Trabajar el doble para sobrevivir: una nueva normalidad para muchos salteños

El 16% de los salteños con trabajo buscan otro empleo. Sostienen que se necesitan dos trabajos para llegar a fin de mes. La presión económica impacta en el cuerpo y la mente.

Un nuevo informe del INDEC sobre mercado de trabajo reveló que en Salta el 44,8% de la población encuestada está en actividad, el 42,2% tiene empleo, mientras que la tasa de desocupación alcanza el 5,9%. Pero el dato que más preocupa es el de los ocupados demandantes: el 16,3% trabaja, pero busca activamente otro empleo, reflejando que un solo ingreso no alcanza para cubrir los gastos básicos. 12,1% son subocupados: trabajan menos de 35 horas semanales y quieren trabajar más. 6,6% son subocupados demandantes: quieren trabajar más y están en búsqueda activa. 5,5% son subocupados no demandantes: quieren más horas pero no están buscando.

La provincia cuenta con unos 670 mil habitantes, de los cuales 300 mil integran la población económicamente activa. Según el mismo relevamiento, 283 mil están ocupados, 18 mil desocupados, 49 mil ocupados demandantes y 36 mil subocupados, es decir, personas que trabajan menos de 35 horas semanales de forma involuntaria y desearían hacerlo por más tiempo.

A esto se suma una realidad que se palpa en la calle. Natalia, de 45 años, lo resume en una frase cruda: “La gente necesita más de un trabajo porque uno solo no alcanza para vivir. Tenés que trabajar 12 o 14 horas al día y aún así no llegás a fin de mes. Todo está carísimo”.

Rubén, de 32 años, tiene esposa y dos hijos. De lunes a viernes trabaja en una empresa de descartables y los fines de semana vende empanadas con su pareja en la zona sur. “Lo hacemos para sumar unos pesos más. No hay otra. Si no nos movemos, no comemos”, cuenta. Por su parte, Sergio, de 29, maneja un taxi por las noches para poder estudiar programación durante el día. Cuando puede, arregla computadoras. “Todo suma. Me esfuerzo porque me quiero recibir, pero se hace cada vez más difícil”, dice. Lo mismo ocurre con Francisco, panadero de 57 años que vive en zona oeste y los fines de semana hace fletes: “Trabajo desde los 14 años, pero nunca me había costado tanto llegar a fin de mes”.

Las cifras acompañan estos relatos. Jorge Paz, licenciado en Economía, doctor en Demografía y director del Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (IELDE), explicó en diálogo con Radio Salta que el incremento en el desempleo no fue abrupto en el último trimestre —pasó de 7,7 a 7,9%—, pero sí marca una tendencia sostenida desde el año 2022. “Esta cifra no es una sorpresa. Ya esperábamos que con un enfriamiento de la economía y un ajuste tan fuerte, aumente el desempleo. Y puede aumentar aún más”, advirtió. Para Paz, el impacto de la crisis es profundo: “Aumentó el desempleo en mujeres, en personas que no tenían ocupación anterior, en quienes llevan más de un año buscando trabajo. También cayó el empleo en sectores como la construcción, sector primario: hotelería, restaurantes”.

Una de las aristas más preocupantes que plantea el economista es el estrés económico, que afecta especialmente a la clase media. “Es decir, es el sentir que no vas a llegar a fin de mes. Eso está aumentando notablemente. La gente está presionada y eso también se traslada a una presión física, por este tema de que no se sabe que va a pasar. Muchos piensan: `está el precio bajo, pero no hay plata para comprar cosas”, señaló. Este indicador, el estrés económico, está siendo relevado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA que presentará la próxima semana un informe.

El contexto actual también refleja que la estabilidad macroeconómica, lograda con control de inflación y dólar planchado, tiene como contracara una recesión profunda en el consumo. “La estabilidad de precios se logró desactivando los mecanismos de actualización salarial. Eso frena el consumo y, cuando la gente no compra, las empresas no venden y tampoco contratan. Incluso piensan en despedir. Esto afecta sobre todo a las pymes que venden al mercado interno”, sostuvo Paz.

Mientras tanto, en Salta, los trabajadores siguen buscando salidas. Muchos asumen más horas, duplican jornadas, o apuestan a trabajos paralelos. El desafío está planteado y, como advirtió Paz, no parece tener una solución a corto plazo.

“Cuando trabajar no alcanza”

En Salta, muchas personas que tienen empleo viven con la sensación de que no alcanza. No se trata solo de sumar más horas de trabajo, sino de resignar descanso, tiempo familiar y bienestar para poder llegar a fin de mes. Esa presión diaria genera lo que especialistas llaman “estrés económico”: el temor constante de no poder cubrir los gastos básicos, con impactos que se sienten en el ánimo, la salud mental y en el cuerpo.

El pluriempleo aparece como una salida obligada, pero muchas veces precariza más la vida. Hay quienes trabajan más que nunca y, sin embargo, viven con menos. Se reducen los espacios de cuidado personal, se posterga el estudio y se debilitan los vínculos cotidianos.

Frente a este escenario, miles de salteños y salteñas siguen adelante. Con creatividad, apoyo mutuo o doble jornada, encuentran formas de sostenerse. Esa fuerza, silenciosa y persistente, también es parte de la realidad social que atraviesa la provincia.

Los indicadores

49 mil personas tienen empleo, pero buscan otro para mejorar sus condiciones de vida.
Según el INDEC, 300 mil personas conforman la población económicamente activa en Salta.
La tasa de desocupación en Salta fue del 5,9 % durante el primer trimestre de 2025, un porcentaje significativo que refleja una realidad preocupante. (tribuno)