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¿Quién banca el ajuste de los CEO?

La crisis por el tarifazo en el gas dejó expuesto el malestar social por las medidas económicas de Cambiemos. Los desequilibrios se acumulan unos sobre otros. No se ve la salida al final del túnel.

13 de julio de 2016| Pablo Anino |

La recapitulación sintética de datos de los últimos días exhibe un escenario económico tempestuoso.

La inflación Congreso, dada a conocer por diputados de la oposición patronal, fue 2,9 % mensual en junio y superó el 45 % anual. Hay cierta desaceleración, pero no la suficiente para alcanzar el objetivo del 25 % que se fijó el gobierno.

La política monetaria del Banco Central sufrió varios volantazos sin lograr domar la suba de precios, en parte por los tarifazos que son obra del propio gobierno. Así emerge que el verdadero freno para conquistar la desaceleración inflacionaria es la depresión del consumo.

El anuncio oficial de la recesión, realizado días atrás, es ratificado con cada nuevo dato que sale a la luz. Según la UIA, la actividad industrial cayó 5 % interanual en mayo. Diez de los doce bloques industriales registran descensos. Incluso un onceavo bloque, el de la alimentación, caería si no fuera por la evolución positiva de las oleaginosas.

Las suspensiones volvieron al primer plano en las automotrices cordobesas. El fantasma de la desocupación no es sólo un espectro, sino que se basa en datos objetivos: entre diciembre de 2015 y abril del corriente año se destruyeron 62.621 puestos de trabajo registrados.

En el mundo empresarial dicen que junio fue el peor mes del año. Es decir, que es muy probable que haya seguido su camino la destrucción de empleos.

No hay datos del “submundo” del trabajo informal. Sí, la presunción que entre los trabajadores en “negro”, donde entre otros derechos ausentes no existe indemnización, los despidos podrían ser de mayor proporción que en el “mundo” registrado.

Si con la recesión imperante la inflación se mantuvo en ascenso ¿Cómo hará el gobierno para que baje la escalada de precios cuando, según el relato oficial, debería reactivarse la economía en el segundo semestre?

Los próximos meses dirán si los pronósticos sobre reactivación y baja de la inflación que volvió a realizar el ministro de Hacienda y Finanzas Públicas se cumplirán. Alfonso Prat Gay le está poniendo al mal tiempo, buena cara.

¿Quién dirige la economía?

El modo de aplicación del tarifazo en la energía dejó expuesto el pragmatismo oficial. También exhibió que los anuncios en materia económica no están en sintonía unos con otros.

Hasta el momento viene naufragando la reducción de la inflación buscada por Prat Gay.

Entre otros factores, por los incrementos que traen las facturas energéticas y los tarifazos en el transporte. Esas subas las definieron el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, y el de Transporte, Guillermo Dietrich, cada un por su lado.

Claro que la inflación trae el impacto inercial de la devaluación de diciembre, que parece ser la única medida concertada entre todos los miembros del gabinete de Mauricio Macri.

Los trascendidos señalan que Prat Gay habría advertido a Aranguren sobre la posibilidad que las subas de tarifas no sean bien recibidas por la población.

Aranguren, a su vez, parece haber presentado al presidente alternativas de implementación gradual de los incrementos energéticos.

Finalmente, siempre siguiendo trascendidos que se nutren de fugas de los propios funcionarios, sería el presidente quien decidió junto con el jefe de Gabinete de Ministros, Marcos Peña, hacer todo el daño de una sola vez.

Es el criterio que le sugirió el Rey de España en la ceremonia de asunción presidencial allá por diciembre. Nunca se sabrá si el presidente siguió su propia intuición o los consejos del cazador de elefantes.

Lo cierto es que la seguidilla de errores no forzados hablan de cierta patología. El más grave de todos fue haber prometido que todo cambiaría en el segundo semestre.

¿Coordinan los funcionarios las medidas? Nadie puede tener certeza que ocurre puertas adentro del gobierno, pero a juzgar por los resultados cada uno actúa de manera autónoma atendiendo en buena proporción los intereses de sus corporaciones de origen.

