Pobreza.Más ajuste social: Daniel Arroyo quiere un “ingreso universal con contraprestación laboral”

El ministro de Desarrollo Social coincidió con la propuesta de un subsidio “universal” pero con bajos montos, a tono con la propuesta de movimientos cercanos al gobierno. Sin embargo dijo que hoy no están dadas las "condiciones fiscales".

El ministro de Desarrollo Social Daniel Arroyo se refirió hoy a la crítica situación social en una entrevista radial en AM 750.

Arroyo hizo un análisis de los 9 millones de personas que cobraron el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) durante los meses más críticos de aislamiento social por la pandemia. "Hay 3 millones de personas que recuperaron la actividad anterior, otros 3 millones van en camino y otros 3 millones tienen muchos problemas". O sea, entre “los que van en camino” y los “tienen muchos problemas” hay 6 millones de personas. Nada menos.

Pero además el ministro se refirió a un debate que surgió en las últimas semanas: ¿qué planes tiene ante la crisis social que todos reconocen que no para de profundizarse?

Ante la pregunta de los periodistas, Arroyo señaló que "la Argentina tiene que ir a un ingreso universal de base con contraprestación laboral”. Como ejemplo mencionó el Programa Potenciar Trabajo. Sin embargo, agregó que hoy no están dadas las "condiciones fiscales" para llevarlo a la práctica. “Es un debate que hay que darse para los próximos años, partiendo de la idea de que todo apoyo económico que da el Estado tiene que tener contraprestación laboral" dijo el ministro.

Potenciar la precarización
En el último año aumentó en 3 millones la cantidad de personas bajo la línea de la pobreza en nuestro país, llegando al 42 % de la población. La cantidad de personas que se quedaron sin empleo e ingresos también creció, sobre todo entre las trabajadoras y trabajadores informales y precarios.

Junto al techo en las paritarias que significa un duro golpe al salario real de los ocupados, lo que está en discusión es un aumento de la precarización y fragmentación del conjunto de la clase trabajadora.

Arroyo está reconociendo que en los próximos años millones de personas tendrán que hacer una “contraprestación laboral”, o sea trabajar por un “ingreso base”, una suma miserable. Es el ejemplo de Potenciar Trabajo, que hoy tiene casi 900 mil beneficiarios. Cobran la mitad del salario mínimo, vital y móvil: 12.600 pesos. Tienen que realizar tareas en sus municipios o barrios, sea de construcción, obras, limpieza, textiles y en cooperativas de distinto tipo. O sea tienen que trabajar por un quinto de lo que el mismo gobierno considera la “línea de pobreza”, 65 mil pesos.

En ese mismo sentido, uno de los proyectos que ha llegado al Ministerio y a distintos bloques del Congreso es el de implementación de un “salario básico universal”. El mismo fue propuesto por la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) que conduce Juan Grabois. Según trascendió, sería un ingreso “permanente”, con un “monto móvil” y con una “prestación reducida”. Los montos serían de entre un tercio y un sexto del Salario Mínimo Vital y Móvil, o sea entre 4500 y 9000 pesos.
Según el dirigente de la UTEP cercano al Gobierno, “la idea es que el plan funcione como transición a la recuperación económica de los trabajadores. El planteo es que a los empleadores que tomen a estas personas se les descuente el monto del subsidio de las cargas sociales, por lo menos por un año” (La Nación). Contraprestación precaria por años o trabajo, precario seguramente, con subsidio a las patronales.

Ajuste y explotación a los más pobres
Como decíamos antes, el Gobierno rechazó renovar el IFE, aunque tuviera una bajo monto. Fue parte del recorte en gastos “sociales”. Según un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso, comparando el mes de mayo de 2020 y 2021, los desembolsos totales del Ejecutivo Nacional en programas sociales retrocedieron 42 % en términos reales. No porque se haya generado “trabajo genuino” ni bajado la pobreza, no hace falta explicarlo mucho.

El debate dentro de la coalición oficial si conviene el Potenciar Trabajo acompañado por la Tarjeta Alimentar o implementar un “salario básico universal” esconde un acuerdo sobre seguir precarizando y fragmentando a la clase trabajadora, donde se consolida un sector que no puede acceder a trabajo genuino con un salario acorde a la canasta familiar, sino que tiene que sobrevivir entre el desempleo, las changas y la contraprestación por una paga miserable.

Incluso el macrismo ha sostenido esos planes durante su gestión y el FMI está de acuerdo con mantenerlos para evitar estallidos.

¿Es imposible salir de ese círculo de pobreza y más explotación?

Para nada. Como analizó Pablo Anino aquí, con los fondos que se destinan a bancar el curro de las Leliq (un instrumento de deuda del Banco Central con que los bancos ganan mucha plata), los pagos de la deuda fraudulenta o un verdadero impuesto a las grandes riquezas, se podría pagar un IFE de 50 mil pesos para los millones que la necesitan.

Para nada. Mientras se apoya el reclamo de las organizaciones piqueteras independientes, que plantean un aumento de la cantidad y el monto de los programas, hay que pelear por una verdadera salida. Como un plan de obras para resolver las necesidades de la población (viviendas, redes de gas y otros servicios, cloacas), que genere millones de puestos de trabajo pero bajo convenio y con un salario acorde a la canasta familiar. Junto a la prohibición de los despidos y el reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, permitirían salvar a la clase trabajadora de la desocupación y la degradación.

Por esta salida solo pelea el Frente de Izquierda Unidad. (LID) Por Ulises Valdez