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¿Puede el Banco Central contener una eventual corrida cambiaria?

El único "logro" económico que le queda por mostrar al gobierno es llegar hasta octubre con un dólar relativamente controlado. ¿Podrá lograrlo? Seis aspectos clave en la resolución de esta contienda.

10 de abril de 2019| Lucía Ruiz |

En las últimas semanas los ritmos de la crisis se fueron acelerando. El dólar coquetea los $ 45, la inflación no cede y el riesgo país tocó este martes el punto más alto del año, alcanzando los 815 puntos.

El gobierno de Macri se debilita, mientras crece la incertidumbre sobre el rumbo de la economía y por los plazos que durará el inestable equilibrio del tipo de cambio, prácticamente "atado con alambre".

La única apuesta que tiene en carpeta el gobierno es a llegar a octubre con un dólar relativamente estabilizado. Pero mientras la demanda del billete verde no cesa, ¿con qué herramientas y apoyos cuenta el gobierno como para lograr sus objetivos?

¿Podrá contener una eventual corrida contra el peso ante un cambio inesperado en alguno de los frentes (internacional, nacional o del escenario político electoral)?

Algunos elementos a tener en cuenta

1- Un Banco Central con pocas herramientas: Si el dólar empieza a trepar, el Banco Central puede hacer poco a decir verdad. La intervención clásica que consiste en operar en el mercado directamente vendiendo dólares, recién puede aplicarla una vez que la cotización supere la banda superior de la "zona de no intervención" pautada por Sandleris (el presidente de la entidad) con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

E incluso en ese caso, sólo puede vender dólares a un ritmo de U$S 150 millones al día. Poco, si estamos hablando de una corrida cambiaria que puede llegar a exigir una venta de más de U$S 2.000 al día, como sucedió en las corridas de 2018, en las que se les permitió a grandes bancos dolarizarse rápido y barato.

La "zona de no intervención" es una banda cambiaria en la cual el Banco Central (BCRA) no puede intervenir en la cotización de la divisa, sino que debe dejarla liberada. Si fuese por el FMI, el dólar no debería tener banda de ningún tipo y la flotación sería absoluta. Por el momento, el Fondo aceptó una banda de no menos de un 30 % entre su piso (este lunes, un dólar mayorista entre $ 39,595) y su techo (dólar mayorista a $ 51,240). Banda que se ajusta diariamente al alza, a un ritmo de devaluación del 2 % mensual.

Pero si el dólar tocase su techo en las próximas semanas, es decir, que suba de casi $ 45 a $ 51, sería una crisis para el gobierno y sus perspectivas electorales, sumado a que el límite para que deje de subir, en un contexto de incertidumbre generada por tal devaluación, no se sabe a qué nivel llegaría. Por ello, querrá evitarlo a toda costa.

El problema es que las herramientas restantes, si no es una venta directa de dólares en el mercado, son también bastante débiles. Por el momento, el único freno a que la fuga de dólares no sea una verdadera sangría, mayor a la actual, es la bicicleta financiera. Es decir, convencer a los especuladores de que es más conveniente apostar a la deuda del Central (o también a la del Tesoro) que comprar dólares.

Pero para ello debe subir las tasas de interés a niveles exorbitantes, como las actuales entre 67 % y 70 %, pateando para adelante el problema y confiando en que la deuda del Banco Central generada por inundar el mercado de Letras se licuará por el propio efecto de la devaluación. El resultado es un virtual aniquilamiento del crédito, retirar billetes de circulación y hundir más la economía.

2- El desembolso de U$S 10.800 que se desvanece en el aire: Dada la imposibilidad del Banco Central de vender dólares mientras la cotización esté dentro de la "banda", el FMI autorizó a vender al Tesoro U$S 60 millones por día, hasta un monto de U$S 9.600 millones. Por lo tanto, hasta agosto este mecanismo podría estar en vigencia.

El Tesoro es el Ministerio de Hacienda que dirige Nicolás Dujovne, que está formalmente separado del Banco Central, aunque en los hechos ahora todos están comandados por Lagarde. El antecedente a este tipo de subastas por el Tesoro es del año pasado, cuando lanzando un volumen mayor de dólares al actual ( en su momento U$S 150 millones) no se pudo detener la corrida de agosto/septiembre.

El problema entonces es que -a decir de Esteban Mercatante-, la subasta de U$S 60 millones diarios son prácticamente "dósis homeopáticas". Comparado con el volumen diario que opera el mercado, de más de U$S 600 millones al día, esta venta apenas se corresponde con apenas un 10 % de lo que se mueve normalmente.

Asimismo, la venta de dólares se realizaría con condiciones conocidas de antemano por los operadores, "lo cual resta posibilidad de manejar esas liquidaciones con alguna discrecionalidad para sorprender al mercado".

3 - Dudas sobre la liquidación de dólares del agro: Gran parte de las miradas estas últimas semanas estuvo puesta en una supuesta "lluvia de dólares" provenientes del campo. Los datos hasta marzo muestran que la liquidación de dólares de las exportaciones están aún muy por detrás de las del año pasado, a pesar de que hubo allí una sequía que afectó la producción.

Si bien la cosecha 2019 estaría arrojando una producción en torno a los U$S 28.000 millones, el oficialismo espera que entren U$S 25 mil millones de liquidación, no obstante algunas fuentes del sector están barajando números inferiores, entre U$S 20.000 y U$S 22.000 al año.

Los precios internacionales de las commodities agrarias no colaboran, siendo que se encuentran en valores relativamente bajos en términos de la historia reciente, como consecuencia de las tensiones comerciales entre EEUU y China. En particular, está bajo el precio del yuyo verde (la soja), el grano más cosechado en la actualidad en el país.

