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Ya hay un millón de especies de animales y plantas en peligro de extinción

Así lo señaló el Panel Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad (IPBES). “La tasa de extinción de especies se acelera con graves impactos en personas de todo el mundo”, advierten.

8 de mayo de 2019

“La naturaleza declina globalmente a tasas sin precedentes en la historia humana y la tasa de extinción de especies se acelera con graves impactos en personas de todo el mundo”, advierte un histórico nuevo informe del Panel Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios del Ecosistema (IPBES), cuya séptima sesión plenaria se reunió en París desde el pasado 29 de abril hasta el 4 de mayo.

Según el químico británico Sir Robert Watson, quien dirige el IPBES desde febrero de 2016, “la salud de los ecosistemas de los que nosotros y todas las demás especies dependemos se está deteriorando más rápido que nunca. Estamos erosionando los propios fundamentos de nuestra economía, sostenimiento, seguridad alimentaria, salud y calidad de vida global”.

“Las contribuciones de la biodiversidad y la naturaleza a las personas son nuestro patrimonio común y la red de seguridad más importante para la vida de la humanidad. Pero nuestra red de seguridad está casi a punto de romperse”, señaló Sandra Díaz (Argentina), profesora de Ecología comunitaria y de ecosistemas de la Universidad Nacional de Córdoba que copresidió la evaluación con el profesor Josef Settele (Alemania) y el profesor Eduardo S. Brondízio (Brasil y Estados Unidos).

“La diversidad dentro de las especies, entre las especies y los ecosistemas, así como muchas contribuciones fundamentales que derivamos de la naturaleza, están disminuyendo rápidamente, aunque todavía tenemos los medios para asegurar un futuro sostenible para las personas y el planeta”, señaló Díaz.

Resultados
La abundancia de especies nativas en la mayor parte de los hábitats terrestres decayó en al menos un 20 % desde 1900. Más del 40 % de las especies de anfibios, 33 % de corales y más de un tercio de los mamíferos marinos están amenazados. La evidencia sobre insectos sugiere que al menos un 10 % se encuentra bajo amenaza, 680 especies de vertebrados fueron extintas desde el siglo XVI y más del 9 % de todas las razas domesticadas de mamíferos utilizados para la alimentación y la agricultura se extinguieron en 2016, con al menos 1.000 razas más amenazadas.

El Informe también señala que desde 1980 las emisiones de gases de efecto invernadero se han duplicado, elevando las temperaturas globales promedio en al menos 0.7 grados centígrados, ya que el cambio climático ya está afectando a la naturaleza desde el nivel de los ecosistemas hasta el de la genética. Se espera que los impactos aumenten en las próximas décadas, en algunos casos superando el impacto del cambio de uso de la tierra y el mar y otros impulsores.

A pesar del progreso para conservar la naturaleza e implementar políticas, el Informe también encuentra que los objetivos globales para conservar y usar la naturaleza de manera sostenible y lograr la sostenibilidad no pueden alcanzarse con las trayectorias actuales, y los objetivos para 2030 y más allá solo pueden lograrse a través de cambios transformadores a través de cambios económicos, sociales, políticos y tecnológicos.

Con un buen progreso en los componentes de solo cuatro de las 20 Metas de Aichi para la Diversidad Biológica, es probable que la mayoría se pierda en la fecha límite de 2020. Las tendencias negativas actuales en la biodiversidad y los ecosistemas socavarán el progreso hacia el 80 % (35 de 44) de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, relacionados con la pobreza, el hambre, la salud, el agua, las ciudades, el clima, los océanos y la tierra. Por lo tanto, se muestra que la pérdida de biodiversidad no solo es un problema ambiental, sino también un problema de desarrollo, económico, de seguridad, social y moral.

