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Más derrumbe económico, la única promesa de Macri para el segundo semestre

Todos los datos de la economía a partir de la corrida cambiaria iniciada a fines de abril muestran un deterioro sin matices. La industria cayó 8,1 % en junio, y la construcción 0,1 %.

3 de agosto de 2018| Esteban Mercatante |

No cabe otra palabra que derrumbe para definir lo que ocurrió con la actividad manufacturera en junio: esta registró una caída de 8,1 % respecto de igual mes de 2017.

Si bien en el acumulado del año se registra un crecimiento de 1%, la comparación se realiza con un muy bajo: junio de 2017 era el segundo mes de recuperación del sector después de quince meses continuos de retroceso continuado, como resultado de la política del gobierno de Macri. De profundizarse la tendencia actual, 2018 se orienta a ser otro año en rojo para el sector.

El hundimiento de la industria, que va por su segundo mes consecutivo, coincidió con el inicio de la corrida cambiaria, que llevó la cotización del dólar de 21 a 28 pesos (con picos arriba de 30), causó el despido del jefe del Banco Central y dos ministros y condujo a Macri a solicitar asistencia del FMI.

El único sector industrial que registró en junio un resultado positivo es el de metálicas básicas, que creció 9,8%. Las caídas las lideran la refinación de petróleo (-19,9%), el sector automotriz (-11,8%) , y caucho y plástico (-11,1%).

Las industrias que acumulan un retroceso en los primeros seis meses del año son la alimenticia (-0,5%), tabaco (-5,4%), textil (-7,4%), refinación de petróleo (-5,6%), química (-3,8%), y caucho y plástico (-3,1%). Las que en cambio registran crecimiento entre enero y junio son papel y cartón (3,1%), edición e impresión (1,2%), minerales no metálicos (6,8%), metálicas básicas (16,2%), automotriz (14,7%), y el resto de la metalmecánica (0,8%).

En junio también cayó la construcción (-0,1%), sector que hasta mayo venía resistiendo con números marcadamente positivos.

Tormenta perfecta
Los motivos para el retroceso generalizado de junio son varios. En primer lugar, la corrida cambiaria, que recién a comienzos de julio empezó a mostrar señales de aquietarse, con el saldo de una formidable devaluación del peso. Recordemos que el sector manufacturero local funciona con una elevada proporción de componentes importados; el dólar inestable significó que durante más de dos meses resultó imposible definir el precio de algunos insumos fundamentales. Esto contribuyó a frenar la actividad.

El segundo motivo para la caída está en el deterioro del poder adquisitivo. Como muestran incluso las cifras oficiales, el salario viene perdiendo por afano contra la inflación en lo que va del año, y esto repercute en el consumo. Los sectores manufactureros más vinculados al consumo local resultaron fuertemente golpeados.

Un tercer motivo es el descalabro financiero creado por la política monetaria. Al calor de la corrida, la tasa de interés de referencia pegó un salto; de estar en 27 % en abril pasó a 40% hoy. En la última licitación de letras del Banco Central (Lebac), este pagó 46,5 %. Mientras que la tasa de interés entre bancos (call) ronda también 40%.

Esto impactó negativamente en el financiamiento de las empresas, lo cual se traduce en menor actividad. Aunque las cadenas de pagos no se rompieron, aumentó notablemente la morosidad; las deudas con atraso crecieron un 2,1% en el primer semestre de 2018. Y se cortó abruptamente la toma de créditos: en julio la expansión del crédito privado en pesos rondará el 1% nominal mensual.

Finalmente, un cuarto motivo para el frenazo industrial y de la construcción está en el recorte fiscal. Si ya desde principio de año se habían frenado desembolsos en obras y aceleró el recorte de subsidios (acompañado de tarifazos), con el compromiso adoptado en medio de la corrida de reducir el déficit de este año 0,5 % del PBI adicional respecto de lo pautado en el presupuesto (para concluir con un déficit primario de 2,7%), el gobierno nacional definió mayores recortes en la obra pública y otros gastos. Esto pega de manera directa en la construcción, y repercute en industrias entrelazadas.

Sin promesas para el segundo semestre
Desde el gobierno nacional sostienen que el parate económico será breve. Lo afirman algunos de los funcionarios que meses atrás decían que la deuda del país y el desequilibrio externo externo no eran un gran problema. No hay motivos para creer que esta vez sí acertarán.

Aunque algunos sectores industriales y exportadores celebran con el nuevo tipo de cambio, no hay motivos para esperar en muchos sectores una reactivación gracias al nuevo tipo de cambio. El agro obtiene mayores ganancias, pero no aumentará el volumen. Las industrias como la automotriz que también venden a Brasil y otros países del Mercosur, también afrontan una demanda externa más floja de la que pronosticaban meses atrás.

Algunos sectores industriales se verán beneficiados por una menor competencia de productos importados en el mercado local, que ahora con el nuevo dólar son más caros. Pero la contrapartida es que el mercado interno seguirá en caída, por efecto de las tasas de interés que no dan señales de bajar y el poder adquisitivo golpeado por el alza inflacionaria.

Mientras tanto, el efecto del ajuste fiscal se irá haciendo sentir cada vez más fuerte en la segunda parte del año.

Sin promesas que ofrecer para el segundo semestre, las fichas del gobierno están puestas en 2019. Pero excepto el agro, si la nueva campaña no resulta afectada otra vez por inundaciones o sequías, no hay ningún sector que aparezca como potencial motor de la economía. Las inversiones en Vaca Muerta, o el florecimiento de las inversiones del nuevo megamonopolio de comunicaciones creado por la fusión de Telecom y Cablevisión, son golondrinas que no hacen verano.

Con el mismo pensamiento mágico con el que apostó a la lluvia de inversiones, ahora Macri parece confiar en los réditos que pueda darle ser el mejor alumno de Lagarde. Este plan, de improbable éxito en el marco de condiciones internacionales que se vuelven paulatinamente más duras, depende además de que el gobierno avance firmemente en su plan de guerra contra el pueblo trabajador.

Hay que pararles la mano ya, para que el ajuste lo paguen los que lo generaron. (LID)

Foto: Matías Baglietto

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