Estos últimos días se empezó a percibir en el mercado cambiario, lentamente, la aparición de un mayor flujo de dólares provenientes del agro. Del sector opinan que el caudal es de U$S 70 millones diarios. El gobierno espera a que antes de agosto entren U$S 14 mil millones del campo.

Si bien esta entrada de dólares del agro le daría un alivio esperado por el gobierno, no es un monto suficiente para disipar el riesgo.

Por su parte, los exportadores tienen dos incentivos para presionar por una suba del dólar: por un lado, el esquema de retenciones que estableció el Gobierno de la mano del FMI, que disminuyen en términos relativos a medida que sube el dólar. El otro factor es la libertad para entrar los dólares cuando en el momento que quieran, producto de la liberalización y desregulación financiera.

4 - Cuántos depósitos se podían dolarizar: La pregunta aquí es cuánto, de los actuales depósitos en pesos, podrían empezar los particulares a convertir en dólares. Allí se cuentan desde pequeños ahorristas hasta grandes empresas, que mientras pagan en cuotas los salarios utilizan esa plata para especular con la tasa de interés.

El gobierno quiere convencer a todo pequeño ahorrista, si es que aún queda alguien con capacidad de ahorro, de que invierta en plazos fijos y no en dólares. Por ello está incitando a los bancos (beneficios mediante) a que suba la tasa de los depósitos.

Pero además de los nuevos ahorristas, hay que mirar los depósitos ya conformados, cuyos titulares podrían empezar a cambiar sus decisiones de ahorro en pesos para atesorar en dólares. Los especialistas estiman que lo que eventualmente puede mutar de depósitos a dólares es alrededor de U$S 8.000 dólares, que es lo que se acumuló en plazos fijos desde octubre, momento en que empezó a calmar el alza en su cotización (hasta la depreciación de las ultimas semanas).

No obstante, la demanda potencial de la divisa, si se considera toda la suma de depósitos del sector privado (a plazos y la vista) junto con instrumentos del BCRA que incluye los saldos de Lebac, Nobac y Leliq, es de alrededor de U$S 43.000 millones en toda la economía.

No hay nada que haga pensar que aquellos que formaron sus depósitos antes de octubre no estén dispuestos a quitarlos si la cosa se pone difícil y el nerviosismo del dólar invade la economía. En ese caso, el resultado sería explosivo.

Un problema es allí la "profecía autocumplida". Actualmente, los temores a un descalabro económico que precipite una devaluación descontrolada y acelerada o un canje compulsivo de bonos, están empujando a los ahorristas a salir de sus depósitos en pesos para dolarizarse. Aunque todavía no alcanza niveles alarmantes, llegando a U$S 1.300 millones en el último mes, sí preocupa al gobierno su posible extensión.

5- Una economía dirigida desde Washington: No olvidar que este es el eje ordenador de todas las medidas, se trata de una subordinación de la política a cumplir lo pautado en el plan de ajuste con el FMI. Los resultados de la política de ajuste y "déficit cero" alejan más al gobierno de sus metas, al ocasionar una recesión económica que reduce la recaudación.

Mientras tanto, el Fondo va elevando sus exigencias al ritmo de cada desembolso. Descontento con los resultados iniciales del plan, ahora pide menos gasto, es decir, que el gobierno profundice los recortes que ya viene aplicando en línea con el presupuesto del “déficit cero”. Así también, pide una mayor presión fiscal que, con el actual esquema regresivo de impuestos (IVA, Ganancias) y tarifas, impactaría de lleno sobre las familias trabajadoras.

6- En síntesis, te lo resumo fácil: La situación está difícil para el gobierno y deben cumplirse un conjunto de supuestos, todos al mismo tiempo, para que el vaciamiento del país por los sectores concentrados y el capital financiero siga su curso sin que estalle una devaluación descontrolada.

Los problemas a enfrenar tienen varios frentes. Empezando por sortear un clima de incertidumbre y una creciente pérdida de expectativas en que realmente el gobierno lo logre, pasando por no perder los apoyos del FMI y de los agroexportadores, principales dadores de dólares, hasta por rogar que no ocurran en estos siete meses restantes hasta octubre (y cinco hasta agosto) nuevas situaciones de inestabilidad a nivel internacional, que golpean necesariamente de lleno a la economía argentina por su fuerte exposición

Si esto es así y se cumplieran todos los supuestos, tampoco hay garantías de que los dólares alcancen. Para la consultora Eco Go la dolarización de carteras en los próximos meses podría llevarse alrededor de U$S 30.000 millones. Más de lo que aportarán la venta de los dólares del FMI y el campo juntos hasta agosto (unos U$S 25.000 millones en total).

Y aún si se alcanzan sus planes, y el gobierno llega hasta octubre sin sobresaltos mayores, en el mejor de los casos nos encontraremos con un problema agrandado. Los pocos dólares disponibles habrán tenido todo este tiempo un único destino: cumplir los deseos de dolarización de un sector de especuladores y fugadores de divisas.

El problema es que, en simultáneo, Dujovne pretende sacrificar toda la economía en pos de sostener los pagos a los acreedores, así como que dedicar dólares también a atender el déficit externo. Son objetivos, en tensión, sino directamente incompatibles.

Como dice el refrán, "las penas son de nosotros, las vaquitas, son ajenas". Lo único que quedará es una economía más ajustada, más hundida en la recesión y más endeudada.

Mientras tanto, el FMI, no dejará de asfixiar hasta que se pague el último dólar de la fraudulenta deuda externa a costa del "hambre y la sed" de los trabajadores. (LID)

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