Curar, levantar, liberar. Expulsar los demonios. Y después reconocer con sobriedad: he sido un simple “obrero del Reino”. Esto es lo que debe hacer y debe decir de sí mismo un ministro de Cristo cuando pasa a curar los “muchos heridos” que esperan en los pasillos de la Iglesia “hospital de campaña”.
La mirada del Papa es atraída por la descripción que Jesús hace del estilo que deben asumir sus enviados al pueblo: personas que estén sin pompas – no lleven “ni pan, ni bolsa, ni dinero en el (…)