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Panorama económico.Crisis política: pago al FMI mata debate sobre el ajuste

El 21 de septiembre, fue el día del economista. Y entre quienes reivindicamos al marxismo o, mínimamente, nos ubicamos del lado de los trabajadores, no deja de generar una contradicción.

22 de septiembre de 2021

No queremos ser asociados a figuras como Javier Milei, José Luis Espert, Domingo Cavallo o López Murphy. Tampoco a Martín Guzmán o Axel Kicillof. Pero sí sabemos que contamos con un arma muy potente, porque (mal que les pese a éstos) la esencia de la cuestión economica es quién crea la riqueza y quién se la apropia. El asunto, siempre es el cómo.

Cuando la vicepresidenta Cristina Fernández sentenció en su “carta” al presidente, Alberto Fernández, que el Gobierno (del cual forma parte) viene aplicando un ajuste (es decir, está recortando gastos y salarios, afectando a las mayorías trabajadoras), se habilitó un tema que para el conjunto del arco oficialista estaba prohibido. Hablar de ajuste era tabú: sólo había herencia macrista y pandemia. Y quienes lo denunciábamos, estábamos “haciendo el juego a la derecha”.

No hay con qué darles
Sin embargo, la obsecuencia de la tropa continuó. El economista citado por Cristina Fernández, Alfredo Zaiat, la contradijo en su columna del domingo de Página 12 afirmando que no puede hablarse de ajuste solamente mirando si hay más o menos déficit fiscal y que los ajustes verdaderos son aquellos causados por una devaluación. Este Gobierno, en la cercanía de una restricción externa (faltante de dólares), habría “minimizado las tensiones cambiarias”. Y además, vuelve a negar (como en columnas anteriores) que hubo una voluntad de empeorar la calidad de vida de las mayorías para favorecer a un grupo de privilegiados (¿lo importante es la intención?).

Por último, contra toda la evidencia que hasta expresa explícitamente el Gobierno en cada oportunidad o decreto emitido, vuelve a insistir que sería ilógico pensar que el Gobierno está reduciendo el déficit para acordar con el FMI. Un arsenal de argumentos que evitan hablar de un aspecto central para definir el ajuste: cómo empeoró la calidad de vida de la población por un lado, y cómo se benefició a un sector concentrado.

Por su parte, el economista de referencia para Alberto Fernández, Emmanuel Álvarez Ágis, publicó un informe en su consultora PxQ en donde también relativiza la idea del ajuste basándose en las escasas reservas del Banco Central para poder expandir el gasto. El concepto es: se está haciendo lo que se puede con los pocos recursos que hay.

La economía que se imparte en los colegios y la mayor parte de las universidades, aquella diseñada para justificar el orden social existente (el statu quo, las cosas como se nos presentan), se apoya en la idea de “supuestos”. Es decir, puntos de partida incuestionables, fijos, de manera que lo único factible de modificar son cuestiones menores de “los márgenes”, que no cambian la estructura dada.

Ese es el error, (o mejor dicho, el engaño), al que llevan la mayor parte de los argumentos que caen en la conclusión de que “no queda otra” y que entonces no hay ajuste, sino un control de daños:

No se puede aumentar a los jubilados porque no hay plata en la Anses, mientras del lado de los recursos se desfinancia con subsidios y reducciones a las patronales.
No se puede aumentar el presupuesto en salud o educación, mientras fue un año récord de recaudación por las retenciones al agro, que incluso no se aumentaron aún a pesar de los precios internacionales récord, y que estan en niveles inferiores a los de antes de 2015.
No se pueden aumentar los salarios porque las cuentas no cierran, mientras los grandes empresarios se la siguieron llevando con pala gracias a la inflación sin límite, las exportaciones récord y la precarización laboral.
No se pueden tocar las ganancias de los bancos, ni de las privatizadas de servicios, ni de las mineras o petroleras.
No se puede realizar un plan de viviendas, mientras se dan beneficios a las constructoras para emprendimientos de lujo y se deja inalterada la gran propiedad de la tierra.
Y así podría seguirse.

El supuesto incuestionado por Todos
Cristina Fernández sólo cuestionó en su carta una subjecusión del presupuesto de este año. El acuerdo interno era llegar a un déficit de 4,5% del PBI, y Guzmán apenas va por la mitad (2,1%). Si bien es cierto que el Gobierno ajustó incluso más de lo previsto, omite su propia responsabilidad en el asunto.

