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Identikit de los expertos en la generación de aludes

Es común en las sierras de Aguaragüe y Río Seco la costumbre de descabezar o “desmochar” algún cerro sobre el cual se decide la ubicación del pozo: a fuerza de voladuras con explosivos y con la ayuda de topadoras, el cerro elegido es “nivelado” para la construcción de una importante plataforma , sobre al cual aparte de las instalaciones de perforación, bombeo y de almacenamiento estarán también un helipuerto, una playa de maniobras y para maquinaria vial y los eventuales campamentos. Este “descabezado” de un cerro implica sencillamente rebajarle la cima en 20 0 40 metros, con la obvia remoción de miles de metros cúbicos de tierra, que generalmente son volcados sobre alguna quebrada de los alrededores.

Tartagal: crónica de una tragedia anunciada

Ante el desastroso alud que ensombreció la ciudad de Tartagal en la mañana del martes 9 de febrero, COPENOA entrevistò al ingeniero Martín Herran, docente e investigador de la Universidad Nacional de Salta, y con veinte años de militancia ecologista independiente, el cual consideró imperioso analizar las posibles causas de la tragedia, así como intentar aclarar responsabilidades.

Según Herran, resulta indignante para el ciudadano común, y especialmente para el sufrido pueblo tartagalense, leer y escuchar a los “expertos”, quienes en los últimos días se han puesto de acuerdo en asegurar, categóricamente, que el aluvión de lodo y troncos, que sepultó a media ciudad y arruinó la vida de centenares de vecinos, no obedeció a ninguna actividad humana, sino que fue tan sólo la consecuencia de un fenómeno climático potenciado por las características geológicas de la zona.. Más o menos con esas palabras, funcionarios nacionales y provinciales, responsables técnicos de las áreas de ambiente y recursos hídricos y hasta el gobernador salteño, no dudaron un instante en fijar una posición que oculta las reales responsabilidades, escudándolas detrás del argumento fatalista el “desastre natural impredecible e inevitable”.

Herràn quien durante muchos años recorrió las selvas del norte salteño y jujeño, cuando apoyaba la lucha de comunidades Kollas y Guaraníes en defensa de sus montes y tierras, sostiene que se está negando a la opinión pública el acceso a la información completa. Según su análisis , las causas y responsabilidades parecen evidentes:

Las empresas petroleras

Tartagal y las otras ciudades de la zona basaron su desarrollo en dos grandes ramas del sector primario; la extracción de hidrocarburos y la explotación maderera.

La actividad petrolera ha sido, y sigue siendo en el presente, una práctica con grandes impactos sobre el ambiente, al punto que existen en el mundo varias redes de resistencia a la misma.

En la etapa de prospección sísmica, que se realiza para conocer la ubicación y volumen de reservas de gas o petróleo, es imprescindible la cuadriculación del área asignada con una red de líneas de explosivos subterráneos; los mismos se entierran a diez metros bajo al superfiecie o menos, y las líneas de explosivos recorren la selva sin esquivar arroyos ni laderas empinadas. El objetivo es generar microsismos, para lo cual cada tiro genera presiones en el interior del suelo de 250 toneladas por centímetro cuadrado, con ondas expansivas que debilitan y fracturan los frágiles suelos de las laderas de cerros y quebradas.
En la etapa de explotación es habitual la apertura de huellas para la circulación de equipos pesados, verdaderas rutas que atraviesan las serranías hasta llegar a la ubicación de los pozos. El tránsito de camiones y máquinas viales significa una fuente permanente de vibraciones, compactaciones y golpes sobre los suelos, fenómenos que suelen ocasionar derrumbes en los tramos más empinados.

Pero quizás la etapa más crítica en lo ambiental es la instalación de los campamentos y pozos de explotación; es común en las sierras de Aguaragüe y Río Seco la costumbre de descabezar o “desmochar” algún cerro sobre el cual se decide la ubicación del pozo: a fuerza de voladuras con explosivos y con la ayuda de topadoras, el cerro elegido es “nivelado” para la construcción de una importante plataforma , sobre al cual aparte de las instalaciones de perforación, bombeo y de almacenamiento estarán también un helipuerto, una playa de maniobras y para maquinaria vial y los eventuales campamentos. Este “descabezado” de un cerro implica sencillamente rebajarle la cima en 20 0 40 metros, con la obvia remoción de miles de metros cúbicos de tierra, que generalmente son volcados sobre alguna quebrada de los alrededores.

La madera, riqueza del norte

Las yungas han sido históricamente, junto a la selva misionera, el lugar de abastecimiento de maderas finas para todo el país. Aún hoy, incluso cuando los montes de San Martín y Orán están prácticamente agotados debido a las décadas de “explotación de tipo minera”, es decir, hasta agotar los “yacimientos” de árboles, se sigue pensando en el Roble Salteño (en real peligro de extinción) o en el Cedro Orán, en cualquier punto de la Argentina, como las maderas más finas y vistosas para ebanistería y mueblería.

