"Reza, trabaja y calla", dicen los cascos de algunas estancias salteñas. Con ese lema, y a punta de fusil, la oligarquía azucarera construyó su imperio en todo el noroeste argentino. Robustino Patrón Costas, fundador del ingenio San Martín de Tabacal, fue parte de esa estirpe. Como gobernador conservador de Salta, puso el Estado al servicio de su clase. Barrió de esas tierras a los pueblos guaraníes, y explotó por igual a whichis, tobas y obreros. 16 horas de trabajo, en terribles condiciones, (...)