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Schorr sobre las alimenticias: "Es una industria altamente concentrada"

El investigador del Conicet, entrevistado por La Izquierda Diario, analizó la situación de la industria alimenticia y su capacidad para imponer precios. Remarcó que “los distintos gobiernos del kirchnerismo no han desandado buena parte del andamiaje desregulador de los años de neoliberalismo extremo”.

16 de mayo de 2022

Martín Schorr es Doctor en Ciencias Sociales e investigador del Conicet y escribió numerosos libros sobre el desarrollo industrial argentino y sobre el comportamiento de los grupos económicos cómo Industria y Nación, Restricción Eterna, Entre la década ganada y la década perdida y La financiarización del capital. Además editó recientemente El viejo y el nuevo poder económico en la Argentina. En esta oportunidad explica los límites que tiene el Estado para intervenir en el mercado de la industria alimenticia que viene aumentando los precios a un ritmo récord para las últimas décadas; llegando 62,1 % de alza a nivel anual en el mes de abril.

En el contexto actual de una inflación muy alta y persistente en alimentos y productos de la canasta básica se habla mucho del papel de las grandes empresas alimenticias para imponer precios. ¿Cómo se compone la cadena alimenticia en términos de concentración económica? ¿Qué lugar tienen esos grupos dentro de la cúpula empresarial del país? ¿Qué niveles de extranjerización se encuentran en esta rama?

Se trata de una industria altamente concentrada, naturalmente con situaciones heterogéneas en su interior. En su mayoría se vinculan con capitales extranjeros y nacionales altamente transnacionalizados. Además del poder económico indudable que tienen en lo que refiere a la formación de precios, cabe destacar su aporte importante al aporte de divisas por la vía exportadora pero, dado que se trata de fracciones altamente transnacionalizadas, tienen una propensión a la “fuga de divisas” por distintos renglones del balance de pagos (remisión de utilidades, pago de dividendos, operaciones financieras, etc.). Además, es importante remarcar que los distintos gobiernos del kirchnerismo no han desandado buena parte del andamiaje desregulador de los años de neoliberalismo extremo. Esto es clave porque indica que, en los hechos, el Estado encuentra grandes condicionamientos para intervenir en mercados altamente concentrados, como el alimenticio (tanto en el plano industrial como en lo que refiere a los canales de comercialización). De allí que bajos ciertas circunstancias, estos oligopolios tienen una clara capacidad de apropiarse de excedentes de modo diferencial, por caso vía la fijación oligopólica de precios.

En cuanto a las empresas alimenticias trasnacionales, ¿se conoce cuál es el grado de evasión y/o fuga de capitales mediante el comercio o crédito intrafirma?

Hay numerosos estudios que dan cuenta de la importante elusión impositiva que realizan estos capitales, lo mismo que muchos nacionales altamente transnacionalizados. Si bien en el último tiempo ha habido algunas mejoras en el control estatal de este tipo de prácticas, la salida de divisas, y la elusión fiscal, vía precios administrados en el comercio exterior constituye una realidad muy expandida, con lo que implica en términos de desequilibrios fiscales y del sector externo de la economía.

Volviendo a la concentración marcada en la industria alimenticia, ¿se trata de una particularidad nacional o pasa lo mismo a nivel global?

Es una realidad que se da en numerosos países. Lo problemático en el caso argentino, en mi mirada, se vincula con dos factores.

El primer elemento se relaciona con que a raíz de ciertas políticas neoliberales (en particular las de apertura y desregulación), en los hechos el Estado argentino se ha quedado con pocas herramientas efectivas para intervenir sobre los mercados en general, y sobre los altamente concentrados en particular. De allí la importancia de contar, como mínimo, con una legislación anti-monopólica adecuada y eficaz, tanto en lo que refiere al control de procesos de fusiones, adquisiciones, etc., como en lo que atañe al despliegue de conductas anti-competitivas, discriminatorias o abusivas por parte de los actores económicos más relevantes. En esto nuestro país tiene varias asignaturas pendientes que terminan siendo funcionales a los capitales más concentrados.

El segundo es la centralidad estructural de estos segmentos capitalistas en la definición del comportamiento de variables económicas relevantes como, entre otras, el balance de pagos, la inversión, la formación de precios, la ecuación fiscal, el mercado de trabajo, los salarios y la distribución del ingreso. Esa centralidad estructural les ha conferido a estos segmentos del poder económico un poder de veto ostensible y determinante sobre el funcionamiento estatal, que por lo general han hecho jugar a su favor y se ha manifestado de maneras diversas: corridas cambiarias, subas de precios, reticencia inversora, obtención de una amplia gama de prebendas, “colonización” de ciertos espacios de la gestión pública, etc.

Otro de los aspectos en debate tiene que ver con la inflación mundial y en especial la suba de los precios de las materias primas acentuada con la guerra entre Rusia y Ucrania. ¿Qué papel tiene en la “inflación importada” (el traslado de precios externos a internos) el hecho de que el comercio exterior esté hoy en manos de unas pocas empresas privadas?

Es indudable que la “inflación importada” ejerce una presión muy fuerte dado el perfil de especialización y las modalidades de inserción internacional de la Argentina. En ese marco, es claro que al elevado nivel de concentración económica de las exportaciones y de la producción alimenticia hay que sumarle el ostensible déficit que tiene el Estado nacional en lo que refiere a instrumentos que mitiguen la presión alcista de los precios. Por eso antes apuntaba a que el problema no es sólo la muy elevada concentración, sino también la escasa capacidad estatal para intervenir en ese tipo de mercados, sobre todo en este tipo de coyunturas (o ante fuertes devaluaciones del peso). (LID) Por Lucía Ortega / Guadalupe Bravo
Economista |

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