El mundo asiste atónito e indignado a un nuevo capítulo de la agresión militar que ha caracterizado al imperio norteamericano, esta vez con la complicidad explícita de una parte de Europa e implícita del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ya que ni China ni Rusia ejercieron su derecho a veto para impedir la masacre. Se abstuvieron, lo que pareciera que les da derecho ahora, ya producido el bombardeo masivo sobre Libia, a vociferar sobre los “excesos” en que incurren los tres (…)