No se trata de si ella se lo advirtió antes y del lamento por la pérdida de votos, se trata de sus propios votos para llevar este plan adelante en contra del pueblo trabajador: el voto en Senadores (Cámara que preside) a un Presupuesto 2021 que quitó el IFE, incluso sin subejecusión se estaba ajustando y esa y todas las partidas sociales que contemplaban una irrisoria inflación de 29 %, el voto al cambio de fórmula para los jubilados que terminó de consolidar un robo histórico, el golpe a los salarios.

Pero la principal omisión de Cristina coincide precisamente con el principal supuesto incuestionado, y que, no casualmente, comparte con Alberto: el supuesto de que al FMI (y a los acreedores externos) se le paga o se le paga. Y así, entonces las opciones se reducen a dos: se le paga ahora a sangre y fuego una suma de dinero asfixiante (el año que viene vencen unos U$S 19.000 millones), o se le paga unos años más adelante a cambio de condiciones asfixiantes para los trabajadores, como más ajuste y reformas laborales.

Hablamos con la economista María Julia Eliosoff, Integrante del Espacio de Economía Feminista de la Sociedad de Economía Crítica, que explicaba que "no aparecen (en el Presupuesto 2022) los gastos de capital al Fondo Monetario Internacional. Sí el Fondo aparece nombrado muchas veces, está todo el recorrido de las negociaciones que se vienen haciendo hasta ahora, y marzo de 2022 como fecha clave de las negociaciones porque es lo que se acordó también con el Club de París".

"Pero no aparecen los gastos de pago de capital. Esto no es porque decidimos no pagarle al Fondo, sino porque se supone un acuerdo. No hay un reconocimiento de la ilegalidad e ilegitimidad de esta deuda, simplemente se está suponiendo un acuerdo para ´honrar las deudas´ que tiene Argentina", afirmó María Julia.

En el mientras tanto de la negociación, también se le sigue pagando. En lo que va de su gestión Fernández ya pagó U$S 2.311 millones al FMI. En el día de hoy, 22 de septiembre, se agrega el primer desembolso de capital por la deuda que contrajo Macri, de U$S 1.905 millones.

En total, Alberto pagó unos U$S 4.216 millones al organismo. Equivalen a 6.412.976 jubilaciones equivalentes a la canasta del jubilado (unos $64.000) o la construcción de 117.337 viviendas. Un trabajador que cobre un salario promedio en Argentina debería trabajar 756.934 años (incluido aguinaldo) para alcanzar esa cantidad de plata.

Ni Cristina, ni mucho menos Alberto, se oponen a este pago, o a los pagos siguientes. Sin cuestionar los compromisos con el FMI (las condicionalidades, el supuesto de base), la discusión del ajuste se vuelve una quimera.

Presupuesto 2022: otra vez sopa
Es por eso que el borrador del Presupuesto para el año 2022, aún suponiendo un acuerdo con el FMI que exima del pago de intereses al organismo por ese año, va a destinar el 8,3% de los gastos al pago de servicios de la deuda pública. Va a seguir excluyendo un IFE, va a seguir priorizando el ordenamiento económico detrás de cumplir con metas que exija el FMI y no de necesidades sociales.

María Julia Eliosoff, también analiza que "algunos indicadores macroeconómicos que marcan la hoja de ruta de lo que está pensando el Gobierno para el año que viene, es el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de la Argentina. Para el año que viene se está estimando un crecimiento del 4 %."

"Para el Presupuesto 2021 se había proyectado un crecimiento del 6%, eso a lo largo del año cambió, y se estima que vamos a terminar con un crecimiento del 8%. Es decir, para el año que viene se está pensando que la economía argentina va a crecer la mitad de lo que está creciendo este año, que es un rebote de lo que fue el año pasado por las restricciones del covid-19, lo que suena un poco preocupante", sentenció.

A una semana y media de la derrota del oficialismo en las PASO, no hubo ningún anuncio económico. El salario mínimo apenas tuvo un incremento miserable de 2 mil pesos en septiembre, son mil pesos más para quienes cobran el salario complementario.

Pero con el pago de hoy al FMI se podrían haber otorgado 3,7 millones de IFE de $ 50.000.

No hay limitaciones económicas, restricciones o supuestos incuestionables para dar vuelta las prioridades. Se trata de decisiones políticas. La única restricción es la determinación del conjunto del régimen político de no afectar los intereses de los empresarios concentrados, los acreedores externos y del FMI. (LID) Por Lucía Ortega

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