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Informe especial. Once millones de nuevos pobres: el “modelo empobrecedor” del FMI, Milei y las grandes patronales

Bajo el régimen del FMI la pobreza dio un nuevo salto y arrastró a más de 11 millones de personas, con récords en la tasa de indigencia. Austeridad fiscal, programa inflacionario y decadencia estructural. ¿Cuáles son las perspectivas? Informe especial, análisis, gráficos, y la consulta a los especialistas Eduardo Donza (UCA), Leopoldo Tornarolli (UNLP) y Agustín Arakaki (UBA).

7 de mayo

A casi seis años de la vuelta del Fondo Monetario Internacional, el empeoramiento de los indicadores sociales es notable. Desde que Macri acordó el préstamo stand by hasta fines de 2023 hubo 8 millones de nuevos pobres en el país. Con Milei la austeridad fiscal, el shock devaluatorio y la liberalización de precios, marcaron un salto acelerado de la pobreza: 3,2 millones de nuevos pobres en apenas 3 meses.

La crisis social y económica se agiganta bajo el gobierno de La Libertad Avanza. La motosierra llegó a las propias políticas de contención social que prevé el régimen para las millones de familias que no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas. El Ministerio de Capital (In)humano ha frenado el envío de alimentos a los comedores populares.

El salto de la pobreza, herencia del Frente de Todos

Los últimos datos oficiales confirman que bajo el último gobierno peronista se produjo un fuerte aumento de la pobreza, que pasó de 35,5% en el segundo semestre de 2019 a 41,7% en el mismo período de 2023. Si se toma sólo el cuarto trimestre de 2023, la tasa asciende a 44,9%. Así, hacia fines del año pasado había 20 millones de pobres, y de ese total, unos 5,5 millones de indigentes.

En esta dramática situación, las infancias son las más afectadas. La pobreza alcanzó a 6 de cada 10 niñas y niños de 0 a 14 años, (58,4%) a fines de 2023. En tanto, la indigencia en este grupo etario llegó al 18,9%, es decir, alcanzó a casi uno de cada cinco niñas y niños).

Otro grupo seriamente afectado es la juventud, vinculado estrechamente con los mayores niveles de precarización laboral. En la juventud y niñeces los nivles de pobreza superan el promedio general.

El informe del Indec no publica la pobreza en mujeres. Sin embargo, puede observarse que entre el 10% de la población que menos ingresos percibe, el 64% son mujeres. A su vez, los varones ganan un 25,4% más (entre ingresos laborales y no laborales) que las mujeres en el mismo período. No es de extrañar que la situación de pobreza e indigencia se agrave en los hogares que tienen jefatura femenina.

Lejos de “empezar por los últimos”, la trayectoria de las condiciones materiales de las grandes mayorías bajo la última gestión peronista (Alberto, Cristina y Massa) muestra un desplome categórico. Dejando de lado el momento excepcional que atravesó el mundo en pandemia -que en el país alcanzó un pico de pobreza de 42% en el II semestre de 2020 (ver gráfico)- es a partir de mediados de 2018 cuando la pobreza da un salto. De 27,3 % en el I semestre de ese año pasa a 32% en el II semestre, coincidiendo con el regreso del FMI bajo el macrismo.

Agustín Arakaki es economista de la UBA, investigador visitante del CEPED-UBA y especialista en temas de pobreza, fue consultado por La Izquierda Diario y planteó al respecto que “en la última década, el desempeño fue negativo, más allá de alguna mejora relativa que se pudo observar en algún momento, como en el 2017 o en el 2021. Las causas más inmediatas de este desempeño negativo son conocidas: una economía que no crece (esto significa que decrece en términos per cápita), que no genera empleo de calidad, y con una inflación elevada y creciente”.

Pero hay un aspecto novedoso, usualmente pasado por alto: el salto en la tasa de indigencia después del FMI. La misma pasó de 4,9 % en el primer semestre de 2018 a 11,9% en el segundo de 2023.

Cuestiones de Fondo: ¿por qué crece la pobreza estructural?

La inflación es un factor de relevancia para explicar el crecimiento de la tasa de pobreza, con salarios y jubilaciones corriendo detrás de los precios. Básicamente porque el método actual mide la capacidad de acceso a una determinada canasta de consumos que tienen los ingresos. Se trata de una medición con límites.. Es decir, si el determinante principal para evaluar el umbral de pobreza es el ingreso, se dejan de lado para el análisis factores clave como el acceso al agua y cloacas o las condiciones de las viviendas, aspectos de la infraestructura básica que también han atravesado un fuerte deterioro y desinversión ligados al recorte en la obra pública.

