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Miserables e ¿intocables?

Esta semana trabajadoras y trabajadores de Amazon fueron a la huelga en los Estados Unidos por la expansión de los infectados y las muertes por coronavirus en los almacenes de la empresa. Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo y dueño de Amazon (entre otras compañías), se transformó en noticia porque en el curso de la catástrofe sanitaria ganó U$S 24 mil millones gracias al alza de la cotización de su empresa. El contraste con lo que le pasa a sus empleados y al resto del globo, sumido en una magnífica crisis sanitaria, económica y social, es elocuente.

25 de abril de 2020

El desigual trato de las noticias de la prensa capitalista es tragicómico: allí donde no afecta sus ganancias, sus intereses, evidencia el contraste, la desigualdad, e incluso coquetea con hacerse vocera solidaria de los que no tiene nada. Los grandes medios de estas pampas realizaron una detallada crónica de cómo escala la riqueza de Bezos. Por el contrario, solapadamente (o no tanto) están encargados de impugnar el debate sobre impuesto a las grandes fortunas, que supuestamente desatará todas las plagas de Egipto, o manifestar la necesidad de una oferta más generosa del ministro de Economía, Martín Guzmán, para la reestructuración de la deuda odiosa.

El lujo es vulgaridad
En tiempos normales, las revistas de “celebrities” exponen con obscenidad todo lo que los ricos tienen y el resto del mundo carece. Una muestra exacerbada fue el festejo, en febrero de 2018, del cumpleaños número 60 de Alejandro Roemmers en un palacio de Marruecos: una celebración “solidaria”, donde no recibió regalos, sino donativos para causas benéficas. La lejanía con la realidad se mide en los miles de kilómetros que viajaron los ricos (¡a otro continente!) para ejercer la “solidaridad”.

Según la Revista Forbes, los 20 argentinos más acaudalados poseen una riqueza de U$S 42 mil millones. Es el equivalente a 10 % del PIB (a la riqueza anual) del país. Las diez familias más ricas son: Rocca dueña de Techint; Bulgheroni de Pan American Energy (PAE); Pérez Companc dueña de Molinos Río de la Plata, La Paulina y otras empresas; Alberto Roemmers, propietario del laboratorio del mismo nombre, padre del cumpleañero; el desarrollador inmobiliario Jorge Pérez; Marcos Galperín de Mercado Libre; Hugo Sigman y Silvia Gold, también de la industria farmacéutica, entre otros negocios; Edith Rodríguez de Pluspetrol; la familia Werthein con negocios agroganaderos, telecomunicaciones y muchos más; Eduardo Eurnekian, operador de aeropuertos; Luis Alejandro Pagani y familia, dueños de Arcor.

Muchas de esas empresas crecieron al calor de los subsidios públicos y los negocios non sanctos con la “patria contratista”. No sólo eso. Se beneficiaron de la nacionalización de deudas privadas que ejecutó la última dictadura cívico militar: sobresalen Techint, Renault, Pérez Companc, el Grupo Bridas de la familia Bulgheroni, Industrias Metalúrgicas Pescarmona (Impsa), Ford. Como se ve, los nombres se repiten. Pero son muchas más las empresas que se endeudaron para participar de la orgía de la “patria financiera”, un efímero bacanal donde ganaban especulando sin invertir en la producción. La dictadura del capital financiero pervive: si se tira del hilo, la deuda que quiere restructurar Guzmán tiene origen en aquellas deudas privadas nacionalizadas.

En un país que entra en el tercer año de recesión, potenciada hasta una dimensión aún desconocida por el coronavirus, a muchas empresas les sobra espalda. Entre ellas las de servicios públicos, como Edesur y Edenor, de las que son accionistas Nicolás Caputo (el hermano del alma del expresidente Macri) y Marcelo Mindlin (el amigo del alma de todos los presidentes), ambos beneficiados con los tarifazos. Otro que la pasó muy bien es Marcos Galperín, dueño de Mercado Libre y Mercado Pago, proveniente de una familia dueña de una curtiembre, un negocio donde la tiranía patronal se ejerce en condiciones extremas. También ganaron mucho las empresas de telecomunicaciones y las energéticas, como las que operan en Vaca Muerta: otra vez Techint que con Tecpetrol es una de las principales beneficiadas con los subsidios a la extracción de recursos hidrocarburíferos no convencionales. La gran mayoría de las empresas que cotizan en la bolsa porteña distribuyeron ganancias millonarias hasta hace muy poco.

Aquellos que creen un derecho inalienable robar el producto del trabajo ajeno, enriquecerse a sangre y fuego, apropiarse de los recursos públicos y hacer que sus deudas privadas las paguen otros, consideran un desatino un impuesto extraordinario que afecte a las grandes fortunas y a las ganancias empresariales.

El Frente de Izquierda y los Trabajadores-Unidad presentó un proyecto que de aplicarse sobre las 15 mil personas más ricas (0,04 % de la población), el sistema bancario, las 5.000 empresas más grandes (0,8 % del total de las compañías), la gran propiedad de la tierra y a las viviendas ociosas más caras, permitiría recaudar al menos U$S 15 mil millones para orientar los recursos a las necesidades urgentes de la crisis sanitaria y social.

