La geógrafa Silvia Leanza habla del IIRSA, la implementación del modelo neo extractivista y sus posibles impactos socio-ambientales en la provincia de Neuquén
La Iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) surgió en 2000. Según su sitio web, se trata de un “mecanismo institucional de coordinación de acciones intergubernamentales de los doce países suramericanos, con el objetivo de construir una agenda común para impulsar proyectos de integración de infraestructura de transportes, energía y comunicaciones”. En tanto sus detractores afirman que esta Iniciativa persigue la Integración de la Infraestructura Regional para el Saqueo.
Nuestro país está atravesado por diferentes ‘ejes’ del IIRSA: Capricornio, Andino del Sur, Interoceánico Central, Mercosur-Chile, Hidrovía Paraguay-Paraná y Sur. Este último comprende buena parte de la Patagonia Norte y Central, y entre sus planes de infraestructura aparece el mejoramiento de rutas y pasos fronterizos, la extensión de tendidos ferroviarios, electroductos y gasoductos; y la ampliación de puertos, entre otros.
Según información la oficial, el área de influencia del Eje del Sur es de 502.492km² y las obras en carpeta tienen cuatro funciones estratégicas: “reducir costos de transporte para ampliar el intercambio comercial entre los dos países y la complementariedad económica”; “generación de oportunidades de desarrollo económico y social”; “fortalecimiento de un sistema turístico binacional en torno a la zona de los lagos”; y “favorecer la conservación de los recursos naturales de la zona”. Para ello se estima una inversión superior a los u$s 2.700 millones, de los cuales 2.263 millones serían destinados a 24 proyectos de transporte y u$s 450 millones, a 3 obras energéticas.
La geógrafa Silvia Leanza, integrante de la Fundación Ecosur y del Foro Permanente por el Medio Ambiente de Neuquén, trabaja con Irina Gari y Jimena Rojas en un gráfico del despliegue del Eje del Sur en Neuquén. Tomando como base un mapa de la desertización en la provincia, han ubicado las obras proyectadas y diversos emprendimientos extractivos, estableciendo los vínculos entre unos y otros. El objetivo: alertar sobre futuros impactos socio-ambientales.
En esta entrevista Leanza habló del IIRSA, sus alcances en la región y su vínculo con el modelo neo extractivista en avance.
¿Ustedes realizaron un mapa del IIRSA en Neuquén?
En realidad es un conjunto de mapas y esquemas referidos exclusivamente a Neuquén, donde intentamos superponer, desde los procesos de desertificación que padece la provincia, los mega emprendimientos urbanos, de agronegocios y mineros. Y, por último, todos o la mayor parte de los ductos vinculados con el IIRSA.
El sentido original fue localizar en un mapa de la provincia los mega emprendimientos, mineros y energéticos, que durante el año 2009 fueron anunciando por los medios de comunicación las empresas y los funcionarios de gobierno. Sistematizar esos datos y ubicarlos fue toda una la tarea. ¿Por qué? Porque en realidad esos anuncios y las noticias aportan datos sueltos que hay que articular con otra información. Porque el emprendimiento siempre está inscripto en un proyecto que está muy armado, y eso no se cuenta, y el común de la gente sólo recibe una oferta beneficiosa para el desarrollo local, que va a cubrir las necesidades sociales de esa comunidad y de las comunidades próximas.
En realidad todos estos mega emprendimientos están articulados entre sí por una red, compuesta por infraestructuras, en general, energéticas -ductos de gas, petróleo, agua- que hacen posible la explotación de los bienes naturales. Y esta red, que constituye una infraestructura, es la red que provee la Iniciativa de Integración Regional Suramericana, que también establece normas para la integración regional. Tiene su propia legislación adaptada a las necesidades de estos mega emprendimientos, que son planificados por grandes trasnacionales -y en algunos pocos casos, por ahora, “translatinas” [como la minera brasilera Vale y Petrobras].
