Tras el anuncio de una nueva convocatoria, un estudio elaborado por la CTA revela la pérdida de poder adquisitivo con la nueva gestión de Javier Milei, por bajos aumentos.
La situación del salario mínimo, vital y móvil en Argentina atraviesa uno de sus momentos más críticos en décadas. El poder de compra del salario mínimo se desplomó brutalmente desde la asunción del actual gobierno, perdiendo más de un tercio de su valor real entre noviembre de 2023 y abril de 2025.
El dato pertenece a un informe elaborado por Mariana L. González para el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA) en donde refleja que la caída del salario mínimo se produce en un contexto de acelerada inflación y bajo aumento salarial.
De hecho, los datos revelan que, a febrero de este año, el salario mínimo representaba menos de una quinta parte del salario promedio registrado en el sector privado. Esta cifra evidencia su creciente pérdida de relevancia como herramienta para garantizar un piso salarial digno.
El retroceso actual se suma al deterioro acumulado en años anteriores: en comparación con noviembre de 2019, el salario mínimo real cayó un 44,1%, y si se mide contra noviembre de 2015, la pérdida alcanza el 57,3%. Si se hubiese mantenido el poder de compra desde 2015, el salario mínimo rondaría hoy los 700.000 pesos.
El panorama es aún más alarmante al compararlo con las canastas básicas definidas por el INDEC. Hoy, el salario mínimo cubre apenas el 58,1% de la canasta básica alimentaria (línea de indigencia) para una familia tipo y poco más del 25% de la canasta básica total (línea de pobreza). Estos niveles son peores que los registrados durante la crisis del 2001.
La evolución histórica muestra que el valor real actual del salario mínimo es más bajo que durante buena parte de la década del ’90 y similar al de la crisis de la convertibilidad. Según CIFRA, esta degradación refleja el abandono del salario mínimo como política activa para reducir la desigualdad salarial.
Últimos aumentos muy lejos de la inflación
Durante 2024, el Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo se reunió en cuatro ocasiones, pero en todas ellas la falta de consenso llevó a que fuera la Secretaría de Trabajo quien impusiera los aumentos nominales, mayoritariamente en línea con las propuestas empresariales. La última actualización, dispuesta en diciembre de 2024, consolidó la tendencia descendente, con una pérdida adicional del 7% en el poder adquisitivo.
Los aumentos nominales otorgados en los últimos meses quedaron muy por detrás del avance de los precios. Por ejemplo, entre septiembre de 2023 y marzo de 2025, el salario mínimo subió de $132.000 a $296.832, lo que representa un incremento del 124,8% en términos nominales, frente a una inflación acumulada que triplicó ese porcentaje.
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