El gobierno trabaja en otro proyecto que, según las expresiones de su vocero, el diputado Carlos Heller, recaudaría unos U$S 4 mil millones. No obstante, la diferencia central no refiere al monto de los recursos que se podrían recaudar en uno y otro caso, sino de orientación, en tanto la izquierda hace un planteo integral de carácter anticapitalista. Independientemente de los objetivos, no está claro el motivo de las dilataciones en la presentación de un proyecto oficial: puede tratarse de disputas dentro de la coalición gobernante que no reuniría las voluntades de todas sus partes o, simplemente, que el proyecto fue agitado como amenaza latente para contener la prepotencia patronal, pero no pasar a mayores. El futuro dirá.

De esa miel no comen las hormigas

El 2019 fue un año récord en ganancias bancarias, tanto en dólares como en pesos: los bancos privados vieron incrementar un 160 % sus beneficios medidos en moneda nacional. Entre esos bancos está el HSBC, involucrado en Argentina y el mundo (igual que otros) en maniobras fraudulentas de fuga de capitales. El HSBC, como dios, está en todos lados: también fue el colocador del bono a cien años de exministro de Finanzas, Luis Caputo. Actualmente fue elegido por Guzmán para actuar como agente colocador en la reestructuración de deuda. Hoy los bancos conspiran contra la política oficial que busca canalizar créditos baratos a las empresas para contrarrestar los efectos del coronavirus, una situación que desató internas en el gabinete económico.

Más de conjunto, el capital financiero (no sólo los bancos), está detrás de la presión sobre el dólar. La Comisión Nacional de Valores (CNV) se vio obligada esta semana a establecer un límite para la tenencia de dólares de los Fondos Comunes de Inversión. Es que mientras existe un “cepo” a la compra de divisas del pequeño ahorrista, que puede acceder como máximo a U$S 200 por mes, los grandes pulpos siguen vaciando el país con operaciones como el “dólar bolsa” o el “contado con liqui”. Así las cotizaciones no oficiales del dólar volaron por el aire. Y aunque son no oficiales, terminan presionando sobre el esquema económico: sobre la cotización oficial y, potencialmente, sobre la inflación.

La nacionalización de la banca, la expropiación de los bancos privados y la conformación de una banca estatal única, bajo gestión de los trabajadores, emerge como una necesidad para preservar los recursos de los ahorristas, canalizar recursos a la actividad económica, al crédito hipotecario barato, asistir al pequeño comerciante y productor fundido por la crisis; pero también para cortar de raíz con la especulación y evitar la fuga de capitales, de la que los bancos son organizadores: unos U$S 400 mil millones están fugados a paraísos fiscales y centros financieros internacionales por los dueños del país. En la lista de los Panama Papers y otras delaciones sobre la colocación de recursos en el exterior gracias a mecanismos oscuros, figuran, la familia Rocca (una vez más), los Macri, los Coto y siguen las firmas.

Del Censo Nacional Agropecuario 2018 del Indec surge que existen unas 6.000 explotaciones agropecuarias con extensiones superiores a las 5.000 hectáreas: equivale a poseer un cuarto de la superficie de la Ciudad de Buenos Aires. De este conglomerado de terratenientes y agroexportadores (como los grandes traders, Dreyfus, Cargill, Bunge, Nidera) surgen otro tanto de las maniobras especulativas con las divisas. El monopolio estatal del comercio exterior también es una necesidad para terminar con la irracionalidad de ese virtual monopolio privado de exportación.

Crisis histórica

El último informe de la Cepal sobre Latinoamérica explica que “en el decenio posterior a la crisis financiera mundial (2010-2019), la tasa de crecimiento del PIB regional disminuyó del 6% al 0,2%”. Allí se alerta que el Covid-19 conducirá a la “mayor contracción de la actividad económica en la historia de la región”. Anticipa una crisis social con todos los condimentos: mayor desempleo, desigualdad y pobreza.

En este contexto, la propuesta de Guzmán a los lobos de Wall Street para reestructurar la deuda tiene varios problemas: avala el proceso de endeudamiento macrista, una deuda odiosa contraída contra los intereses de las mayorías trabajadoras; se realiza sin investigar las operaciones sospechadas de fraude; vuelve a aceptar la prórroga de jurisdicción (es decir, ceder soberanía). Pero, además, ni siquiera se apoya en el debate sobre la condonación de las deudas a los países pobres establecido en las entrañas del FMI, el Banco Mundial y la propia Cepal.

La crisis amerita afectar los intereses de los más poderosos para destinar los recursos obtenidos para atender la emergencia sanitaria (comprar test, ampliar la infraestructura hospitalaria con respiradores, unidades de terapia intensiva y personal de salud con la protección adecuada y bien pago), la crisis social con un salario de cuerentena de $ 30 mil para todos los trabajadores no registrados, informales, que hacen changas y se quedaron sin ingresos; y hacer un plan de construcción de emergencia de viviendas para moderar el hacinamiento en esta situación crítica.

No hay alternativas: o se va contra los intocables, contra los dueños de todo, o ellos se llevan puesto al resto. (LID)

Por Pablo Anino

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