Según un informe de Fundar en base a datos oficiales, los salarios reales cayeron cerca de un 30% desde su pico en 2017 y ya no garantizan salir de la pobreza. El fenómeno afecta especialmente a sectores como la industria, el agro, la construcción y el servicio doméstico.
Tener empleo en la Argentina ya no es sinónimo de poder escapar de la pobreza. Según datos relevados por la organización Fundar a través de su base de datos Argendata, un 28,6% de los trabajadores ocupados en el país no logra cubrir el costo de la canasta básica, lo que los ubica por debajo de la línea de pobreza.
Este fenómeno de los llamados “trabajadores pobres” se agravó en los últimos años como consecuencia de la fuerte caída del salario real. Según cifras del INDEC citadas por Fundar, los salarios actuales se encuentran casi un 30% por debajo del último pico registrado en 2017.
El informe destaca que los sectores más afectados son el servicio doméstico, la construcción y el agro, donde más de la mitad de los ocupados viven en situación de pobreza. A estas actividades se suman otras con altos índices de precariedad como el comercio, hoteles y restaurantes, y parte del sector industrial.
En contraste, sectores como minería, hidrocarburos y servicios financieros muestran índices de pobreza significativamente menores, por debajo del 10%, en línea con los altos salarios que históricamente registran.
Llama la atención el caso de la industria manufacturera, que, pese a estar entre las ramas con mejores remuneraciones promedio, muestra una tasa de pobreza del 29,7% entre sus trabajadores. Fundar sugiere que esto podría explicarse por la composición de los hogares industriales, que suelen ser más numerosos y con menor participación femenina en el ingreso familiar, además del peso de pequeñas unidades productivas con bajos niveles de formalidad.
A nivel general, la pobreza afectó al 38,1% de la población argentina en el segundo semestre de 2024, según el último informe del INDEC. Si bien representa una baja de 14,8 puntos porcentuales en comparación con la primera mitad de ese año, este descenso se debió en parte al incremento de la ayuda social, incluyendo programas como la AUH y la Tarjeta Alimentar.
Sin embargo, sin esa asistencia estatal, la pobreza habría alcanzado el 39,8%, según cálculos del econometrista Martín Rozada. Esta situación refleja la fuerte dependencia de amplios sectores sociales de los programas de contención y, al mismo tiempo, el deterioro persistente del poder adquisitivo.
Pese a una leve mejora entre abril y noviembre de 2024, los salarios se estancaron en los últimos meses, mientras la inflación volvió a acelerarse y las paritarias se pactaron a la baja, sin dar señales de una pronta recuperación del poder adquisitivo. (Infogremiales)
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