Salta | | Estado del Tiempo
| Usuarios Acceso a Usuarios
| RSS Suscripción a RSS

Nature: Científicos rechazan la posibilidad de que el Coronavirus haya sido originado en laboratorio

Los resultados muestran que, pese a algunas hipótesis conspirativas, la nueva variante del coronavirus, el SARS-CoV-2, “no es un producto de laboratorio o un virus manipulado voluntariamente”.

20 de marzo de 2020

El trabajo de un equipo de científicos de Estados Unidos, Inglaterra y Australia fue publicado el martes en la prestigiosa revista científica Nature. Los resultados muestran que, pese a algunas hipótesis conspirativas, la nueva variante del coronavirus, el SARS-CoV-2, “no es un producto de laboratorio o un virus manipulado voluntariamente”.

“A partir de los primeros reportes de la nueva neumonía (COVID-19) en Wuhan, provincia de Hubei, China –comienza el artículo–, se han dado importantes discusiones acerca de los orígenes del virus causante, SARS-CoV-2 (también referenciado como HCoV-19). Las infecciones provocadas por SARS-CoV-2 se han diseminado y hasta el día 11 de marzo de 2020, 121.564 casos han sido confirmados en más de 110 países, con un saldo de 4.373 muertes hasta el momento. SARS-CoV-2 es el séptimo coronavirus que infecta humanos (…). Aquí hacemos una revisión de lo que se puede deducir acerca de los orígenes del SARS-CoV-2 a partir de un análisis comparativo de datos genéticos”. La investigación también revela que el Coronavirus en cuestión es transmisible entre especies: perros, gatos, hurones y otras. La alta afinidad entre la proteína espicular del SARS-CoV-2 y el receptor humano, que le permite al virus infectar la célula, hace que sea altamente probable que su origen sea por selección natural más que por resultado de una manipulación intencional. ¿Qué hipótesis proponen los investigadores sobre los posibles orígenes del Coronavirus involucrado en la pandemia actual? Hacia el final de la nota planteamos la importancia de un enfoque dialéctico del problema.

Hipótesis 1: selección natural en un animal portador antes de su transmisión a humanos

Dado que muchos casos de COVID-19 fueron asociados al mercado de Huanan en Wuhan, es posible que un portador animal del virus hubiera estado presente allí. Por otro lado, dadas las similitudes del del SARS CoV-2 con el coronavirus SARS CoV del murciélago, es probable que los murciélagos sirvieran de portadores de reserva de la cepa precursora. Sin embargo, las muestras obtenidas de murciélagos (Rhinolophus affinis) sugieren que el virus que portan es muy parecido al SARS-CoV- 2, pero no es transmisible a humanos. De igual manera, los pangolines malayos (Manis javanica) importados ilegalmente a la provincia de Guangdong traían coronavirus similares al SARS-CoV-2. Los investigadores aclaran que, de cualquier manera, ningún coronavirus animal ha sido lo suficientemente similar al SARS-CoV-2 como para asegurar que puede haber tenido origen animal. Por otro lado, para que un virus precursor haya podido transferirse de animales a humanos sería necesario, entre otras cosas, que se dé una alta densidad poblacional de animales portadores (para que actúe la selección natural). Estos resultados indican una cierta probabilidad de que el origen del Coronavirus haya sido producto de la evolución natural en estos animales, aunque no es para nada seguro.

Hipótesis 2: selección natural en humanos luego de una transferencia zoonótica

Según los investigadores, es posible que la cepa originaria del coronavirus SARS-CoV-2 se haya transferido de animales a humanos y posteriormente haya mutado en personas portadoras. Las adaptaciones desarrolladas en esta mutación pueden haber sido el detonante de la pandemia y haber producido una gran cantidad de focos que desencadenaron los sistemas de vigilancia que lo detectaron. Desde noviembre del 2019 hasta principios de diciembre de 2019 existe un período entre la primera transmisión zoonótica y la mutación. Si la cantidad de transmisiones zoonóticas hubiera sido elevada y persistente en el tiempo, esto hubiera aumentado las chances de una mutación en humanos. Esto es esencialmente lo que ocurrió con la epidemia de MERS coronavirus en 2012, en la que todos los casos detectados en humanos fueron consecuencia de múltiples y repetidas transmisiones entre humanos y camellos.

Hacia el final, el trabajo analiza y descarta una tercera hipótesis bajo la cual el virus se habría originado como un cultivo de laboratorio. Sobre este punto los autores sostienen que “los datos genéticos muestran irrefutablemente que el SARS-CoV-2, no deriva de ningún marcador genético usado previamente.

