Las ganancias millonarias de la industria farmacéutica

El coronavirus se expandió a nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya considera el brote como una pandemia.

Como sucedió con la Influenza H1N1, conocida como gripe A, la industria farmacéutica vuelve a estar en el centro para aumentar sus ganancias.
Gilead Sciences, creadora del Oseltamivir (Tamiflu), tiene un fármaco llamado GS-5734 para tratar el covid 19 que el laboratorio quiere sacar al mercado sin tener estudios de seguridad en humanos y con pocos ensayos clínicos. El anuncio disparó las acciones de la empresa. Poco importa la salud de millones, su fin es acrecentar sus ganancias.

No se trata de la práctica de un laboratorio aislado, sino que es el poder de una industria con gran concentración que garantiza grandes negocios para unos pocos.

Una industria en pocas manos
La industria farmacéutica factura en el mundo casi U$S 1.000 billones, esto significa el 1,3 % del PBI mundial aproximadamente. Es un sector que tiene un alto nivel de concentración tanto en términos geográficos (localización de las casas matrices y ventas) como de participación en la facturación.

A nivel local sucede lo mismo, la cadena está cartelizada en el segmento de la distribución (droguerías y distribuidoras de las obras sociales) y en el segmento de la comercialización (farmacias).

¿Cómo se compone el mercado farmacéutico? Existen 230 laboratorios, 190 plantas industriales y 40 laboratorios públicos. Sin embargo, el negocio está concentrado en pocos laboratorios que registran las mayores ventas.

Sólo 4 distribuidoras, que están vinculadas a los laboratorios más importantes, representan el 99 % de las ventas a las obras sociales.

Las distribuidoras son Global Farm (incluye a la mayoría de los laboratorios de origen estadounidense), Disprofarma (que pertenece a Sebastián Bagó), Rofina (del laboratorio Roemmers), y Farmanet (las multinacionales Bayer, Novartis y Boehringer Ingelheim, Gador y Casasco).

El rol de las distribuidoras debería ser negociar para obtener los precios más bajos para las obras sociales, pero como los laboratorios son los dueños terminan cobrando sobreprecios con amenazas de cortar la distribución.

En el caso de las droguerías solo 4 de 445 existentes concentran el 70 % del mercado. La Droguería Monroe Americana, del Grupo Gomer, facturó $ 17.599 en 2018, Droguería del Sud, relacionada al laboratorio Roemmers, tuvo ventas por $ 34.000 millones en el mismo año, y la Droguería Monroe Americana, del Grupo Gomer, registró ventas por $ 17.599 en el mismo período. Las otras droguerías son la Barracas y la Suizo Argentina.

En el sector de las farmacias, la empresa Farmacity, que pertenece a Pegasus, creado por el exvicejefe de Gabinete Mario Quintana, ganó peso en los últimos años, con ventas por $ 25.000 millones.

A pesar de la crisis en Argentina, la industria farmacéutica mantuvo su producción por encima del nivel general de la industria desde el 2012. La facturación en el mercado interno aumentó a un promedio anual de 28,7 %.

Las ventas del sector se componen por un 70,5 % de producción nacional (aunque el insumo clave es importado) y el 29,5 % es de reventa de medicamentos importados.

En la era Macri las ventas de medicamentos al mercado interno y externo de producción nacional y la reventa de los importados rondaron los USD 19.700 millones, según datos del Indec desde 2016 al segundo trimestre de 2019.

Los laboratorios no pueden una vez más lucrar con nuestra salud. Se necesitan medidas de emergencia ante la expansión de la pandemia.

Medidas de emergencia

El coronavirus llegó a la Argentina y es necesario aplicar un plan de emergencia para evitar que se expanda y se asiente. En ese sentido, la izquierda presentó un proyecto al Congreso planteando una serie de propuestas.

Hay que garantizar el suministro de alcohol en gel, guantes, barbijos y jabón. Los laboratorios y empresas que producen medicamentos o elementos de cuidado y prevención tienen que poner su producción en función de combatir a la pandemia bajo el control de los trabajadores y las trabajadoras.

Nicolás del Caño, diputado del PTS-FIT, afirmó que “las ganancias y el lucro del puñado de grupos empresariales que manejan la salud privada, no pueden estar por encima de la vida de las personas. Lo mismo con los laboratorios. No puede ser que haya desaparecido hasta el alcohol en gel, o si se consigue cueste carísimo, cuando debería llegar gratuitamente a toda la población. Toda la producción de medicamentos y de elementos de prevención y paliativos tiene que pasar a manos del Estado y ser gestionada por los técnicos y trabajadores de cada lugar”.

Es necesario que el Estado garantice una provisión masiva de los test de detección temprana, que centralice de inmediato todos los recursos existentes y unificar el sistema de salud público y privado para garantizar atención inmediata para todos.

Ni un dólar para la deuda ilegal y que los recursos del país se destinen a combatir la pandemia, asegurando la salud de la población trabajadora. Estas son algunas de las medidas, entre otras que hay que poner en marcha. (LID)