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El dólar saltó 25 %, ¿cómo quedó tu salario?

Una frase se escuchó este lunes ante la devaluación del peso: “más que poder comprar dólares, lo que importa es a cuánto va a estar la leche”. ¿Dólar atrasado, o lo que están atrasando son los salarios? El impacto ya se hizo notar en precios y transacciones.

13 de agosto de 2019| Lucía Ruiz |

El viernes 9 de agosto tenías 443 dólares. Esa es la cantidad que te alcanzaba para comprar dólares ese día, si hubieses destinado todo tu sueldo de un mes entero a eso (de acuerdoa Indec, el promedio de los asalariados es de 20.640 pesos).

Si "te dormiste" y esperaste hasta el lunes después de las PASO, hubieses podido comprar sólo 360 dólares con el mismo sueldo. Eso sí, siempre y cuando los canales bancarios hubiesen operado normalmente, nunca se sabrá por qué el acceso por internet a la mayoría de los bancos, públicos y privados, estuvo la mayor parte de la jornada sin funcionar. Se dice que hubo mucho flujo de entradas, pero también, se rumorea que los bancos lo hicieron a propósito.

Lo cierto es que en un día perdiste 83 dólares de tu sueldo en dólares, una caída del 19 %. Quizás si tuviste la suerte de ser una o un trabajador registrado del sector privado (salario bruto promedio de 39.700 pesos), la pérdida de tu salario representa una caída de 160 dólares.

Los argentinos saben por qué sucede eso, la cotización del dólar en el país es una variable casi tan cotidiana como hablar del clima: tu salario ahora vale una quinta parte menos porque el dólar saltó de $ 46,50 a $ 57,30, incluso llegó a superar los $ 60.

Muchas y muchos pensarán que este dato es realmente irrelevante: prácticamente la mayoría de los asalariados no está ni pensando en comprar dólares. Aunque quisiera, no le alcanza para hacerlo. Pero no es un dato menos relevante a la hora de pensar quiénes son los beneficiados de una devaluación, teniendo en cuenta que para las empresas que facturan en dólares ahora contratar trabajadores les cuesta un 20 % menos. No fue magia.

A estos ganadores de la devaluación, desde ya, debe agregarse a quienes festejan en el campo por una revalorización de sus exportaciones, a los especuladores del mercado y a los bancos. Aún no se sabe hasta dónde puede llegar el salto en el tipo de cambio, pero lo que se sabe es que impulsar un abaratamiento de los salarios estaba ya inscripto en el plan estratégico del Fondo Monetario Internacional para el país, y todavía va por más.

La batalla por la remarcación

Pero además de perder inmediatamente poder adquisitivo en dólares con una devaluación, comienza también a erosionarse, con más velocidad, la capacidad de compra en pesos de los salarios. Se trata de la infinita lucha contra la inflación y el resguardo de los ingresos y pequeños ahorros de sus efectos devastadores, empujada con la disparada del dólar.

Dependiendo de las condiciones de la economía, el traslado interno a precios puede tomar cierto lapso, y otras veces tiene repercusiones relativamente rápidas y dinámicas. Con la inercia inflacionaria actual superior al 55 % anual y el nivel de incertidumbre sobre lo que sucederá hasta octubre y hasta diciembre (y posterior a ello), no sorprende si comienzan a verse rápidamente los impactos en las góndolas y en la actividad.

Tampoco sorprendería que se intenten ajustar rápidamente las tarifas de servicios energéticos y en los combustibles, que están prácticamente dolarizadas.

Este lunes 12 ya se observaron los primeros elementos de desconcierto: en distintos sectores se paralizó la actividad. En algunos casos directamente sin precios de venta, en otras suspensión de entregas o despachos con aumentos incluidos. En muchos casos las importadoras y/o mayoristas evitaron brindar cotizaciones de todo tipo de repuestos o insumos.

En las góndolas de supermercados, autoservicios y comercios minoristas algunos empresarios ya se apresuraron a remarcar sus precios, en respuesta a lo que “pueda venir”. De acuerdo a Javier Lewkowicz en Página 12, “las grandes empresas de consumo masivo frenaron las entregas a mayoristas y supermercados o ya enviaron nuevas listas de precios con subas escalonadas del 20 por ciento”.

También se afirma que muchos distribuidores incluso aumentaron precios de entregas ya pautadas. En el caso de la rama de automóviles, de acuerdo a Clarín las ventas de 0 km están prácticamente paralizadas. Ciertas concesionarias aseguraron que modificaron el valor de referencia con el que venían operando. "Estamos siguiendo el minuto a minuto" confesaron.

