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Cuando comer es una odisea: los alimentos subieron un 66 % en el último año

El rubro sigue siendo el de mayores aumentos y en los últimos doce meses alcanza subas superiores en un 10 % a la inflación minorista promedio, que trepa al 55,8 %.

16 de mayo de 2019

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) publicó este miércoles el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del mes de abril, que alcanzó un aumento del 3,4 %. Con los datos informados, en los últimos doce meses la suba del costo de vida acumula un incremento récord del 55,8 %.

El hecho de que el porcentaje haya sido menor al mes de marzo (4,7%) habilitó a Guido Sandleris -presidente del Banco Central- a brindar una escueta conferencia de prensa en la que declaró que "la inflación ha retomado un sendero descendente, pero sigue siendo alta".

Sandleris admitió que “estos niveles de inflación causan un gran daño, especialmente a los más humildes. Es por ello que nos mantendremos firmes con nuestra política monetaria para derrotar a la inflación".

Pero a pesar de estas expresiones de “deseo” de Sandleris, la aplicación de medidas monetarias contractivas con tasas por encima del 70 %, que incentivan la especulación financiera, sólo lograron aumentar la inestabilidad cambiaria y profundizar la recesión de la economía.

Sumando el efecto de los tarifazos y de un plan de ajuste digitado por el FMI, el resultado de las medidas macristas respecto a contener la inflación y planchar el dólar han sido un fracaso.

La desaceleración del nivel de precios registrado en abril se explica por una menor suba en los ítems de Alimentos y Bebidas no alcohólicas (2,5 % frente al 6 % registrado en marzo). Los rubros que más aumentaron fueron Prendas de vestir y calzado, Equipamiento y mantenimiento del hogar y Transporte.

Otras subas se registraron en los rubros como Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (2,9 %); Salud y Comunicación (3,5 %); Recreación y cultura (3,2 %); y Restaurantes y hoteles (4,1 %).

Inflación alimentaria
La caída permanente del poder de compra del salario -que en 2018 fue, en promedio, de un 12 %-, aumenta el malestar sobre los trabajadores que cada vez hacen más sacrificios para llegar a fin de mes.

Una encuesta reciente mostró que el 96 % de los hogares ajustaron sus consumos, están preocupados por la situación laboral y sus expectativas sobre la economía han empeorado.

En este marco, en un intento por recomponer el consumo, las ofertas del Hot Sale incluyeron rebajas sobre alimentos en supermercados. La alimentación en los hogares es, claramente, uno de los rubros donde pesa el ajuste.

A pesar la desaceleración confirmada por el IPC de abril, el rubro de Alimentos y Bebidos no alcohólicas acumula una alarmante suba del 66 % en los precios minoristas en los últimos doce meses.

Los sectores empobrecidos que destinan la totalidad de sus escasos ingresos a la compra de alimentos y servicios básicos son los más afectados por la altísima inflación alimentaria.

En abril los alimentos continuaron presentando subas por encima de la inflación promedio medida por el IPC. Dentro de los productos con mayores subas respecto al mes anterior se encuentran los quesos (con un estrepitoso 15,5 %), la manteca (9,8 %), las salchichas tipo viena (8,1 %) y los fideos guiseros (7,1 %).

Otros alimentos, como el dulce de leche y la leche fresca entera en sachet (que es elemental para la alimentación de los niños) escalaron un 6,8 % y 6,6 %, respectivamente.

Un reciente informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica (UCA) señala que, en el último año, 600 mil niños y niñas entraron en la pobreza.

La UCA, además, advirtió que hubo un importante aumento del déficit alimentario, del desempleo, del hacinamiento y de la imposibilidad creciente de amplios sectores de la población a acceder a medicamentos esenciales para su salud y a la educación.

Estos golpes constantes sobre el nivel de vida de la población trabajadora son inseparables de las políticas de ajuste que llevan adelante Macri y los gobernadores peronistas, bajo las órdenes del FMI.

En Cambiemos el desafío de cara a octubre es intentar “controlar” la cotización del dólar y la inflación, mientras garantizan que los grandes especuladores, las patronales del campo y los bancos sigan acumulando ganancias exorbitantes. Esto implica, al mismo tiempo, sostener a rajatabla los acuerdos firmados con el FMI.

Desde la oposición peronista y kirchnerista, se propone la renegociación de la deuda y los acuerdos con el FMI. Sin embargo, es preciso señalar que no existe esa posibilidad sin que el organismo internacional presente nuevas condiciones que impliquen profundizar el ajuste sobre el pueblo trabajador. No existe la "renegociación favorable", la historia de decenas de países en todo el mundo lo testimonia.

En ese marco, Cristina Kirchner viene a proponer un "pacto social" con empresarios y sindicatos. Sin embargo, como la experiencia histórica demuestra, ese tipo de acuerdos solo puede terminar en nuevos ataques sobre las condiciones de vida de clase trabajadora.

Sólo un plan de medidas pensado en función de los intereses del pueblo trabajador, que ataque la ganancia de los capitalistas y rompa con el chantaje del FMI podrá frenar el camino de catástrofe social al que nos empujan los grandes empresarios y sus partidos. (LID)

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