Y un segundo aspecto que queríamos mostrar es cómo, en el marco del ordenamiento territorial para el Bicentenario -en el que están trabajando el Ministerio de Planificación de la Nación y cada una de las secretarías de Planificación de las provincias-, los mega emprendimientos de infraestructuras se proyectan al servicio de los mega-emprendimientos para la explotación de los bienes naturales -minerales, forestales, soja- y van a generar un nuevo ordenamiento basado en zonas de sacrificio. No zonas, en el caso de Neuquén prácticamente van a dejar la provincia para el sacrificio, y esto es lo que muestra estos mapas
¿Por qué sostenés que estos proyectos no traerán desarrollo sino que transformarán el territorio en “zonas de sacrificio”?
Porque pensar en el desarrollo es pensar también en las posibilidades de desarrollo endógeno, pensar el desenvolvimiento de las potencialidades locales para las comunidades locales, regionales, nacional, para la gente; que genere trabajo, que es algo más que empleo, de calidad y digno. Estas mega infraestructuras (caminos, gasoductos, oleoductos, sistemas interconectados -como el tendido Comahue-Cuyo-, las nuevas represas -como Chihuídos) implican el desplazamiento de población, de comunidades chicas, que tradicionalmente han sido crianceros y desarrollan una agricultura bajo regadío. Economías, a veces, casi de subsistencia, pero con la propia identidad de las comunidades. Comunidades donde la gente tiene un trabajo, produce aquello que consume, aunque quizás no tenga empleo. Las obras de estos mega, en general emplean a los locales para las tareas temporarias, de menor calidad. Por otro lado son empleos que duran lo que duran las obras, nada más
Muchas comunidades que tienen sus tierras en lotes fiscales, que podrían lograr la propiedad veinteañal, son desplazadas por estos mega emprendimientos, vaya a saber a dónde. A veces implican la construcción de un nuevo pueblo. El embalse de Chihuídos I cubrirá más de un pueblo ubicado en un valle de regadío, muy fértil, entonces la solución es trasladarlos a arriba de la meseta, en la pampa pelada. Y otros habitantes de la provincia irán a engrosar los periurbanos de Zapala, de Neuquén Capital y demás, en condiciones deplorables de vida. Porque tampoco hay elementos para su propia realización y no hay respeto de la dignidad de las personas.
Las zonas de sacrificio implican esto: desplazamientos de población, pérdida de la biodiversidad, carencias de agua. No es solamente mover una montaña sino las implicancias que tiene este movimiento, por eso se habla de zonas de sacrificio. Zonas que se reconvertirán en un desierto mucho más grande del que ya tenemos. En este desierto hay vida, el próximo desierto, el de la zona de sacrificio, dejará de tener vida.
El IIRSA empieza a proyectarse en el marco del Área de Libre Comercio de Las Américas (ALCA).
Digamos que es el brazo del ALCA que hace posible que la integración latinoamericana se realice en beneficio de los países centrales, en este caso, de Estados Unidos y Canadá. Pareciera ser, tomándolo sobre todo en la cuestión minera e hidrocarburífera, que en Canadá y EEUU se planifican los aspectos que tienen que ver con las inversiones y el desarrollo de las empresas trasnacionales y, en el marco del IIRSA, se ejecutan las obras necesarias para que las planificaciones y proyectos de las trasnacionales puedan llevarse a cabo.
En la Cumbre de las Américas que se realizó en Mar del Plata en noviembre de 2005, los mandatarios de la América Latina progresista se opusieron al ALCA, promovido por la administración Bush. Ese eje alternativo, que luego promovió la conformación de UNASUR, ¿no cambia el rumbo?
No. En ese sentido, no. Porque en ese sentido la UNASUR sigue garantizando las inversiones de las trasnacionales en el marco del IIRSA. Es más, en Venezuela se está dando en relación al IIRSA un proceso similar al de Bolivia y Argentina.
Esta infraestructura no sería entonces para la industrialización de la región sino para profundizar una economía primaria.