Pero es la relación de sometimiento del país a través del flagelo de la deuda externa, la que explica comportamientos profundos que se consolidan a lo largo de los años: como la suba del piso estructural de pobreza, aún desde el análisis de la pobreza por ingresos.

La Izquierda Diario conversó con Eduardo Donza, investigador del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, quien afirmó que “hace dos décadas venimos de una pobreza estructural en el país”. En el 2002 la pobreza alcanzó el 52%, después mejoró, pero “ siempre hubo al menos un tercio de la población en situación de pobreza”.

¿Cómo se mide la pobreza estructural? Arakaki sostiene que remite a la idea de persistencia en el tiempo,es decir, de una población que no logra salir de la situación de pobreza. Pero explica que es difícil captarla porque no hay fuente de información que permita hacer ese seguimiento.

A ello, “hay que agregarle una segunda condición que es que esas personas no logren escapar de la pobreza en un "contexto positivo", que, de mínima, requiere que la economía crezca”, señala Arakaki, “las medidas adoptadas hasta ahora por el gobierno no sugieren que estén pensando en un crecimiento que favorezca a los/as trabajadores/as, a los/as jubilados/as y a los/as beneficiarios/as de programas sociales”.

Otro factor fundamental para analizar estas tendencias estructurales son los niveles de ocupación. Si bien a diferencia de otras crisis o picos de pobreza no se verifican tasas de desocupación extremadamente altas (inferiores al 7% en 2023, en gran medida porque los datos no captan la población que percibe un plan social), se destaca un piso de 35% de trabajo no registrado que no pudo ser perforado y que incluso subió en los últimos años. A eso se suman las relaciones laborales encubiertas bajo la figura del monotributo, la “uberización” del trabajo y los convenios que incorporan cláusulas flexibilizadoras. De allí una presión a la baja salarial, una dualización y fragmentación de la clase trabajadora y la aparición del nuevo fenómeno de “trabajadores pobres”, que afectaría a uno de cada 3 de los ocupados según la UCA.

En otras palabras, si el estancamiento económico de la última década es uno de los ejes que permiten explicar el aumento de la pobreza, el crecimiento tampoco es garantía suficiente para reducirla sustancialmente si su contraparte es una mayor concentración de los beneficios en manos de unos pocos aumentando la desigualdad social.

Las políticas del FMI son una máquina de generar pobreza

Existe una relación intrínseca entre las clásicas recetas del Fondo Monetario Internacional y el crecimiento de la pobreza en los países deudores. A través de distintos programas de crédito, el “gendarme de las finanzas” brinda asistencia a países con dificultades, imponiendo un abanico de metas fiscales (recorte del gasto), monetarias y cambiarias. Estas exigencias deben cumplirse para garantizar la continuidad de los desembolsos que estos países necesitan como agua en el desierto.

La historia muestra que bajo la dictadura genocida la deuda externa pasó de U$S 8.085 millones en 1976 a U$S 45.065 millones en 1983, casi 6 veces más.

La economista y especialista en deuda, Noemí Brenta sostiene en un artículo publicado en Voces en el fénix que “Los programas del FMI pueden contribuir a mejorar transitoriamente el balance de pagos, ese es su principal objetivo, pero a costa de empeorar la producción, el ingreso y el empleo, y de aumentar la deuda externa y la fuga de capitales. Cuando estos programas se aplican reiterada o permanentemente, como en la Argentina entre 1982 y 2001, dejan heridas profundas en el tejido económico, social e institucional.”

Los planes de austeridad del FMI, que impactan de manera más inmediata sobre las mayorías populares, como los tarifazos, son acompañados por pedidos de reformas estructurales. Laboral, previsional, fiscal, son algunas de las que forman parte del manual de medidas neoliberales y antiobreras. Estar bajo el régimen del FMI implica un condicionamiento económico y político, y el constante saqueo de recursos por la vía de la privatización de empresas públicas, entrega de bienes comunes naturales, fuga de capitales, entre otras. Estos ataques ya estan en marcha, son parte de la Ley Bases, que la semana pasada obtuvo media sanción en Diputados.

