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El relato de Alberto: ¿es verdad que "les pide un esfuerzo a los que más tienen"?

Desde Chaco, el presidente Alberto Fernández sostuvo que "a los que están mejor les duele que uno les pida más esfuerzo". Por qué los intereses de los de arriba se mantienen resguardados, mientras el esfuerzo lo hacen los trabajadores.

9 de enero de 2020

En un recorrido por la provincia de Chaco, el presidente Alberto Fernández sostuvo que "la única Argentina posible es la que ayuda a los que producen y dan trabajo". Además, afirmó que buscará "reparar las injusticias cometidas".

"Sé que a los que están mejor les duele que uno les pida más esfuerzo, pero todo ese dolor será saldado cuando veamos que en la Argentina ya no hay hambre, la pobreza disminuye, y los que no tienen casa la tienen", sostuvo el mandatario.

La definición de Fernández expresa mucho de un relato que pretende instalarse: que la crisis la están pagando quienes más tienen. Pero no es así.

Veamos qué sucede con los sectores que más ganaron durante el macrismo:

Acreedores externos: Hicieron fortunas con la deuda pública, que creció un 30 % durante el gobierno de Macri. Todo el articulado de la "ley de solidaridad", el programa económico de Alberto, se estructura para garantizar los pagos de la deuda. Esa prioridad es explícita en el artículo segundo, que establece como primer criterio de las múltiples emergencias la sostenibilidad del pago de la deuda.

Con el macrismo se pagó, entre capital e intereses, más de U$S 250.00 millones; durante el kirchnerismo, más de U$S 200.000. El gobierno de Alberto Fernández ya utilizó el 2 de enero U$S 1.300 millones del Banco Central para pagar deuda en dólares.

Los bancos: desde 2005 hasta la actualidad obtuvieron ganancias siderales y en los últimos años lucrando con la deuda del Banco Central (Lebacs, Leliqs), la devaluación y las altas tasas de interés. De un total de 77 entidades, son quince los bancos nacionales y extranjeros que concentran el 84 % de los activos. Ganaron $ 243.000 millones en diez meses. Pero no deberán hacer ningún aporte particular de acuerdo a la ley de “solidaridad”. Es más, la ley derogó el moderado impuesto a la renta financiera en moneda nacional que había establecido el macrismo.

Fuga de capitales: Los grandes grupos económicos y los sectores más adinerados del país fugaron por vías legales la suma récord de U$S 322.297 millones en la última década, de acuerdo al informe de Balanza de Pagos del Indec. Este monto supera ampliamente la mitad el PBI y es comparable al total de la deuda pública -en dólares y pesos- que alcanzó los U$S 311.287 millones en noviembre último.

Mineras y petroleras: La minería y la producción de hidrocarburos no sólo no hacen un mayor esfuerzo, sino que además lograron que las retenciones que originalmente iban a tener un tope de 12 % se establezcan en máximos del 8 %. Alberto Fernández había prometido frente a los empresarios de la AEA que impulsaría cambios en las leyes mendocinas y chubutenses para abrir nuevos negocios mineros. En Mendoza, el pueblo rechazó el modelo extractivista y logró ir para atrás con la ley que permitía un envenenamiento de las aguas. La promoción de Vaca Muerta en Neuquén, a contramano de la prohibición del fracking en gran parte del mundo, es parte del mismo escenario.

El agropower: Otro de los aspectos polémicos son las retenciones a las exportaciones de granos. En la ley de solidaridad se facultó al gobierno a aumentar las retenciones un 3 % al campo, con topes de 33 % para la soja y 15 % para las demás exportaciones. Pero al día de hoy todavía Fernández no echó mano a este recurso, a pesar de la devaluación posterior a las PASO de agosto que les permitió embolsar ganancias de $ 92.000 millones. Asimismo, las alícuotas que permite la ley siguen siendo porcentajes inferiores a lo que había a fines del 2015 cuando la soja pagaba un 35 %, el trigo 23 %, y el maíz un 20 %.

Privatizadas de servicios públicos: Los cuadros tarifarios de los servicios públicos serán revisados en los próximos 180 días de acuerdo a la ley de solidaridad, pero mientras tanto los últimos aumentos de Macri quedan en pie. Las ganancias de las principales empresas de servicios públicos suman U$S 3.525 millones entre 2016 y 2018.

Bienes personales: El "impuesto a la riqueza" por excelencia, apenas tuvo un incremento de alícuotas que resultó incluso inferior a lo esperado, y su impacto recaerá proporcionalmente más sobre sectores medios que sobre sectores con mayor riqueza. A estos últimos se les cobra una alícuota todavía baja de 1,25 % (estaba hasta hoy en 0,75 %). Para los bienes en el exterior las alícuotas son menores a lo que se esperaba, se calculaba que el Gobierno podría establecer un tope de 2,50 % y quedó en 2,25 %.

El congelamiento de tarifas por seis meses para revaluar el esquema o la suspensión de algunas rebajas impositivas (en el impuesto a las ganancias o las contribuciones patronales) que el macrismo estableció en la reforma tributaria de 2017 no revierten la situación en tanto que la clase capitalista queda en una posición mejor que la que detentaba en 2015.

Pero los dichos de Fernandez también esconden otra maniobra política e ideológica mucho más profunda: bajar la vara aspiracional.

Un haber jubilatorio de $ 19.000 es "razonable", el congelamiento (o reducción) de las jubilaciones con la suspensión de la movilidad previsional es "solidario". El asalariado que no recibió un bono a fin de año que compense al menos una parte de lo perdido con la inflación, debe contentarse con un aumento en mano de $ 3.320 que luego restarán de paritarias. Los estatales, asalariados rurales y trabajadoras domésticas (es decir, los que están entre los que más perdieron) ni eso. El trabajador precarizado como monotributista debe pagar 51 % más de impuestos mientras a las patronales les mantienen la reducción de cargas sociales. Quienes tuvieron "la suerte" de juntar algunos ahorros e irse de vacaciones al exterior deberán pagar sus gastos un 30 % encarecidos, o renunciar a sus planes.

En otras palabras, no sólo no se revirtió ni se pretende revertir con las últimas medidas la "pesada herencia" de Macri que significó una pérdida de 20 % del poder adquisitivo, el incremento del empleo no registrado o los despidos y suspensiones, sino que es la mayoría de la clase obrera la que continúa haciendo un esfuerzo para llegar a fin de mes. (LID)

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