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Radiografía de la juventud precarizada en Argentina

Los datos confirman lo que todo el mundo sabe, pero nadie habla: el 70 % de las y los jóvenes que trabajan lo hacen bajo condiciones de elevada precarización. Cuál es la situación en cada lugar del país, cómo afecta en particular a las mujeres y quiénes trabajan en las apps como Glovo o Rappi.

15 de mayo de 2020

Detrás de cada número hay jóvenes que necesitan trabajar, que quieren estudiar, que quieren disfrutar y vivir plenamente. Pero esos números, a pesar de su frialdad, ayudan a reflejar y dimensionar la realidad que cotidianamente afecta a la abrumadora juventud en el país: la de la precarización del trabajo y de sus vidas.

En definitiva, los datos confirman lo que todo el mundo sabe, pero de lo que nadie habla: el 70 % de las y los jóvenes que trabajan lo hacen bajo condiciones de elevada precarización. Sin aportes jubilatorios, obra social, riesgos del trabajo, con contratos a término, como monotributistas o con bajos ingresos inferiores al salario mínimo (ver abajo "qué es la precariedad laboral extrema").

Esta información es exclusiva de La Izquierda Diario, y surge de un análisis realizado por Rosana Martinez y Liz Carpinetti, sociólogas y demógrafas que procesaron la base de datos de la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (EPH-Indec).

Son datos que corresponden al tercer trimestre del 2019, por lo tanto aún no captan el empeoramiento del empleo y los ingresos a partir de la crisis desatada con la pandemia y las medidas de confinamiento, meses en los cuales aún no está disponible la información en el organismo estadístico.

Es que en los grandes medios, si hablan del mercado laboral, se limitan a brindar información general o datos agregados que publica el Indec. En el mejor de los casos se mencionan las altas tasas de informalidad (de 35,9%), pero sin mostrar el conjunto de situaciones de precarización extrema que afectan a las trabajadoras y trabajadores.

Si para el total de ocupados la precarización laboral extrema alcanza al 50 %, es decir, una de cada dos personas ocupadas atraviesa una situación de precariedad, en los jóvenes de menos de 30 años ese dato se eleva a 7 de cada 10 ocupados.

En las mujeres el impacto es mayor, llegando al 73 %, en tanto que en los varones es igualmente elevado, de 68 % de jóvenes precarios.

En el norte, 9 de cada 10 jóvenes trabajadores son precarixs

En algunas zonas del país los resultados son alarmantes. Especialmente en las provincias del norte, se registran tasas de precariedad extrema que alcanzan a 9 de cada 10 jóvenes.

Estos son los casos de los aglomerados de Posadas (93 %), Salta (90 %), Santiago del Estero-Banda (88 %), Jujuy- Palpalá (87 %), Corrientes (86 %), Gran Catamarca y Gran Tucumán-Tafí Viejo (83 %).

Pero también están por encima del promedio Gran Mendoza (82 %), Gran San Juan (81 %), Concordia (79 %), Gran La Plata (75, 2%), Mar del Plata-Batán (75 %) y San Luis- El Chorrillo (71 %).

Por su parte, en Gran Córdoba la precarización llega al 70 % de los jóvenes y en, Bahía Blanca-Cerri y Partidos del GBA al 69 %.

La nueva modalidad: trabajadores de Apps

Si bien son una minoría aun entre los jóvenes trabajadores, la modalidad de trabajo como repartidor o en una aplicación de celular se está expandiendo.

Se calcula que hay 60 mil trabajadores en las compañías de mensajería y entregas por aplicación como Pedidos Ya, Glovo, Rappi y UberEat, quienes trabajan en un 91 % bajo modalidades precarias de contratación vía Monotributo, encubriendo relaciones de dependencia.

De acuerdo a la Encuesta de Trabajadores de Plataforma del año 2018 que se presenta en la publicación "¿Cómo es trabajar para una app en Argentina?", un estudio coordinado por CIPPEC, la mayoría de sus empleados son jóvenes. En Glovo, el 71,9 % de los encuestados tenía entre 18 y 29 años, mientras que en Rappi el 69,7 %.

A pesar de que las patronales de las Apps planteen que no existe una relación laboral, o que la mayoría de los repartidores realiza entregas como complemento de sus ingresos, el trabajo del CIPPEC revela que un tercio realiza más de 45 horas por semana (está sobreocupado), un 11 % realiza entre 40 y 45 horas, y un 22 % realiza entre 20 y 40 horas por semana.

Asimismo, el estudio muestra que sus empleados tienen un mayor nivel educativo que la población general. En Glovo sólo el 9 % no había terminado el secundario, en Rappi el 3 %.