Frente a la proliferación de medidas inconexas, que terminaron profundizando los desequilibrios económicos heredados del kirchnerismo, hay cada vez más dudas entre los analistas económicos sobre la existencia de un plan económico.

Excepto que el plan sea desorganizar progresivamente la economía, lo cual no se adecua a parámetros racionales, el macrismo está corriendo detrás de los acontecimientos. No obstante, en su improvisación sobresale una racionalidad imperante, que se vincula con la pleitesía al capital financiero.

La banca en la “Era de Hielo”

El columnista de Ámbito Financiero José Siaba Serrate caracterizó que la economía mundial está viviendo en la Era de Hielo.

La mayoría de los bonos públicos europeos rinden tasas de interés reales bajo cero por la incertidumbre del Brexit y la poca confianza en el crecimiento económico.

Lo mismo pasa con Japón. Estados Unidos no está desacoplado de esta tendencia, pero en su caso por ser el refugio más seguro ante la inquietud sobre el futuro.

Mientras esto ocurre en el centro capitalista, en lo que va del año, Argentina se transformó en el mayor emisor de bonos de los denominados “mercados emergentes”.

Hace unos meses el Congreso actuó como una escribanía del juez neoyorquino Thomas Griesa y de los fondos buitre avalando todos sus reclamos.

Desde entonces, comenzó una escalada de endeudamiento que en el primer semestre alcanza los U$S 32 mil millones (sumadas las emisiones en dólares y en pesos), lo cual significa un aumento de casi 15 % en relación a la deuda vigente en diciembre de 2015.

No se trata de la “lluvia de inversiones” que sigue esperando el gobierno del capital extranjero para desarrollar la estructura productiva y la infraestructura pública.

Lo que está a la vista es una apuesta del capital financiero internacional para reconquistar peso en la economía nacional, contribuyendo a aceitar el ajuste en curso y, de paso, aprovechar los beneficios en diferenciales de tasa y comisiones que obtiene en estas pampas.

Esos dólares que ingresan por deuda externa actúan como un búmeran. En simultáneo que entran, salen por otra ventanilla para caer en manos del mismo capital financiero internacional.

Es lo que ocurrió con casi la mitad del endeudamiento que tomó el gobierno hasta el momento, dado que fue a los bolsillos de Paul Singer y los otros fondos buitre.

No sólo eso. Una parte de las reservas del Banco Central que se fortalecieron con los créditos van a ser utilizadas para cancelar préstamos con organismos internacionales y deuda bilateral.

La deuda externa no sólo actúa como un pasa manos que nutre siempre a los especuladores, sino que está agravando el déficit público hacia adelante por el peso de los intereses a pagar.

El JP Morgan copó con sus ex empleados el equipo económico. Ahora está desembarcando con una importante tropa en la Ciudad de Buenos Aires para expandir sus negocios en el país. Junto con otras grandes entidades bancarias están abriendo camino en la avanzada imperialista.

Sus servicios de "apalancamiento" de la economía no son toda ganancia para el gobierno. Los desequilibrios, en particular el déficit público creciente, están en la mira del establishment financiero.

Quieren más recortes en el gasto público en la perspectiva de reducir el déficit y hacer sustentable el pago futuro del dinero que están poniendo a disposición del ajuste.

De no reactivarse la economía, lo cual es muy dudoso más allá del marketing oficial que anuncia la recuperación inminente, estaríamos frente a un círculo vicioso donde la recesión agrave progresivamente el déficit presupuestario vía los menores recursos recaudados. Y el déficit impida empujar en alguna medida la reactivación.

La imagen noventista de la semana pasada, donde el régimen político y económico local celebró con más entusiasmo el aniversario de la independencia de los Estados Unidos con el embajador Noah Mamet que el bicentenario de la "patria”, es una evidencia de donde viene una de las principales bancas al ajuste de los CEO.

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