El objetivo es garantizar los pagos de la deuda y beneficiar al mismo tiempo a las multinacionales con peso en el Fondo. Cuando la presión de la bota se vuelve insostenible, devienen los incumplimientos de metas, y con ellos la interrupción de desembolsos que aceleran el colapso económico, social y político.

Esto pasa "aún si se recupera el nivel de producto per cápita anterior a la crisis. Eso ha sucedido varias veces en nuestro país.”, concluye Leo Tornarolli, economista especializado en pobreza de CEDLAS consultado por La Izquierda Diario.

Y agrega: “no es una ley de hierro que una crisis macro deje siempre un piso de pobreza que ya no se puede perforar. Lo que ocurre es que luego de la recuperación de la crisis es necesario sostener un sendero de crecimiento por varios años y en eso Argentina no ha sido para nada exitoso.”

Si el derrotero de los indicadores sociales vino de la mano de los programas de ajuste con reestructuraciones de la deuda externa (con acreedores privados, el FMI y el Club de París), a partir de 2025-2026 comenzará a regir un cronograma de pagos tan exigente que resulta totalmente contrario a cualquier mejora de la situación social. En algunos años, los vencimientos rondarán en total los 20 mil millones de dólares. De esta forma, cualquier perspectiva de salida deberá implicar un replanteo profundo de las coordenadas actuales de la economía.

Milei, el empobrecedor acérrimo

“No hay alternativa al ajuste”, dijo Milei y avanzó de manera acelerada con sus planes empobrecedores. En apenas tres meses la cantidad de personas bajo la línea de pobreza ascendió a 3,2 millones, según estimaciones de la Universidad Di Tella.

En igual sentido, Donza explicó que la pobreza aumentó estos últimos meses por dos efectos. Por un lado, fueron las consecuencias de la devaluación, de la aceleración de la inflación, el atraso en la actualización de los ingresos de los hogares, y por otro lado, por el nivel elevado de pobreza estructural.

Pero la licuación aguda de salarios y jubilaciones por la vía inflacionaria y el ajuste fiscal con la “motosierra” que elevaron aún más los niveles de pobreza son apenas el primer paso del programa económico del gobierno de Milei. El mismo pretende torcer la relación de fuerzas entre el capital y el trabajo y realizar un replanteo más profundo de las condiciones de acumulación del capitalismo argentino, sobre la base de una mayor tasa de explotación y de consolidar y expandir la precarización del trabajo junto con un remate de los bienes comunes naturales.

Esto se expresa en gran medida en la letra del proyecto de Ley “de Bases” y de la reforma fiscal regresiva que serán tratados próximamente en el Senado. Buscan asentar un duro golpe a los derechos laborales y flexibilizar las condiciones de contratación, entre otras transformaciones estructurales que van desde la suba de hecho de la edad jubilatoria para las mujeres hasta las privatizaciones, el ataque a la estabilidad en el Empleo Público y especialmente a la reforma laboral para abaratar los despidos y los costos laborales. El proyecto económico de Milei expresa los intereses históricos del capital financiero internacional sobre el país, que confluyen con los del poder económico local subsumido al primero, y que se enmarcan en la hoja de ruta de los pagos de la deuda externa.

No es casual que funcionarios del FMI reconozcan que “el progreso hasta ahora ha sido impresionante” y le recomienden “generar apoyo social y político para ayudar a garantizar la durabilidad y eficacia de las reformas.” Los partidos patronales de derecha como el PRO y la UCR han pactado con el gobierno. Mientras el peronismo, ahora como oposición ha dejado pasar el ajuste y cuando fueron gobierno sellaron un acuerdo entreguista con el FMI.

La vida de millones de hogares trabajadores se encuentra en una nueva encrucijada y tienen posibilidades de torcer este rumbo. Frente a este nuevo intento de reestructurar el país alrededor del capital financiero que sólo puede traer más crisis y miseria para las mayorías trabajadoras, la única alternativa real es el desconocimiento soberano de la deuda fraudulenta e ilegal y la expulsión del FMI y sus planes de ajuste, con la movilización obrera y popular y la huelga general política hasta derrotarlos.

Se agradece especialmente a Eduardo Donza, Leopoldo Tornarolli y Agustín Arakaki por su participación.

Realizaron este informe especial Guadalupe Bravo, Mónica Arancibia, Lucía Ortega y Matías Hof.

Imágenes y diseño: Matías Baglietto, Mariana Ned, Martín Cosarrini, Leonardo Pérez y Fernando Lendoiro. (LID)

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