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¿Biden o Trump?: el impacto en la economía argentina

Este martes se realizan las elecciones en Estados Unidos, ¿es lo mismo si gana Trump o Biden para Argentina?

El Gobierno argentino no emitió declaraciones a favor de ningún candidato. Fernández pretende establecer una buena relación ya sea con Trump o Biden porque Estados Unidos es la primera potencia imperialista, y, además, tiene un peso importante en el FMI con el que está renegociando un acuerdo.

El jefe de Gabinete de la Cancillería, Guillermo Justo Chaves, declaró al sitio El Destape que para ellos "es absolutamente indiferente. Con los problemas que tenemos y con la política exterior que planteamos, que gane Trump o Biden no afectará las relaciones entre los países de forma determinante”.

4 de noviembre de 2020

Hay sectores que plantean que un triunfo de Joe Biden y con los demócratas tomando el control del Congreso sería más beneficioso para los “países emergentes”, como Argentina ya que implicaría un paquete de estímulo fiscal para Estados Unidos, con un dólar más bajo, que aumentará el precio de las materias primas. Pero es una visión optimista cuando el rumbo de la economía local está sobredeterminado por la crisis mundial, donde el país es uno de los eslabones más débiles producto de la recesión y descalabro financiero que vienen desde 2018.

Leandro Morgenfeld ante la pregunta si a la región le da igual, si gana Trump o Biden respondió que cree que no. “Lo primero que hay que decir es que la estrategia estadounidense de mantener a su patio trasero como su área de influencia, defender sus bases militares y los intereses de sus corporaciones y atacar a los gobiernos, actores sociales y políticos que promuevan una integración latinoamericana autónoma es un objetivo compartido por todo el establishment estadounidense desde el establecimiento de la doctrina Monroe (1823)”, agregó el especialista.

Para Morgenfeld “las diferencias son en las tácticas y las modalidades empleadas, en el uso de hard (Trump) o soft power (Biden), en apelar más al multilateralismo (Biden) o al bilateralismo (Trump) y en la retórica más o menos agresiva, por ejemplo, contra Cuba. Tener esto en claro es fundamental para no alimentar falsas expectativas. Ya Obama decepcionó a quienes creyeron en su promesa de 2009 de una nueva política «entre iguales» con los países de la región”.

Negociación con el FMI

El Gobierno ya comenzó la negociación con el Fondo por el préstamo millonario que le otorgó el organismo a Macri. Así, ya logró la aprobación de un presupuesto de ajuste para el año próximo para cumplir con las exigencias del FMI. Para Fernández es importante que Estados Unidos respalde la negociación ya que dicho país tiene poder de veto, tiene el 17 % del capital y de los votos.

El rol del presidente de Estados Unidos en el organismo quedó a la vista cuando el actual presidente del BID, Mauricio Claver-Carone reconoció que el préstamo millonario a Macri fue impulsado por Donald Trump para financiar la reelección del expresidente.

El FMI también permitió financiar la fuga de capitales con sus fondos, que está prohibido en sus estatutos. Según un informe del Banco Central durante la era Macri la fuga de capitales fue por más de U$S 86.000 millones.

Claver-Carone, quien seguirá al frente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a pesar del resultado electoral de EE.UU., en una entrevista a La Nación sobre la negociación con el FMI y Argentina señaló que “el Fondo me preguntó si hay un programa nuevo si el BID podría invertir, poner más dinero. Yo les dije de mi parte que tengo toda la voluntad para hacerlo, para ayudar a la Argentina. Ahora, la realidad es el espacio que tengamos en la cartera (de préstamos). Es más complicado, pero tenemos la voluntad de hacerlo”.

El oficialismo considera que hay un nuevo FMI bajo el liderazgo de Kristalina Georgieva, pero el plan de ajuste que el organismo exigió en Costa Rica y en Ecuador adelanta que no hay un Fondo con rostro humano. Las recetas siguen siendo más recortes, reforma laboral, previsional y tributaria. Con Trump o con Biden en la Casa Blanca esto no cambiará.

Relación con China

Donald Trump logró que Claver-Carone, sea electo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Estados Unidos es el principal accionista del BID con 30 %, y rompió así una tradición no escrita que regía en los 60 años de vida de la institución con sede en Washington por la cual un latinoamericano lideraba el Banco y un estadounidense ocupaba la vicepresidencia. De esta manera Trump dio una señal ofensiva hacia América Latina.

Trump impuso a Claver-Carone como candidato porque el control del banco, que da financiamiento para proyectos gubernamentales de infraestructura (incluyendo la obra pública), “es parte del poder de fuego de Estados Unidos para limitar la creciente influencia de China que se ha transformado en el principal socio comercial de muchos países de América Latina aliados de Estados Unidos, y también en un gran prestamista (superior al BID), con Venezuela, Brasil, Ecuador y Argentina como los cuatro principales receptores de financiamiento chino”, como explica Claudia Cinatti.

Sin embargo, no solo a Trump le preocupa el rol de China en la región. Toda la élite económica, que incluye a los Demócratas, coincide en tener una política imperialista más agresiva hacia China, hay una disputa de fondo por los espacios mundiales de acumulación de capital, por la primacía tecnológica, y por la hegemonía mundial.

Valeria Carbone, historiadora y especialista en Estados Unidos, sobre la disputa entre China y Estados Unidos y la relación sobre América Latina señaló que “el gobierno norteamericano está preocupado por la presencia china en la región. Y el hecho de que China se convirtió en un prestamista para gobiernos latinoamericanos. Entonces creo que, independientemente de quien gane la elección, este será un tema de discusión de ambos gobiernos y que el eje va a estar en cómo cada administración maneje esta cuestión”.

Argentina transita una profunda crisis en un contexto de crisis mundial. Como señala Esteban Mercatante “Trump o Biden pueden marcar distintos lineamientos, pero la misma rapacidad imperialista, que para la región significa saqueo financiero, extractivismo, presión para los alineamientos políticos contra la “amenaza” China y para mantener todas las políticas de apertura económica, liberalización y beneficios al capital trasnacional”. La clase trabajadora no tiene nada que festejar con Biden o Trump. (LID)

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