Juntos y el Frente de Todos. Atacar la protesta social, una vocación sin grieta: de Jujuy a Salta o Buenos Aires

La enorme movilización en las calles de Jujuy y el repudio claro de la docencia junto a miles de personas en toda la provincia pusieron contra las cuerdas al gobierno de Morales. Es que a pocas semanas de haber ganado la elección el ex gobernador, que se perfila como posible candidato a vicepresidente de Horacio Rodríguez Larreta, se ve acorralado por una fuerte crisis política, producto de su intento de reformar la constitución provincial en forma “express”. La avanzada de Morales busca, además de una serie de modificaciones de caracter totalitario que restringen el derecho al voto de los jujueños y jujeñas (puntos en los cuales tuvo que retroceder), aprobar una serie de reglamentaciones que buscan atacar (aún más) el derecho a la protesta social. Quiere profundizar su laboratorio represivo.

Entre estos elementos se encuentran la incorporación a la Constitución provincial del código contravencional que viene siendo utilizado desde el gobierno del peronista Fellner a esta parte y que incluye, entre otros puntos, el endurecimiento de multas a quienes se manifiesten o la posibilidad de cesantear a empleados públicos, funcionarios y legisladores por acompañar la protesta social.

Pero la escalada represiva a la que apunta Morales al mantenerse en el poder no es ninguna excepción. Justamente también en el NOA, el gobernador peronista Gustavo Sáenz, ladero de Massa, acaba de hacer votar en tiempo récord una verdadera ley antipiquetes. Lo hizo en plena lucha docente y luego de reprimir salvajemente a los maestros que se movilizaron para exigir paritarias frente a los salarios de hambre. El saldo fue de 19 docentes detenidos, que aún siguen procesados. Entre otros elementos, que solo pueden ser tildados de claramente reaccionarios, esta verdadera contrarreforma planteaba que cualquiera que fuera a manifestarse debería solicitarlo a las autoridades con al menos 24 horas de anticipación. Además, amenazaba de forma poco velada con reprimir cualquier corte que se prolongara más de dos horas sin llegar a un acuerdo con las autoridades del Gobierno. Un verdadero apriete al derecho elemental a la protesta. Si finalmente hubo un retroceso en algunos de los elementos más reaccionarios de la ley, particularmente la obligación de avisar antes de protestar, fue por la persistente lucha docente, que se mantuvo firme cortando las rutas salteñas. Pero el afán represivo del peronismo gobernante es claro y la puja se mantiene. En el norte también, pero al este, en Misiones, donde el gobernador es Hugo Passalacqua del Frente Renovador para la Concordia, aliado del Frente de Todos, también se reprimió a la docencia.

En las últimas semanas estas vienen siendo probablemente las luchas de mayor impacto, por la escala represiva, pero también por la muestra de músculo de los trabajadores, empezando por la docencia, que empiezan a hacer frente a un ajuste que no se aguanta. Es desde ese punto de vista que los intentos de consagrar legislaciones más represivas no pueden verse sino como intentos preparatorios para castigar más duramente la protesta social en momentos en que la crisis amenaza con agudizarse, en los próximos meses o frente al próximo Gobierno.

Sin embargo, no hay que olvidar que en estos cuatro años la vocación represiva de ambos lados de la grieta quedó expuesta en múltiples ocasiones: desde los múltiples desalojos de los sectores más precarios de la población que peleaban por tierra para vivir, cuyo caso más emblemático fue la represión comandada por Sergio Berni y ordenada por Axel Kicillof en Guernica. La postal de las casillas ardiendo fue categórica y un mensaje a todos aquellos que en plena pandemia veían agravada la situación de la falta de vivienda y trabajo. Larreta en la Ciudad de Buenos Aires contra los manteros o el peronista Perotti en Santa Fe contra los trabajadores del puerto también podrían servir de ilustración.

En las últimas horas tanto la CGT como la CTA han sacado comunicados repudiando la reforma reaccionaria de Morales. Bienvenido sea. Sin embargo, queda claro que no alcanza con comunicados. Como viene demostrando el pueblo jujeño, hace falta salir a las calles y un gran paro nacional para enfrentar el ajuste. Justamente esta semana son varias las provincias donde la docencia apuesta a profundizar y generalizar su lucha contra los salarios de hambre de los distintos gobiernos. Desde la provincia de Buenos Aires gobernada por Kicillof, la Santa Cruz de Alicia Kirchner, Chubut donde el gobierno es del massista Arcioni, además de las mencionadas Salta y Jujuy, son algunas de las provincias que saldrán a las calles y harán paro. Es una importante ocasión para que las centrales sindicales abandonen la paz social que mantuvieron estos cuatro años de ajuste y tomen medidas concretas para que los docentes conquisten sus demandas en todo el país. (LID) Por Diego Iung