En 2020 la economía se hundió 10 %, la mayor caída desde 2002

Esta caída afectó de conjunto a las familias trabajadoras debido a la pérdida de millones de puestos de trabajo y la suba de la pobreza por encima del 40 %. Al mismo tiempo unos pocos multimillonarios vieron crecer sus ganancias.

La pobreza alcanzó a más del 40 % de la población, se perdieron millones de puestos de trabajo y el PBI (Producto Bruto Interno) cayó más del 10 %. Con estos datos podríamos estar hablando de las consecuencias de la crisis del 2001, pero también de la situación vivida en 2020. Este miércoles el Indec informó que el Estimador Mensual de la Actividad Económica de diciembre registró una nueva caída y acumuló un derrumbe del 10 % en el año 2020. Para encontrar una cifra similar es necesario remontarse al 2002 cuando llegó a perder un 10,9 %, luego de que el Estado quebrara saqueado por la deuda externa, bajo el mandato del FMI.

La crisis económica tuvo como una de sus principales consecuencias el aumento de la desocupación. Para el mes noviembre la AFIP calcula que los empleos registrados fueron 296.000 menos que en el mismo mes del 2019 y la última estimación del Indec incluyendo a los no registrados contabilizó una pérdida de puestos de trabajo cercana a los dos millones. Con una inflación sin freno y sin poder salir de sus casas por meses, las condiciones de vida se hicieron extremadamente difíciles para todos aquellos que perdieron sus ingresos.

Para aquellos que pudieron seguir contando con un sueldo la situación tampoco fue fácil. Si se compara el promedio salarial entre 2020 versus 2019, los resultados revelan una reducción del poder adquisitivo de los salarios de entre un 3 y un 4 % frente a la inflación. Para los trabajadores privados registrados fue de 1,5 %, para sector público la caída fue de 6,2 %, el total registrados y para los no registrados del 5,2 %. Esto partiendo del piso al que se había llegado durante el macrismo, luego de una pérdida de 20 puntos.

Pero con esto no alcanza para dar cuenta de la situación, el costo de vida de los que menos tienen creció por encima del 36 % que aumentaron el conjunto de los precios. Las canastas con las que el Indec mide la pobreza y la indigencia, se incrementaron 45,5 % y 39 % respectivamente. Es decir, poder comprar los alimentos y hacer frente a gastos básicos se hizo todavía más imposible para millones de personas. Esta combinación de despidos, salarios bajos y alta inflación llevó a que la pobreza supere el 40 %.

La crisis no fue igual para todos, empresarios como Paolo Rocca de Techint o Marcos Galperín de Mercado Libre vieron crecer sus patrimonios en millones de dólares. La caída en la producción no implica pérdidas para todas las empresas, por el contrario muchas aprovecharon la oportunidad para concentrar porciones del mercado y multiplicar sus ganancias.

Aún con la pandemia sin resolución a la vista, la inflación en subida y la crisis sin solución, el gobierno está aplicando un ajuste mediante el Presupuesto 2021, partiendo de la eliminación el IFE y los fondos extra para combatir la pandemia. En Asistencia Social el recorté es del 14 % y en salud supera el 9 %. La clave para Alberto Fernández y Martín Guzmán está en mostrar una baja del gasto público para lograr un acuerdo con el FMI, no en priorizar buscar soluciones para la crítica situación social.

Para empezar a revertir esta decadencia es urgente un salario mínimo de $ 50.000 atado a la inflación de los alimentos y elevar la jubilación hasta la canasta de consumos mínimos de los jubilados. Un Ingreso Familiar de Emergencia de $ 40.000 para los que se quedaron sin empleo y hacer real la prohibición de despidos y suspensiones. Medidas elementales que deberían ser acompañadas de otras que cambien la estructura económica para comenzar sacar al país del atraso y la dependencia, como el no pago de la fraudulenta deuda externa. Y así poder avanzar en garantizar una vida digna para todas las familias trabajadoras. (LID) Por Matías Hof