Con las recientes medidas anti migrantes aprobadas por el gobierno de Trump, se ha autorizado la entrada de los agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (Immigration and Customs Enforcement, ICE) a escuelas, centros de trabajo e iglesias. Uno de los efectos secundarios, además del abandono de los campos de cultivo y de centros de trabajo con altos índices de empleo de migrantes por miedo a dichas redadas, ha sido el cateo y retención de sectores indígenas estadounidenses.
Los indígenas estadounidenses, llamados en el gigante del norte como "nativos americanos" (Native Americans, a diferencia de Canadá, donde se les conoce como "primeras naciones"), no fueron, como México y Latinoamérica, mantenidos en sus poblaciones y regiones ancestrales (lo que no quita el constante hostigamiento del Estado burgués moderno y los procesos de despojo que conlleva), sino que fueron reducidos poco a poco a vivir en reservas. Con las medidas anti inmigrantes de Trump, han sido también blanco de ataques.
La Oficina de la Nación Navajo, la cual habita en reservas a lo largo de los estados Arizona, Nuevo México, Utah y Colorado (además de que estos otrora territorios mexicanos fueron arrebatados en la guerra expansionista de 1846-47), ha recibido cientos de denuncias de indígenas navajo (o diné, como se llaman a sí mismos) que viven por fuera de las reservas los cuales han sido hostigados por el ICE. El presidente navajo, Buu Nygren, a través de la radio comunitaria KTNN, declaró que "mi oficina ha recibido múltiples informes de ciudadanos navajos que han tenido experiencias negativas, y a veces traumáticas, con agentes federales que persiguen a inmigrantes indocumentados en el suroeste del país".
Por lo menos 15 indígenas navajo/diné denunciaron haber sido hostigados en sus centros laborales por agentes del ICE en los estados de Nuevo México y Arizona. Las denuncias detallan que fueron interrogados o incluso detenidos y se les exigió dar prueba de su ciudadanía estadounidense.
Un incidente denunciado por una mujer navajo/diné detalla que en su trabajo, en Scottsdale, Arizona, siete de ellos fueron alineados en camionetas blancas y detenidos dos horas sin comunicación ni derecho a usar sus celulares hasta que se les permitió pedir fotos de sus Certificados de sangre india (CIB, por sus siglas en inglés). Es decir, el sistema estadounidense es tan racista que exige a los indígenas cargar con credenciales que acrediten su status como miembros de las comunidades originarias del país. El presidente navajo/diné Nygren declaró que "tener su identificación estatal es crucial, y si posee un CIB, puede proporcionar un nivel adicional de tranquilidad".
Pero esto no es nuevo. Ya desde inicios del siglo XX existía la política de "una gota" (one drop rule), la cual estipulaba que una sola persona que tuviera ascendencia africana era considerada negra aunque su tez fuera blanca. Una regla tan racista que incluso los nazis creían que era demasiado extrema.
Los ataques a comunidades originarias estadounidenses es probable que se incrementen en la nueva administración de Trump. Su secretaria de seguridad interior, Kristi Noem, además de tener bajo su adscripción al ICE, también fue notoria porque, como gobernadora de Dakota del Sur, tuvo altercados con las comunidades indígenas de ese estado luego de afirmar que éstas tenían nexos con los cárteles mexicanos y que los líderes tribales obtenían ganancias al cultivar droga en las tierras de las reservas indígenas.
Si bien las redadas han causado, por un lado, como mencionábamos al inicio de este artículo, el vaciamiento de centros laborales con altos índices de trabajo migrante (por ejemplo, en los supermercados) y de los campos de cultivo, también han generado una oleada de protestas en solidaridad con los migrantes. Del otro lado del Bravo, en cambio, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha puesto en marcha el programa "México te abraza".
A pesar de sus declaraciones de denuncia del trato a migrantes y mexicanos y de poner a disposición los consulados mexicanos para atender a los indocumentados en Estados Unidos, Sheinbaum ha mantenido una política que, en los hechos, mantiene una colaboración con el gobierno estadounidense. La fórmula sigue siendo que el gobierno imperialista deporta a mansalva a miles y México los recibe, les da un pequeño apoyo y los incorpora a la población económicamente activa del país. Un gesto humanitario que no plantea el derecho de esos migrantes a permanecer en Estados Unidos, sino que permite que éste los pueda deportar sin problema de su lado.
Contra las políticas de Trump que pretenden separar familias y deportar a millones de sus hogares, así como contra el servilismo de los gobiernos latinoamericanos que en retórica confrontan a Trump pero en los hechos colaboran con él, desde La Izquierda Diario México consideramos organizarnos a través de las fronteras para decir: ¡abajo el muro fronterizo! ¡Ningún ser humano es ilegal! ¡Plenos derechos para todos los migrantes! (LID) Por Óscar Fernández. Politólogo - Universidad Iberoamericana
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