Claro. Si bien muchos de los que se van a ir abandonan una economía primaria, en este caso es una re-primarización de la economía de manera intensiva y para la exportación, exclusivamente. Porque todos estos mega emprendimientos mineros y energéticos no responden, por una cuestión de escalas, a las necesidades locales y/o regionales, sino que responden a las necesidades de un mercado que está demandando determinados productos de manera intensiva. Tampoco podemos pensar en la producción de determinados minerales sea para bastecer el mercado interno, como en el caso Potasio Río Colorado, en Mendoza, cuando requiera potasio como fertilizante. Está dicho en los decretos presidenciales que es exclusivamente para la exportación: 2,4 millones de toneladas de potasio al año, de las cuales el 95% se destina al mercado externo, en este caso, Brasil. Con el cobre pasa exactamente lo mismo, no es para abastecer el desarrollo tecnológico interno, sino que se exporta cuasi en bruto.
En tanto las infraestructuras, en general, son obras que realiza el Estado, sigilosamente y de a pedacitos, y, en apariencia, para satisfacer viejos reclamos de las comunidades locales. Pero en realidad, la envergadura de estas mejoras es exclusivamente para extraer los productos y llevarlos a puerto, sea del Atlántico o del Pacífico. La ampliación del Puerto de San Antonio Este y el de Bahía Blanca o el mejoramiento de los pasos transfronterizos, no tienen más que este sentido. Además, algo que es terrible, todas las obras se hacen con endeudamiento público de las provincias o de la misma Nación.
¿Chihuídos no es para paliar la crisis energética del país?
Chihuído es para paliar la crisis energética de Argentina (se ríe), pero fundamentalmente, creo yo, es para paliar la falta de energía que demandan las mineras en la línea Comahue-Cuyo. Porque por un lado están pidiendo energía los proyectos mineros San Jorge y Potasio Río Colorado, en Mendoza; quizás Calypso Uranium, para los proyectos Campesino Norte y Bloque Central, sobre el río Neuquén. Recientemente la provincia aprobó nuevos bonos de deuda para ampliar el tendido eléctrico desde la central de Alicurá hacia Villa La Angostura y, entre los fundamentos y los beneficios que aportaría, incluían la conexión para la provisión de energía a la planta para el enriquecimiento de uranio en Pilcaniyeu. Aunque también, es de suponer, se va a necesitar algo de energía eléctrica para la extracción de gas de las arcillas compactas y mucha cantidad de agua.
Hay que dar respuesta con energía al Plan Minero Nacional y hay que dar respuesta al Plan Nuclear Argentino de la Comisión de Energía Atómica.
El tema energético es uno de los más fuertes del IIRSA, el ferroviario y el vial también, pero en esta región el tema energético es muy fuerte. En el marco del IIRSA están tanto los campos de generación de energía eólica como los campos geotérmicos, además de los hidroeléctricos. Todos estos proyectos de energías alternativas dejan de ser alternativos por su envergadura. Hay campos eólicos que ya están licitados en la zona de Senillosa y Cutral Co. Estos que están licitados y los que están proyectados tienen una especificación muy clara: “todos serán en tierras fiscales”. En una provincia donde los fiscaleros abundan, para ellos no hay nadie, y los ‘pocos’ que hay, no tienen derechos, ni siquiera veinteañales. Los trasladarán… ‘trasladarán’ es la palabra más suave.
En los mapas del IIRSA están marcadas algunas obras, pero en general cuando se las ejecuta no son presentadas como parte de la Iniciativa.
Hicimos todo este relevamiento a partir de los diarios y en una sola oportunidad encontramos una mención, vinculando una obra con el IIRSA: el Ferrocarril Trasandino, que llega a Las Lajas desde Zapala. “El Trasandino de Sobisch”, le suelo decir, que no cruza ‘ningún andino’, porque en realidad Las Lajas está antes de la Cordillera y el paso que iba a utilizar este Trasandino, que es el paso de Lonquimay, en Chile no han avanzado en absoluto, prácticamente lo han cerrado.
Presuponemos que ese ferrocarril tuvo como sentido llegar hasta las proximidades de Campana Mahuida [en Loncopué] y ayudar a la salida del cobre, de esa explotación que todavía no pudo realizarse.
Sería como la extensión ferroviaria proyectada para Potasio Río Colorado.
