El frustrado rescate de rehenes de las FARC. El gobierno de Colombia cuestiono abiertamente el frustrado operativo de liberación de secuestrados de las FARC, al afirmar que "no tolerará más" comisiones humanitarias y agregaron que tanto el presidente de Venezuela como el ex mandatario de nuestro país "deberían pedirle explicaciones a las FARC por su engaño". Este mal paso llevado adelante por nuestro ex presidente con el respaldo del actual ejecutivo
nacional (es decir de su mujer) dejo nuevamente en off side ( fuera de juego) a nuestro país en cuanto a la política exterior.
Como muestra la realidad la Argentina ha seguido una política exterior
contradictoria desde aproximadamente 1930 hasta la actualidad.
La primera muestra de una real y seria política internacional fue llevada adelante por el presidente radical Hipólito Yrigoyen y estas fueron relativas al comportamiento con las naciones latinoamericanas e incluso con la derrotada Alemania luego de la Primera Guerra Mundial al conformarse la llamada liga de las Naciones y así fue como la delegación de nuestro país, siguiendo las instrucciones del presidente, se retira de la misma por no respetarse el concepto de igualdad de todas las naciones.
Al presentar la posición argentina ante la Asamblea de la Sociedad de Naciones, Honorio Pueyrredón destacó la necesidad de que la Liga de las Naciones “encare la creación de una organización permanente de cooperación económica entre los estados responsables, a fin de asegurar y de mejorar la suerte de los pueblo“. Y agregó:
“Los fenómenos sociales que la necesidad y las justas aspiraciones de los obreros al progreso provocan en un país, tienen repercusión en los otros y hacen incómoda la vida de las poblaciones. Es necesario establecer una cooperación económica, una especie de estatismo internacional, por cuyo medio los gobiernos puedan coordinar su acción social, defendiendo al mismo tiempo el interés colectivo contra la presión del interés privado”.
El 4 de diciembre de 1920, Pueyrredón, presidente de la delegación de Argentina, informó a la Asamblea el retiro de la representación argentina. La razón: la Sociedad de las Naciones se declaraba universal, pero no incluiría a los países que habían perdido la guerra.
Sobre esta decisión, en un telegrama a Pueyrredón, Yrigoyen dijo: “La permanencia de los representantes habría implicado una desviación de los principios sustentados, y una verdadera profanación a la integralidad de ellos que ninguna sanción posterior adoptada por el gobierno argentino habría llegado a justificarla”.
Del Mazo testimonia que “De más esta decir a que llamaba el presidente argentino la “proposición fundamental”, convertida por su firme, reiterada decisión, en el “quid” de la permanencia o retiro de la delegación argentina de la asamblea: se trataba de la universalidad efectiva de la Liga sobre la base de la igualdad de los estados. El presidente solía decir en sus conversaciones que no debía tratarse de
una Liga de Naciones sino de una Liga de las Naciones, no de algunas sino de todas, distingo que cuidó en los documentos del gobierno.”
Luego, según comenta el lic. Eduardo Antonelli “a partir del golpe de 1943, la política exterior de la Argentina comenzó a perder su hilo conductor, transformando ese año su proverbial no alineamiento internacional con una política pro-nazi. Posteriormente, ante la inminencia de la nueva derrota alemana, la Argentina nuevamente exhibe una política a contramano con sus tradiciones al declararle a
Alemania la guerra días antes de su rendición.”
Al ser derrocado Perón (1955), la Argentina se transforma en un país incondicional con EE.UU. y recién recupera, bajo las dos presidencias de Frondizi e Illia (1958-1966) su comportamiento histórico de identificación con el mundo libre pero sosteniendo con firmeza su no alineamiento con ninguna potencia hegemónica.
Durante los años posteriores la política exterior Argentina se movió entre la famosa “tercera posición” con Perón y la incondicionalidad con los Estados Unidos (especialmente en el gobierno de facto de Galtieri: “dejaremos atrás la zona gris y produciremos un giro de 360º en nuestra política exterior” (sic).)
Con la Presidencia del Dr. Raúl Alfonsín la Argentina se identifica asumiendo un lugar histórico como un país perteneciente al mundo libre pero no identificado con ninguna potencia hegemónica.
Lamentablemente, durante los 90 la Presidencia de Menem nos llevó otra vez a la incondicionalidad con EE.UU. esta vez a través de las llamadas “relaciones carnales”.
Hoy luego del fracasado rescate de los rehenes de la FARC, nuestro país quedo posicionado en el mundo como un Nación que se entromete en las políticas de otro Estado.
Debemos ser claros, el resultado de la gestión que emprendieron Hugo Chavez y Néstor Kirchner fue malo, las FARC, los han engañado, porque luego de conseguir entablar conversaciones con el grupo guerrillero por fuera de la política colombiana y de haber ofrecido (la FARC) la liberación de los rehenes estos incumplieron su oferta, dejando a ambos en una posición, lamentablemente, no muy favorable.
Mientras el gobierno colombiano lleva adelante una política de “no negociar” sino de “exigir” la liberación de los secuestrados, estos dos personajes de la política Latinoamérica (más allá de las buenas intenciones) creyeron ser San Martín y Bolívar, creyeron ser los libertadores de América, sin darse cuenta, sin tener
presente que mientras ellos creen estar en un juego de tácticas y estrategias militares la vida de muchas personas estar en riesgo.
Este rescate humanitario estaba rodeado de otros cuestiones por ejemplo para el presidente de Colombia si todo hubiera salido como Chávez lo había planeado, la realidad lo hubiese llevado a una pérdida importante de poder en la lucha contra las Fuerzas Armadas de Colombia (FARC). Para el grupo para-militar significo demostrar que las reglas las imponen ellos.
Para Hugo Chávez, era la oportunidad de obtener el liderazgo político en la región que tanto busca y, ocultar de alguna manera la derrota que sufrió en el referéndum por la reelección indefinida en Venezuela.
Para Néstor Kirchner era la ocasión de sacar una ventaja política que lo posicione tanto a nivel internacional y local como el hombre que luego de ser presidente de la Argentina sigue teniendo protagonismo, demostrando su idea de que los hombres sobrepasan a los partidos políticos. Además de ser una buena forma de cambiar la
mirada del caso de las valijas, y dirigirla a este acontecimiento.
Pero en definitiva a pesar de que todos tenían interesen en que este rescate se produzca o no, por parte de nuestro país quedamos como simples empleados de quien parece ser nuestro “ídolo político” Hugo Chavez .
Frente a esta confusión y desorden, sumado a la imagen de nuestra presidente (y consecuentemente de nuestro país) por el caso de las valijas y estas raras relaciones con un cuasi-dictador como es Hugo Chavez (quien llego al poder de lamisca manera que el “Führer” Hitler), se hace necesario que la Argentina recobre, esta vez definitivamente, su posición histórica: pertenecemos al mundo libre pero no
nos sujetamos a ninguna potencia hegemónica (ni la imperialista de EE.UU. ni la demagógica y populista dictadura venezolana) demostrando que somos solidarios con América Latina, pero manteniendo nuestra propia identidad como Nación.
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