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La lapicera de Batakis y el silencio de Cristina

Después del fin de semana caótico del Gobierno por la renuncia de Guzmán, la asunción de Batakis y la vuelta al diálogo entre el Presidente y Cristina Fernández de Kirchner inauguró una aparente tregua dentro del Frente de Todos. El discurso de la vicepresidenta en El Calafate el viernes pasado la terminó de coronar. Concentrando sus dardos críticos en Guzmán, y sin apuntar al presidente como en otras oportunidades, fue un mensaje de respaldo en los hechos. Al día siguiente, Alberto Fernández y Sergio Massa estuvieron juntos en Tucumán y como continuidad, hablaron de la importancia de la unidad.

13 de julio de 2022

Sin embargo, Cristina ese viernes no nombró a Silvina Batakis, que era la noticia más importante de la semana. Ese silencio se acumuló al que rodeó las medidas anunciadas el lunes, y se hizo inevitable de ser notado por todos. Cómo interpretar este silencio que no critica, pero tampoco respalda de forma abierta a la ministra.

El mensaje de Batakis y el silencio del kirchnerismo

Las medidas anunciadas por Batakis el lunes confirmaron el cumplimiento del acuerdo del FMI y el rumbo de Guzmán y avanzaron dar un mensaje hacia medidas de ajuste más duras. Si Guzmán resultaba criticable para el kirchnerismo por restringir el gasto público, Batakis fue más allá anunciando recortes y además los aumentos tarifarios y la segmentación que diseñó su antecesor.

El presidente salió a respaldarla: "es importante que todos los mercados entiendan que la Argentina está dispuesta a hacer lo que dijo la ministra", dijo al finalizar un acto que encabezó en la localidad bonaerense de Berazategui. El Gobierno se unificó en apoyo al mensaje a “los mercados” que se puede resumir en que se tomarán las “medidas dolorosas” que pidió Kristalina Georgieva.

Sin embargo, hubo un silencio cerrado de Cristina Kirchner y de los dirigentes del kirchnerismo por el momento, respecto los anuncios. Ni el ministro de Interior, Wado de Pedro, ni el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, así como tampoco otros funcionarios ni gobernadores provinciales se pronunciaron sobre las medidas. De Pedro se reunió con Batakis el martes por la tarde, y aunque no trascendieron detalles por el momento, no se puede tomar como un apoyo a la ministra aún, aunque es el dirigente de La Cámpora que viene jugando un rol de diálogo con el ala de Alberto Fernández, con empresarios industriales, y ahora quizás con la nueva ministra.

Por ahora el mensaje está claro: no se pondrán objeciones a estas medidas hasta el momento, para dar un apoyo tácito a las actuaciones de la ministra, no sumar incertidumbre ni divisiones en el marco del diálogo que se retomó dentro del Frente de Todos.

Pero por la naturaleza de los anuncios, en particular respecto los gastos públicos y el congelamiento de la planta estatal, "que el Estado no gaste más de lo que tiene" forzó algunas respuestas de referentes sindicales peronistas y kirchneristas que marcaron la falta de respuesta a los reclamos laborales y sociales en los anuncios, como Hugo Yasky de la CTA y Daniel Catalano de ATE Capital, pero sin proponer acciones para revertirlo.

Habrá que ver qué pasará cuando el "mensaje a los mercados" se traduzca en medidas concretas, ya que los anuncios dejaron varias incógnitas de cómo se aplicarán pero una certeza: las medidas "dolorosas" que pide el FMI se van a tomar.

Una de las cuestiones más polémicas venía siendo la segmentación de tarifas y quita de subsidios energéticos. Batakis validó el fin de los subsidios y el aumento de las tarifas pendiente de aplicación. El viernes se comenzará a registrar a los usuarios para categorizar a quienes les corresponda mantenerlos y a quienes no. Por ahora el kirchnerismo no se pronunció en contra del aumento.

El mensaje de Cristina y el silencio de las conducciones gremiales
En cambio, el silencio también se puede interpretar a mediano plazo como un resguardo a posibles críticas. El recorte del gasto público, incluído el impacto en derechos básicos como salud y educación públicas, en un contexto de creciente pobreza entre las y los trabajadores ocupados y desocupados es un arma de doble filo sumado al aumento de precios y tarifas. La decisión de achicar el déficit fiscal vía ajuste del gasto público podría chocar contra reclamos como el ingreso universal que proponen sectores del kirchnerismo como Juan Grabois de la UTEP, y que incluso la propia vicepresidenta habilitó a debatir en su discurso de Avellaneda, antes de conocer la renuncia de Guzmán.

Pero el viernes desde El Calafate Cristina dejó para el final uno de los mensajes más importantes: mantener la paz social. Y hasta ahora, los dirigentes sindicales y sociales que son parte del gobierno vienen cumpliendo: la CGT y la CTA continúan sin una medida de protesta ni lucha contra el ajuste en curso. Con este mensaje de paz social quedaron habilitados los sectores empresariales y especuladores para continuar imponiendo su agenda en las políticas económicas y en los hechos, y la unidad del peronismo detrás de un Gobierno de ajuste. El silencio de las calles que vienen rompiendo principalmente los movimientos sociales que no están con el Gobierno exigiendo aumento de los subsidios sociales y empleo genuino contra la negativa rotunda de Zabaleta y la persecución judicial para criminalizar a las organizaciones.

El conjunto del mensaje de Cristina desde El Calafate no fue a los mercados, como el de Batakis, sino que fue dirigido a conciliar las internas del Frente de Todos, y en el camino también a acercarse a sectores empresariales e incluso plantear la necesidad de un acuerdo con sectores de la oposición de derecha. La reivindicación del rol que tuvo Wado de Pedro en un foro empresarial fue para dejar en claro cuál es el camino a seguir para la vicepresidenta.

La propuesta de conciliar como una “necesidad”, la unidad dentro del peronismo, el silencio frente a los anuncios de Batakis y la inmovilidad que sostienen los dirigentes sindicales frente al ajuste son piezas de un mismo rompecabezas, que viene armando desde hace meses y continúa después de la renuncia imprevista de Guzmán. Silencio que deja correr políticas de ajuste, sin respaldar abiertamente y que puede romperse de ser necesario haciendo algunas críticas, que no implican diferencias de fondo con pagar la deuda al FMI.

La contención del electorado kirchnerista y eventualmente posicionar un candidato propio hacia el 2023 mientras se sigue siendo parte del un Gobierno que aplica un ajuste a los y las trabajadoras, especialmente a los informales y desocupados, con el consecuente aumento de pobreza y miseria en el país, es una intención de la vicepresidenta, de díficil éxito. Entre las y los trabajadores viene creciendo el descontento, por eso es necesaria y cada día más urgente que las centrales sindicales convoquen a un plan de lucha y acciones para enfrentar el ajuste en curso. (LID) Por Larisa Pérez

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