Sería como la extensión del ferrocarril desde la explotación de Potasio Río Colorado, en Mendoza, que va a entrar a la provincia de Neuquén por Rincón de los Sauces, y sale hacia el sur, en la zona de Meridano 10, para ingresar a la provincia de Río Negro y conectarse a Ferrosur, el ex Ferrocarril Roca, a la altura de Chichinales.
Ahora me doy cuenta: ¡se está extendiendo el Roca! ¡Qué paradoja! El ex Roca, muchas veces reclamado como ferrocarril de pasajeros interurbano [en el Alto Valle], seguirá siendo un importante ferrocarril de carga para transportar cemento, petróleo y, ahora, potasio, al puerto de Bahía Blanca.
El mapa tiene diferentes capas. Oleoductos, gasoductos, electro-ductos, redes camineras y ferroviarias, es una; otra es la de los emprendimientos hidrocarburíferos y mineros. Forestales y agronegocios, otra. Todo sobre el mapa de desertización de Neuquén. Cuándo juntaron todas las capas, ¿qué pasó?
¡Es una mancha! En realidad lo que estamos pensando es hacer transparencias y fichas, como para que se pueda jugar y se pueda ir viendo qué es lo que va a quedar. Y sumarle a esto una transparencia que de cuenta de los potenciales problemas y conflictos que se avecinan en los diferentes lugares. Y relacionarlo con las cuencas hidrográficas, porque acá quedan afectadas cuatro cuencas hidrográficas: la del Colorado, la del Neuquén, la del Limay y la del Negro. Y éste último es el colector de los otros dos, por eso cualquier proceso de degradación en los ríos Limay y Neuquén lo padece todo el Valle de Río Negro
El agua y los glaciares van a ser severamente impactados, a pesar de que hay quienes dicen que Patagonia es tierra limpia, de promisión, y naturaleza prístina. En realidad, en otro tiempo pudo haber sido, bajo otro modelo, también desarrollista, pero hoy este neo desarrollismo, este neo extractivismo, hace prever el agravamiento de los problemas: de la escasez de agua, de la desertificación y de los glaciares. Además el corrimiento de las isotermas y la prolongación del verano -muy caluroso y muy seco- son indicadores del cambio climático.
El mapa es “para adelantarse a lo que se viene”. En las oportunidades que lo mostraron, ¿cuál fue la reacción de la gente?
Causó alto impacto y la gente se buscaba en el mapa, no miraba la provincia como un todo, sino que se buscaba y preguntaba: ¿esto qué es?, ¿está cerca de dónde?, ¿qué datos tenés? (Información sobre las empresas, sobre cuándo se iniciaba.) ¡Datos que uno no tiene! Porque a veces no podes ni conseguir el Boletín Oficial, es muy difícil conseguir información oficial, la tiran como anuncios.
La gente mira el mapa “de a pedacitos” más que a la totalidad. ¿Se puede enfrentar esto “de a pedacitos”?
Yo creo que sí. Asusta, ¿no? Cuando una empieza a compartir estas cosas con la gente de las comunidades, campesinos, de los pueblos, no sé si se asustan, no me da la impresión de que se asusten. Mi percepción es que van aprendiendo otras cosas y que esas cosas nuevas los fortalecen y dicen: “Bueno, acá tengo una herramienta de lucha”.
En algún momento, en algunas reuniones, algunos empezamos a promover el concepto de cuenca hídrica: “Estamos todos en la misma cuenca y todos vamos a terminar tomando la misma agua”. Entonces uno empieza a sentir que a alguien le va a pasar lo mismo que a mí, o va a sufrir los efectos que están sufriendo otros o los voy a sufrir yo. Como que hay una cierta posibilidad de articular y de dejar de sentirse un pedacito aislado en el medio de la cordillera.
El problema en Patagonia es que la mayoría de los que llegamos tenemos alguna trasnacional arriba. Nuestros padres o nuestros abuelos, de alguna manera, llegaron a este modelo extractivista, en el ’30, en el ’40, en 1910. En general los campesinos, no; los mapuche tampoco. Vivieron de eso, pero se sintieron muy violentados y hoy están en condiciones de reaccionar, el problema mayor, por ahí, somos nosotros, los urbanos.
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