Otros puntos destacados del informe
• Las tres cuartas partes del medioambiente terrestre y alrededor del 66 % del medioambiente marino han sido alteradas significativamente por “las acciones humanas”. En promedio, estas tendencias han sido menos severas o evitadas en áreas mantenidas o administradas por pueblos indígenas y comunidades locales.
• Más de un tercio de la superficie terrestre del mundo y casi el 75 % de los recursos de agua dulce se dedican ahora a la producción agrícola o ganadera.
• El valor de la producción agrícola ha aumentado en aproximadamente un 300 % desde 1970, la extracción de madera en bruto ha aumentado en un 45 % y cada año se extraen en todo el mundo aproximadamente 60.000 millones de toneladas de recursos renovables y no renovables, casi el doble desde 1980.
• La degradación de la tierra ha reducido la productividad del 23 % de la superficie terrestre global, más de $ 577 mil millones de dólares en cultivos anuales están en riesgo por la pérdida de polinizadores y entre 100 y 300 millones de personas tienen un mayor riesgo de inundaciones y huracanes debido a la pérdida de hábitats costeros y protección.
• En 2015, el 33 % de las poblaciones de peces marinos se estaban capturando a niveles insostenibles, el 60 % se pesca de forma máxima sostenible, y solo el 7 % se captura en niveles inferiores a los que se pueden capturar de forma sostenible.
• Las áreas urbanas se han más que duplicado desde 1992.
• La contaminación plástica se ha multiplicado por diez desde 1980, 300-400 millones de toneladas de metales pesados, solventes, lodos tóxicos y otros desechos de instalaciones industriales se descargan anualmente en las aguas del mundo, y los fertilizantes que ingresan a los ecosistemas costeros han producido más de 400 “zonas muertas” en los océanos, totalizando más de 245.000 km2 (591-595), un área combinada mayor que la del Reino Unido.
• Las tendencias negativas en la naturaleza continuarán hasta 2050 y más allá en todos los escenarios de políticas explorados en el Informe, excepto aquellos que incluyen un cambio transformador, debido a los impactos proyectados del aumento del cambio en el uso de la tierra, la explotación de organismos y el cambio climático, aunque con importantes diferencias entre regiones.

¿Puede haber sustentabilidad en un sistema económico irracional?
El informe plantea que esta tendencia podría revertirse con un cambio “fundamental, una reorganización amplia de sistemas en lo tecnológico, económico y social, incluyendo paradigmas, metas y valores”. Propone además manejos integrados y acercamientos intersectoriales que tengan en cuenta los intercambios entre la producción de comida, la energía, la infraestructura, el agua potable y la conservación de la biodiversidad. El punto más sobresaliente es que explicita la necesidad de “alejarse del actual y limitado paradigma del crecimiento económico” e incluso hace mención al problema de la extracción de recursos que se produce en una parte del mundo para satisfacer la demanda de consumo en otras regiones.

Sin embargo, vale la pena poner en tensión estas ideas, ya que bajo el sistema de producción capitalista, el calentamiento global, la acidificación de los océanos, del aire y la contaminación del agua, la deforestación, la extinción de las especies, etc. son el resultado necesario e inevitable de anteponer los beneficios económicos de una minoría acaudalada a la sostenibilidad de la vida. La necesidad del capitalismo de producir cada vez un mayor número de mercancías es fundamentalmente incompatible con la sustentabilidad ecológica. Las reformas parciales a modelos económicos y comerciales son insuficientes mientras la sed de ganancia de los capitalistas se siga llevando por delante el planeta. Es lo que entiende la juventud que se moviliza bajo la consigna “No hay planeta B” en todo el mundo y empieza a cuestionar que la única salida para la crisis ecológica es cambiar el sistema y no el clima.

El informe más completo jamás hecho
El Informe de Evaluación Global del IPBES sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas es el más exhaustivo jamás completado. Es el primer informe intergubernamental de este tipo y se basa en la histórica Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de 2005, que presenta formas innovadoras de evaluar la evidencia.

Recopilado por 145 autores expertos de 50 países en los últimos tres años, con aportes de otros 310 autores contribuyentes, el Informe evalúa los cambios en las últimas cinco décadas, proporcionando un panorama completo de la relación entre las vías de desarrollo económico y su impacto en la naturaleza. También ofrece una gama de posibles escenarios para las próximas décadas.

Basado en la revisión sistemática de alrededor de 15.000 fuentes científicas y gubernamentales, el Informe también se basa (por primera vez en esta escala) en el conocimiento indígena y local, en particular sobre temas relevantes para los pueblos indígenas y las comunidades locales.

Por Roberto Andrés y Laura Borse (LID)

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