Por último, se destaca la participación de migrantes de otros países de América Latina. En Rappi y Glovo trabaja una mayoría de migrantes recientes. En el primer caso los mismos representan el 83,6 % de los prestadores y, entre los de Glovo, el 65,7 %, y predominan las personas provenientes de Venezuela.

La mitad de los desocupados son jóvenes

Otro dato que brilla por su ausencia en los grandes medios, pero que está muy claro de ver en los informes del Indec, es la sobrerrepresentación de la juventud entre quienes están buscando activamente trabajo.

En el cuarto trimestre de 2019, el 50 % de los desocupados eran jóvenes. Es decir, una de cada dos personas que busca trabajo es una persona de entre 14 a 29 años.

Esto es así porque entre las mujeres jóvenes la desocupación alcanzaba al 18,9 %, y en los varones era de 16,9 %, mientras que el nivel general era de 8,9 %, igualmente expresando una situación de mucha vulnerabilidad en el mercado de trabajo.

Debe recordarse que estos datos son de finales de 2019, en momentos previos a la acentuación de la crisis con el inicio de la pandemia. Esta fue la excusa con la que las patronales están buscando descargar los costos sobre las y los trabajadores mediante despidos, suspensiones y rebajas salariales.

Por una vida que merezca ser vivida

En el libro "Rebelde o precarizada" (2019) del diputado Nicolás del Caño, se describe esta realidad agobiante para millones de jóvenes de todo el país. No se trata sólo de una precarización laboral, sino también de una precarización ante la vida.

Esto se refleja en las dificultades materiales para poder estudiar. Solo el 50 % de los jóvenes termina la secundaria a tiempo, mientras que de los universitarios uno de cada cuatro (el 25 %) logra terminar la carrera. En el caso de los estudiantes terciarios, el libro detalla que el 70 % tiene un trabajo precario.

Pero también se muestran enormes ejemplos de rebeldía y de lucha de jóvenes trabajadores en todo el mundo, contra las reformas laborales o educativas. Posteriormente a su publicación, vimos el ejemplo de los jóvenes chilenos que se levantaron contra el régimen pinochetista que "les quitó tanto, que también les quitó el miedo", como expresaron sus protagonistas.

"Esa rebeldía y esa lucha por los derechos de los trabajadores tiene que ir más allá. Porque hoy la técnica y la ciencia permitirían que todos tengamos trabajo, trabajemos menos horas y tengamos tiempo para el ocio, el arte. La juventud ve que el capitalismo no solo precariza el trabajo y la vida de las grandes mayorías sino también de la juventud", declaró este jueves Del Caño en el programa "Se Tenía Que Decir" ante las manifestaciones de jóvenes precarizadxs que ocurrieron en muchas provincias del país ese mismo día.

"Estamos viendo lo que pasa en la pandemia. Creo que esto muestra cuáles son sus prioridades. Por eso no solo hay que apostar a la organización sindicales de las y los trabajadores, sino una organización política que nos permita darlo vuelta todo, terminar con esta sociedad de miseria y explotación”, sentenció.

¿Qué es la precarización laboral extrema?

No existe un consenso sobre a qué llamar "precariedad". En el estudio que realizaron Rosana Martinez y Liz Carpinetti que se presenta en este artículo, el criterio considerado para identificar a una situación como de "extrema precariedad" es toda aquella situación laboral que, o bien no cumpla con los derechos laborales mínimos, o bien presente ingresos muy bajos, ni siquiera alcanzando el salario mínimo, vital y móvil tanto para asalariados como para cuentapropistas. Se trata entonces de un piso de precarización.

En el caso de los asalariados se agrupó a aquellos que cuenten con al menos una de las siguientes condiciones: que no tenga descuento jubilatorio, o que no tenga derechos laborales en relación de dependencia como aguinaldo, vacaciones pagas, días pagos por enfermedad, obra social o estabilidad en el puesto de trabajo, o cuyo salario sea menor al SMVM.

Los no asalariados incluyen a los cuentapropistas con salarios insuficientes (menores al salario mínimo, vital y móvil) y trabajadores familiares sin remuneración.

En la estimación se excluyó a los ocupados que se encuentran bajo la categoría ocupacional de patrones.

Cabe mencionar que el límite de ingresos mínimos en el salario mínimo vital y móvil, que al momento de relevarse los datos ascendía a $ 16.875 pesos (y sigue aún igual, ya que no se actualizó), es un monto que a su vez resulta muy por debajo de lo que necesita un trabajador para cubrir una canasta total.

La Junta Interna de Ate Indec estimó que en marzo la Canasta de Consumos Mínimos para un hogar compuesto por dos mayores y dos menores para satisfacer sus necesidades alcanzó los $ 66.013,20. Mientras que la línea de pobreza era en ese mes de casi $ 42.000. (LID) Por Lucía Ortega

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