La importancia de comprender los orígenes de la pandemia a través de un abordaje dialéctico y marxista de la misma

Las dos hipótesis anteriormente expuestas son el producto de arduas investigaciones llevadas a cabo por científicos con filiación en prestigiosas universidades y centros de investigación del mundo desarrollado (The Scripps Research Institute, Universidad de Edimburgo, Universidad de New York, Universidad de Sydney, Universidad de New Orleans). Al final de su trabajo, plantean correctamente que “comprender cómo es que un virus animal saltó las fronteras entre especies para infectar humanos es muy productivo para ayudar a prevenir futuros eventos zoonóticos de este tipo.” Efectivamente, estos resultados nos permiten avanzar en el conocimiento de la enfermedad desde un punto de vista biológico, químico, médico hasta eventualmente encontrar una vacuna contra la enfermedad y ampliar el conocimiento de, por ejemplo, las enfermedades, los virus, etc. Sin embargo, este trabajo está lejos de uno de los objetivos que se propone: prevenir futuros eventos. ¿Por qué? En principio porque en el artículo se toma solo una parte del problema: el virus, lo cual se corresponde con un análisis sesgado. Al respecto, Lewontin y Levins en el capítulo 2 de “Biology Under the Influence” (Biología Bajo la Influencia), Ed. Monthly Review Press, sostienen que: “el desarrollo de una epidemiología coherente se ve desbaratado por una serie de falsas dicotomías que permean el pensamiento de dos comunidades: las antinomias que oponen lo biológico a lo social, lo físico a lo psicológico, el azar al determinismo, la herencia al medio ambiente, lo infeccioso a lo crónico, y otros falsos antagonismos”.

Ahora bien, si avanzamos un poco más, podríamos pensar al problema como parte de un todo o sistema más grande, dinámico con múltiples variables que interrelacionan constantemente entre sí. El sesgo disciplinar tiene consecuencias muy grandes y muy peligrosas en los resultados científicos, pues necesariamente deja de lado variables o factores que pueden ser determinantes sobre los resultados de investigación. Avanzar hacia el conocimiento de esa dinámica nos permitiría por ejemplo, sacar conclusiones más complejas, con más variables significativas que podrían incluso aportar resultados de mayor potencialidad explicativa como contrapartida a los peligrosos sesgos disciplinares.

Veamos un ejemplo concreto relacionado con la epidemia de Coronavirus. En el libro Big Farms Make big flu [Grande granjas producen grandes gripes], el biólogo evolutivo Rob Wallace plantea conexiones entre las prácticas agrícolas industriales, la agricultura orgánica y la epidemiología viral. Según el autor, “el aumento de la incidencia de los virus está estrechamente vinculado a la producción de alimentos y la rentabilidad de las empresas multinacionales”. En tal caso, desestimar estos factores puede llevar a conclusiones acotadas que no tienen la capacidad de aportar respuestas contundentes para la solución del problema. En el peor de los casos, conclusiones obtenidas a partir de una miradas parcializadas puede conducir a supuestos aún más graves, como que las enfermedades infecciosas han sido derrotadas, tal como lo exponen Levins y Lewontin en su libro Biology Under The Influence (La biología en cuestión, de próxima aparición en Ediciones IPS).

Wallace, en una entrevista publicada por el este diario en la última edición del Semanario Ideas de Izquierda, sostuvo que: “las enormes extensiones de tierra deforestada dan lugar a la propagación de agentes patógenos que antes estaban encajonados y ahora se extienden hacia la ganadería y las comunidades humanas”. Por otro lado, “el creciente monocultivo genético de animales domésticos elimina cualquier cortafuegos inmunológico disponible para frenar la transmisión. Las condiciones de hacinamiento a las que son sometidos los animales en pos de aumentar el rendimiento y la tasa de ganancia proporciona un suministro constante de susceptibles para la evolución de la virulencia”. El autor reconoce así la posibilidad de que el SARS-CoV-2 esté asociado al mercado mayorista de mariscos de Wuhan, pero va aún más allá: “¿cuánto tiempo hacia atrás y cuán ampliamente debemos investigar? ¿Cuándo comenzó realmente la emergencia?” y afirma categóricamente: “no hay agentes patógenos que estén por fuera de la circulación de capital”. (LID)

Por Rosario Escobar

Publicidad
Publicite aqui
Publicite Aqui

Datos de Contacto:
Cel: 3874152946
E-mail: redaccion@copenoa.com.ar

Libros: Orden, Represión y Muerte

Orden, Represión y muerte

Diario de la criminalización de la protesta social en Salta - Marco Diaz Muñoz

Portada | General | Politica | Policial | D.D.H.H. | Cultura | País | América Latina | Mundo | Pueblos Originarios

Copyright 2001 - 2010 - Todos los derechos Reservados - copenoa.com.ar