Luego de los saltos bruscos en el dólar, se desata la disputa entre los sectores empresarios, de las distintas etapas de producción y comercialización, por descargar “hacia abajo” los impactos en los precios. Lo cierto es que en última instancia, “hacia abajo” siempre están las familias trabajadoras, quienes ven encarecer los productos de consumo que necesitan para vivir pero los salarios se mantienen estancados. Ese es el verdadero precio “retrasado”.

Desde el año 2015 los salarios reales perdieron un 20 % del poder de compra. En las condiciones actuales se pretende profundizar este abaratamiento de la fuerza de trabajo.

¿Quién fue el responsable de la devaluación post PASO?

Alfredo Zaiat, columnista de Página 12, señala que los responsables de la devaluación "no son los operadores financieros que se ocupan de lo que saben hacer, que es especular con el dólar y activos bursátiles. (...) Quien tiene que hacerse cargo de la catástrofe de otra megadevaluación es el gobierno de Cambiemos".

No se refiere sólo al salto del dólar un 25 % el día posterior al resultado de las elecciones primarias, sino a "otra megadevaluación" en general, dejando abierto a que ocurra o bien durante el gobierno de Macri, o bien después del 10 de diciembre con un probable gobierno de Fernández. Esto es así porque "las bases de la economía macrista son las que provocaron esta debacle".

Basado en elementos de verdad respecto del modelo macrista, la operación es sencilla: quitar de toda responsabilidad al gobierno de Fernández en caso de profundizar el ajuste que empezó Macri. El mismo argumento se encuentra en Alberto, cuando afirma que "el dólar está artificialmente bajo". Y también, extrañamente Zaiat quita de toda acusación a los especuladores financieros porque "hacen lo que hay que hacer".

La devaluación del peso es un silencioso ajuste que permite a todxs lavarse las manos, porque no se sabe bien quién y cómo se genera. Porque se señala a “mercados” abstractos (que detrás tienen nombre y apellido pero su participación en las operaciones se mantiene oculta), a la inoperancia o deliberada política del gobierno actual, a la responsabilidad de los Fernández por haber la falta de confianza que generó su política en el pasado y un electorado que claramente rechazó tajantemente el ajuste pero que en realidad “no sabe elegir”.

La conferencia de prensa que brindó Macri el lunes por la tarde sólo confirmó la estrategia que adoptó al comienzo del día: negación de la realidad contundente en las urnas, incapacidad de autocrítica y especialmente, una convalidación de la suba del dólar operado por las grandes financieras para que actúe como disciplinadora de las aspiraciones sociales. Un verdadero chantaje.

Pero el silencioso ajuste sobre los salarios de la devaluación es también justificado por Alberto Fernández, quien reiteró este lunes lo que ya había adelantado en su campaña: que el precio del dólar estaría “muy bajo”, sostenido artificialmente con los dólares del FMI y las altas tasas de Leliq, y que hay que “sincerarlo”. Palabras que no son nuevas, y que no pueden menos que recordar aquello que dijo Macri al asumir y aplicar una fuerte devaluación a fines de 2015, con Prat Gay a la cabeza del ministerio de Economía.

Cuando Alberto Fernández dice que son ellos (el peronismo) los que "siempre han sacado las papas del fuego", se refiere implícita y explícitamente a la salida de la convertibilidad en el 2002. Omite, no inocentemente, que el “secreto” del crecimiento a partir del 2003 fue el ataque al salario perpetuado por el expresidente Duhalde en el 2002.

La situación internacional y los altos precios de las materias primas le dieron impulso a la economía nacional, pero el “trabajo sucio” de la devaluación lo hizo Duhalde, logrando que los salarios reales cayeran un 30 %. Es eso a lo que se refiere hoy Fernández cuando dice que el dólar está "bajo" y que van a pagar la deuda a los especuladores.

Cada palabra de su programa económico no es casual. Es la perspectiva de ajuste que preparan desde ese espacio político, y esperan que gran parte del "trabajo sucio" ocurra antes de diciembre. No obstante, el precio a pagar podría ser muy alto, recibiendo una economía demasiado en llamas para la cual, una resolución dentro de los límites burgueses y de los contornos del acuerdo con el FMI, choca de frente con las ilusiones de mejora que grandes masas de la población depositaron en la fórmula Fernández-Fernández. (LID)

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