El presidente Mauricio Macri amenazó hace pocos días que “la ANSES no da para más”. De manera consecuente con ello, desde la mal llamada “Reparación Histórica” para Jubilados y Pensionados el gobierno había iniciado un camino de permanente socavamiento de las bases del sistema jubilatorio. En las últimas semanas, las noticias sobre los planes de avanzar con nuevas medidas encienden necesariamente un rojo de alarma. Hay cambios evidentes, pero otros más silenciosos, que en forma aparentemente desarticulada apuntan a lo mismo: meter mano en la Caja.
En eso consiste sencillamente la receta con la cual el gobierno pretende abordar sus distintos escollos -además de la postergación de los desequilibrios con el creciente endeudamiento externo. ¿Cómo resolver la disputa por el Fondo del Conurbano? De la plata que le correspondería a la ANSES por el Impuesto a las Ganancias. ¿Cómo reducir sensiblemente el gasto público con el menor costo político? Bajando las jubilaciones a través del cambio en la Movilidad Jubilatoria. ¿Cómo bajar el “costo laboral” y aumentar la ganancia empresaria? En gran parte con una estrepitosa liquidación de las contribuciones patronales. ¿Cómo condonar las deudas a los fugadores de capitales y a los evasores? Anexando el “blanqueo” de capitales con una supuesta medida de recomposición de haberes a un sector de jubilados, la Reparación Histórica, pero que en realidad nunca estuvo pensada para favorecerlos sino que abre la puerta a la liquidación del Fondo de Garantía de Sustentabilidad.
De una u otra forma, sea en el borrador de la reforma laboral, sea en la reforma tributaria, sea en nuevas leyes o decretos, cada nueva medida contribuye a un alarmante desfinanciamiento de la ANSES. La coronación de este armado será la nueva ley jubilatoria que comenzará a tratarse en la “Comisión de Sustentabilidad” que se formará para ello en diciembre, según planea el gobierno, y de la que nada bueno puede esperarse para los jubilados.
Repasamos las implicancias de los cambios que el gobierno fue anunciando, en las distintas reformas que impulsa, sobre los recursos del sistema jubilatorio:
Sin embargo, claramente se trata de un trueque poco favorable para el organismo que regula los recursos de la Seguridad Social. De acuerdo a un informe del Instituto de Trabajo y Economía (ITE), de la Fundación Germán Abdala, la pérdida de este enroque podría llegar hasta los $220.000 millones.
No hay que olvidar las implicancias ya actuantes sobre el financiamiento de ANSES de las medidas que el gobierno pudo aplicar en sus dos años de gestión, especialmente la “Reparación Histórica”. Esta ley redujo los recursos de ANSEdestinará a las provincias que no transfirieron sus aportes al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). También la ley abrió la posibilidad de vender los activos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad, lo que de concretarse dejaría sin espalda al sistema previsional ante eventuales crisis.
En forma inmediata, la “Reparación” se lanzó con el fin de terminar con los juicios por jubilaciones, poner fin a las moratorias que permitieron hasta ahora jubilarse a mucha gente que no llegaba con los aportes necesarios, y tender a una renta universal más baja que la mínima. Concretamente, la idea era que quienes aceptaran la “reparación histórica” terminaran recibiendo menos recursos que los que deberían cobrar según los dictámenes de la justicia.
Los trabajadores de hoy, los jubilados del futuro
Si en la actualidad el sistema jubilatorio “no da para más” es principalmente por la miseria que reciben actualmente los jubilados y pensionados. En marzo de este año, después de la Reparación Histórica, el 65% de los 6,8 millones de beneficios estaba en el haber mínimo jubilatorio (hoy de $7.245,37) según el Ministerio de Trabajo, mientras que el 88% se encontraba por debajo de la Canasta de los jubilados.
Las medidas de recorte del gobierno sólo apuntan a empeorar esta drástica situación. La propia Universidad Católica Argentina señala la pobreza que atraviesa a los adultos mayores. Los ajustes señalados arriba recaen no sólo sobre los actuales adultos mayores, sino especialmente a toda la masa de trabajadores activos en la actualidad, a quienes el gobierno pretende imponer una profunda flexibilización laboral pero también la extensión de esta precarización de la vida por más tiempo y con peores condiciones a futuro.
Por ello el enfrentamiento a las medidas de ajuste debe ser “en toda la línea”: Rechazar de conjunto la (contra) reforma laboral y tributaria, que el macrismo apunta a hacer avanzar en estas semanas mediante la negociación “punto por punto” que avala la burocracia de la CGT. Y también prepararse para enfrentar las medidas regresivas que se vienen con la reforma jubilatoria.
El desarrollo de la técnica ya permite terminar con la precarización y la flexibilización laboral, alcanzar un salario mínimo que cubra la canasta familiar y un haber jubilatorio que cubra la Canasta de jubilados así como el 82% móvil del último salario para los jubilados. Lejos de reducirlas, una medida urgente para evitar el desfinanciamiento de las jubilaciones es restituir las contribuciones patronales a los niveles previos a las reformas de los años ´90.
Es necesario apostar a un programa integral desde y para la clase trabajadora, activa y pasiva, es decir, un conjunto de medidas que defiendan "nuestra vida" atacando la ganancia de los capitalistas. Esas son las banderas a levantar en oposición a las contrarreformas del gobierno.
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