodistas son civiles. Atacarlos deliberadamente en una zona de guerra, o en este caso, en un territorio que está siendo víctima de un genocidio, es un crimen de lesa humanidad, prohibido por el derecho internacional. Sin embargo, Israel no solo los bombardea, sino que los señala como "terroristas" sin pruebas, justificando su aniquilación sistemática.

Desde octubre de 2023 hasta abril de 2025, al menos 217 periodistas y trabajadores de medios han sido asesinados en Gaza, según Reporteros Sin Fronteras (RSF). El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) confirma más de 170, pero la cifra real podría ser mayor. El 80% eran jóvenes entre 20 y 40 años, hombres y mujeres que dejaron tras de sí familias destrozadas y un legado de resistencia.

Ejecuciones planificadas: Chalecos de prensa no los salvaron

"Transmitimos sus voces. Nuestro único delito es mostrar la imagen y la verdad", clamaba Hossam Shabat, periodista palestino de Al Jazeera, antes de ser asesinado en octubre de 2024 tras ser acusado sin evidencia de pertenecer a Hamás. Su caso no es aislado. Organizaciones como RSF y el CPJ han denunciado un patrón de ataques deliberados: bombardeos a vehículos y chalecos identificados como prensa, drones que persiguen a reporteros, acusaciones infundadas que convierten a los informadores en blancos legítimos para el ejército israelí. "No hay pruebas concluyentes de afiliación ni permiso para matar", sostienen estas organizaciones, exigiendo justicia ante una comunidad internacional que calla con hipocresía.

Esta no es solo una cronología de muertes. Es la prueba de que, cuando callan a la prensa, matan la verdad. Y el mundo lo permitió.

La lista de mártires es demasiado larga. Hisham Al-Nawajah, de 27 años, fue el primero, asesinado el 9 de octubre de 2023 en un bombardeo mientras cubría evacuaciones en Remal. Ayat Khadoura murió en noviembre en un ataque a su hogar en Beit Lahiya. Jabr Abu Hadrous pereció con su familia en Nuseirat en diciembre. Hamza Dahdouh, hijo del corresponsal de Al Jazeera Wael Dahdouh —quien ya había perdido a varios seres queridos—, cayó en enero de 2024 bajo un dron israelí. En julio, Ismail Al-Ghoul y Rami al-Rifi, también de Al Jazeera, fueron eliminados en Shati pese a llevar chalecos de prensa. En abril de 2025, Ahmed Mansour, de Palestina Today, murió calcinado en Jan Yunis, acribillado por esquirlas mientras trabajaba en su computadora, devorado por las llamas sin poder escapar.

Silencio cómplice: ¿Dónde está la comunidad internacional?

Gaza es un cementerio de periodistas y un desierto informativo. Israel prohíbe la entrada a reporteros extranjeros, aislando al enclave junto a Egipto, mientras Hamás ejerce presiones internas. Los periodistas locales se enfrentan a cortes de electricidad, falta de comunicación, desplazamientos forzosos y la pérdida de hogares, amigos y familiares. Safinaz al-Louh, por ejemplo, vio morir a su hermano camarógrafo. A pesar de ello, estos héroes anónimos siguen siendo los ojos y oídos del mundo, documentando uno de los conflictos más letales del siglo XXI.

El doble crimen: Matar al mensajero y borrar la verdad

Desde La Izquierda Diario venimos repudiando el genocidio al pueblo palestino y la complicidad y financiamiento al Estado sionista de Israel por parte de Estados Unidos y las potencias imperialistas de Europa. Nuestra voz está al servicio de organizar las luchas pero también de extender la solidaridad con el pueblo palestino y el repudio al genocidio.

Esto no es solo un ataque a la prensa, es un intento de borrar la memoria de un pueblo. Más de dos centenarios de periodistas han sido silenciados, pero ninguna investigación internacional ha obligado a Israel a rendir cuentas. La complicidad del imperialismo y sus aliados perpetúan esta masacre. Los nombres de Hisham, Ayat, Hamza, Ismail, Ahmed y tantos otros resuenan como un grito de resistencia. La verdad no se bombardea, la lucha por la libertad no se apaga.

Nota:
Este artítulo está basado en testimonios de CPJ, RSF, Al Jazeera y periodistas en Gaza - tomados de redes sociales. (LID)

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Diario de la criminalización de la protesta social en Salta - Marco Diaz Muñoz

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