Sucede que los árboles de interés monetario para los aserraderos están hoy en lugares muy inaccesibles, en general sobre laderas y a veces en las cimas de las serranías. Las empresas madereras, entonces, deciden abrirse camino por pendientes y quebradas hasta donde se encuentran los ejemplares valiosos. En la actualidad , la extracción forestal en laderas selváticas es cotidiana, y al igual que con las huellas petroleras, sus consecuencias son graves, generando una multitud de pequeños derrumbes en el afán de llegar a los árboles de interés, estén donde estén.

Herràn asegurò a COPENOA que fue testigo de extracción forestal ilegal en tierras fiscales, y recorrió montado a caballo, en julio de 2008, varias huellas abiertas por las topadoras en las que debió bajar del animal para guardar el equilibrio. Este tipo de práctica maderera ha sido la causa de derrumbes muy importantes, aunque no tan difundidos por haber sucedido en zonas poco pobladas, como los aluviones de las Quebradas de Algarrobito y Volcán, en 2001 y 2004, y el de la Quebrada de Aujón en 2006, todas en el departamento San Martín. Incluso está en duda todavía la causa real de la segunda explosión del Gasoducto Norandino, en 2001, que se desencadenó luego del derrumbe de una ladera en la cornisa de Vado Hondo, Orán, y que aparentemente habría sido causada por la prospección sísmica que una petrolera había hecho poco antes sobre las laderas.

Herràn recuerda asimismo el caso de la explotación forestal en Finca San Andrés, con máquinas y camiones robando la madera de las comunidades Kollas en quebradas muy escarpadas y con derrumbes incluso durante la explotación; este acontecimiento mereció la intervención de la Secretaría de Ambiente de la Nación, y fue en esa oportunidad cuando la licenciada Victoria Lichstein visitó el lugar y exigió al gobierno provincial que se detuviera la explotación por los graves daños ambientales.

Lo más grave, indica el ambientalista, es que el marco jurídico provincial es muy endeble en ese aspecto, y tanto la Ley Provincial 5242 y las respectivas resoluciones y disposiciones reglamentarias son muy flexibles en lo concerniente a laderas: hay solamente una disposición vigente que establece que “Los bosques con relieve escarpado (pendientes superiores a 45% , o sea un ángulo de 22º ) no podrán ser incluidos como bosques productivos y serán clasificados como bosques protectores, cuyo aprovechamiento requiere normas especiales”.
Sin embargo, no dice absolutamente nada acerca de las vías de acceso o “vías de saca” de los troncos; es decir, si un empresario maderero descubre un grupo o rodal de cedros en la cima de un cerro, nadie le impide legalmente cortarlo, y no se regula el modo en que sus topadoras y camiones abrirán las huellas para llegar hasta arriba.
Esto se repite durante toda la estación seca en la mayor parte de las yungas salteñas, y al comenzar cada año las lluvias, conocidas por su torrencialidad, producen una infinidad de micro y macro derrumbes, que naturalmente van confluyendo en los cauces de arroyos y ríos de la zona. Uno de ellos , casi seguramente, deber haber sido el Tartagal.
Es así que, mientras la Nación y las provincias no regulen de manera muy seria y responsable las explotaciones madereras e hidrocarburíferas, aluviones como los del Río Tartagal seguirán apareciendo periódicamente, declarò el ecologista a COPENOA.

Por último, el ingeniero se mostró indignado al escuchar a técnicos universitarios que hoy están al frente de puestos ejecutivos clave en lo ambiental, asegurar , sin gran conocimiento de causa, que no existen causa antrópicas de este mortal aluvión. Causa vergüenza ajena , dice,, saber que profesionales que han asumido la función pública en representación de la universidad estatal estén siendo tan claramente funcionales a los intereses especulativos de siempre, y que no sean consecuentes con el juramento de graduación, en donde todos los egresados nos comprometemos a “poner el ejercicio de nuestras profesiones al servicio de la justicia social”.

1 Mensaje

  • Identikit de los expertos en la generación de aludes 13 de junio de 2009 01:30, por Mari

    Excelente artículo, é invalorable el aporte del Sr.Martín Herran, conocedor de la zona, dando a saber las reales causales del alud que afectó a Tartagal, y que se intentó culpar a la naturaleza. Ya nadie desconoce las verdaderas causas de esta tragedia, y se esperan medidas contra los responsables de esto, quienes con total impunidad nos sumieron en la desgracia yel infortunio. Y todavía pretenden seguir en el sillón, qué caraduras¡ El pueblo no debe olvidar los momentos vividos, para no caer en el mismo error. Ahora que vienen las elecciones, se debe dar el golpe de gracia a estos caraduras de siempre, para que dejen de causar tanto daño. Mari

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