Los ganadores de la crisis y el ajuste

El Centro de Investigación y Formación de la CTA (CIFRA) publicó su Informe de Coyuntura de septiembre con un balance lapidario sobre la política del Gobierno en dos grandes áreas: deudas (tanto privada como pública) y, por otro lado, pérdida del salario real y aumento de las ganancias empresarias.

¿Qué dice este informe? Bueno, que las consecuencias de la política económica “moderada” (así la califica) que desplegó el Frente de Todos para salir de la crisis, fueron muy nocivas. La expresión más sobresaliente de esto fue, por un lado, la incapacidad para acumular reservas internacionales en el marco de un abultado excedente comercial durante buena parte del gobierno, y por el otro la insustentabilidad social -y por ende política- del planteo económico, es decir, la profundización de la regresividad distributiva iniciada en 2018 que combina la sostenibilidad del descenso en el salario real en un contexto de alta inflación y una significativa elevación de los márgenes de ganancia.

El documento de unas 26 páginas asegura que la caída de reservas, que alcanzó a 8.000 millones de dólares durante el gobierno del Frente de Todos, ocurrió a pesar de contar con un elevado superávit comercial en el bienio 2020-2021 que solo fue superado en lo que va del siglo XXI por tres años (2003, 2009 y 2019) que tienen como denominador común el fuerte ajuste sobre las importaciones producto de crisis económicas relevantes. Es decir, había superávit comercial, pero igual se perdieron reservas.

En ese marco, no resulta menor que el déficit de los intereses y el capital de la deuda externa del sector privado (20.731 millones de dólares) haya representado alrededor del 63% del superávit de bienes que ingresó al Banco Central (32.728 millones de dólares) entre enero de 2020 y junio de 2022. Según aclaró recientemente el Banco Central a 15.086 millones cuando se excluyen créditos que no impactan en la caída de reservas. ¿Esto qué quiere decir? Se fueron dólares concedidos a las empresas para paguen sus deudas en el exterior. Además del pago de deuda pública.

En relación al segundo aspecto, el informe de CIFRA dice que se mantiene un nivel de actividad económica, con sus más y sus menos (más fuerte el año pasado, más leve este año), pero que esa leve expansión económica transcurre en un contexto altamente inflacionario que anula la recomposición de los salarios reales, aunque no de los márgenes de ganancia. En el primer trimestre de 2022 el excedente empresario fue del 47,8% del valor agregado (5,1 y 6,7 puntos más que en 2017 y 2020). Esto se suma a una política de ingresos moderada que se vio reflejada, por ejemplo, en las actualizaciones del salario mínimo y de los empleados públicos de los últimos años. Ajuste.

Si se compara con el cuarto trimestre de 2019, los salarios reales de los trabajadores registrados se redujeron 2,1% en el segundo trimestre de 2022. En el caso de los trabajadores no registrados en el sistema previsional, la caída fue de 3,4% en ese horizonte temporal. De esta manera, no se revierte la caída del salario real que se verificó a partir del primer trimestre de 2018.

Esto impacta —para decirlo sintéticamente— en el reparto de la torta: comparando los primeros trimestres de cada año, entre 2017 y 2022 la caída de la remuneración al trabajo asalariado fue de 54,3% a 46,9% del valor agregado, es decir, una caída de 7,4 puntos porcentuales. Resaltan los casi 4 puntos que se perdieron entre 2020 y 2021.

La contracara de la trayectoria del peso de los asalariados en el ingreso es la importante recomposición de los márgenes de ganancia. El excedente de explotación ascendió del 42,7% en el primer trimestre de 2017 al 47,8% del valor agregado del sector privado en el mismo período de 2022. Si bien esa tendencia se constata desde la crisis de la deuda que produjo el gobierno anterior, se intensificó a partir de 2021.

La apertura sectorial permite advertir que en la industria fue donde se puso de manifiesto una mayor recuperación de los márgenes de ganancia.

Si bien se trata de ejemplos de los que no se pueden extraer conclusiones generales, resulta ilustrativa la significativa recuperación de la rentabilidad de Ternium Argentina (del Grupo Techint), Molinos Río de la Plata (Grupo Pérez Companc) y Arcor (del grupo homónimo). El primero de ellos elevó sus utilidades netas del 10,4% en 2019 al 34,6% de sus ventas en la primera mitad de 2022, en tanto que Molinos Río de la Plata pasó de registrar pérdidas contables (- 3,1%) a ganancias del 11,1% de sus ventas en el mismo período. Finalmente, Arcor las incrementó del 3,3% al 23,2%.

Estos son los datos duros, pero quiero relacionarlo con algunas declaraciones o acciones de dirigentes oficialistas.

El primero es Juan Zabaleta, el ministro de Desarrollo Social que dijo en el programa Desiguales de la TV Pública que “el peronismo no sabe ajustar”. Menos mal, porque imaginémonos que lo serían estos números si supiera.

Pero, los segundos son los dirigentes de la CTA (Hugo Yasky y Roberto Baradel, entre otros), porque CIFRA pertenece a la CTA que preside Yasky. Uno se imagina que Pablo Manzanelli y Leandro Amoretti se presentan ante el Consejo Directivo y les dicen a sus integrantes: “Miren, tenemos este informe” y la resolución debería ser alguna medida de fuerza, una marcha, un reclamo. Pero, no, una de las últimas actividades de estos dirigentes fue ir visitar a Marc Stanley, el embajador de EEUU. El mismo que hace poco había dicho que la Argentina debería darse un gobierno de coalición ya. Es decir, la crítica casi académica se vuelca en los documentos, mientras que en la realidad, se les otorga cobertura política a los ajustadores.

Hasta hace poco decían que “no había ajuste” y uno discutía contra esa idea, pero al menos tenía pretensiones de coherencia. Quizá sea preferible eso que esto que parece a todas luces un doble discurso. (Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que se emite los jueves de 22 a 24 por Radio Con Vos, 89.9.) Por Fernando Rosso