Miles de efectivos de las Fuerzas Armadas iniciaron a su vez un operativo para impedir el tráfico armas en las fronteras.
Desde las multitudinarias manifestaciones ocurridas en junio de 2013, durante la Copa de las Confederaciones, las autoridades compraron 226.000 bombas y proyectiles con gases lacrimógenos para dispersar protestas en Río de Janeiro, Sao Paulo y las otras 10 sedes de la Copa del Mundo, según un informe elaborado por el Ejército.
Además, fueron adquiridos miles de cargadores (...)