Macri colonizó al “progresismo buitre” de Santa Fe

Cómodos o incómodos, todos agasajaron al Ilustre enemigo de los trabajadores

La hipocresía en Santa Fe no tiene límites. Uno cree que ya se colmó el vaso y enseguida las autoridades de la Universidad de Rosario invitan a Macri a una “inauguración” del ciclo lectivo en la que ni estudiantes ni docentes pudieron asistir y en la que los cadetes que tiene Cambiemos en el gobierno santafesino, tuvieron que custodiar con miles de vallas y de efectivos policiales para que Su Majestad Mauricio I se sintiera seguro y lejos de la plebe.

Por suerte hubo sectores amplios de la comunidad universitaria que rechazaron el convite a aplaudir al responsable de 100 mil despidos y manifestaron su disidencia públicamente. La incomodidad que generó la presencia de Macri llegó al punto del blooper: en su discurso quiso apelar a la demagogia reivindicando la labor de un reconocido docente del Instituto Politécnico dependiente de la UNR. Pero el profesor no esperó en decir que no apoyaba a Macri y que rechazaba sus postulados. Los funcionarios radicales y socialistas, algunos cabizbajos, otros con oportunos problemas de garganta que les impidió hablar y otros eufóricos, aplaudían las morisquetas del Rey. Huésped ilustre le llamaron. Por supuesto: si Miguel del Sel es embajador, todo lo demás es posible.

Macri llegó a Rosario el día después de que el canal de cable C5N pasaba un informe sobre el cierre de Arzinc, la empresa radicada en Fray Luis Beltrán, que dejó a cientos de trabajadores en la calle. Los trabajadores denuncian y enfrentan las maniobras fraudulentas de un buitre multinacional que hace lo que quiere ante los ojos cómplices de ministerios nacionales y provinciales. En Acindar, el coloso siderúrgico de Villa Constitución, cayó la espada de Damocles de suspensiones masivas, aceptadas mansamente por la UOM. Estos dos ejemplos, junto a los despidos masivos en la empresa Bambi SA y los ataques en la llamada “línea blanca” de la UOM, son los ejemplos más avanzados de embates contra los trabajadores.

En el coqueto almuerzo en el que participó Macri junto a las autoridades locales en la Bolsa de Comercio, los popes empresariales responsables de esta realidad sombría, líderes ellos en ganancias millonarias, precarización laboral, prohibición de vida sindical y accidentes laborales, se regocijaban por el “mimo presidencial”. Todo en el reino del progresismo. Sí. Claro.

Socialismo buitre

La claudicación del progresismo tuvo sus actos preliminares, donde se fue cocinando la verdadera “ocupación” que Cambiemos en el frente que gobierna Santa Fe. Primero fue el guiño de Binner a Macri en la campaña electoral, que regalaba tijeras para cortar boletas porque inflar globos amarillos era demasiado obsceno. Luego fue Margarita Stolbizer llamando a votar a Mauricio Macri en el balotaje. Luego fue Lifschitz festejando el pasito de fiesta de 15 de Macri en Venado Tuerto y ahora llega la vergonzosa e indeleble votación de todos los diputados del Frente Progresista (es un decir) al pago a los buitres. La pelea del Ministro de Seguridad provincial Maximiliano Pullaro con su par nacional por el balance sobre la Triple Fuga o las declaraciones “críticas” del ex Gobernador Antonio Bonfatti, no son más que un juego de roles, una puesta en escena. Es un “agárrame que lo mato” cada vez más lastimoso y menos creíble. Porque la política real, la que vale, es la que Macri le impone al radicalismo de Corral y éstos le imponen al Socialismo de Lifschitz. Macri conduce el progresismo nacional y santafesino. Así estamos.

A la estrepitosa derrota electoral de Hermes Binner en las últimas elecciones hay que adosarle el “Waterloo” político y cultural que significará votar hoy la exigencia de lo más podrido de los especuladores financieros. Binner, Alicia Ciciliani y compañía agacharán la cabeza y apoyarán sobre el paredón de fusilamiento sus preceptos supuestamente transformadores, para cambiarlos por los papers que Paul Singer redacta para el Juez Griesa, que este impone a Macri y que éste último, a su vez, endulza y vende al PS y a la UCR. Del socialismo sojero al socialismo buitre, el sinuoso camino de la colonización macrista de los rezagos del progresismo argentino.

Si se vota a favor de pagar la deuda, si las grandes empresas no pagan ingresos brutos, si las fábricas cierran, si los sojeros especulan, si en Santa Fe existen las tasas de femicidios y violencia de género más altas del país, si la Policía mata jóvenes por deporte, quizá deberían dejar de lado el nombre “progresista” y cambiarlo por algún otro. Podría ser Cambiemos.

Peronismo de patas cortas

La capitulación del radicalismo y del “socialismo” dejó al kirchnerismo, y en particular a los K santafesinos, en un rol de cómodo denunciador. Los diputados alineados con Cristina llegaron incluso a copiar la propuesta de Myriam Bregman del PTS-Frente de Izquierda de realizar una consulta para votar a favor o en contra del acuerdo con los buitres.

Pero el kirchnerismo, como afirma el refrán, tiene patas cortas. Y no solamente porque Axel Kicillof fue el que llegó al acuerdo con los también buitres del Club de París o porque son los diputados liderados por el hasta ayer kirchnerista y Jefe de Anses, Diego Bossio, los que dan quórum (por tres sanguchitos y dos mates fríos) para que se vote la expoliación buitre. No. Suena a farsa porque son los mismos representantes del Frente para la Victoria, impulsados por los gobernadores K, los que votarán en el Senado a favor de lo que salga hoy en Diputados. Se trata una adaptación del cinematográfico juego de “policía bueno, policía malo” a la política: kirchnerista progre, peronista colaboracionista. Una mera división de tareas para cubrir el flanco izquierdo mientras el PJ claudica, también, al macrismo. Dicho sea de paso, ¿qué votará el senador kirchnerista de Santa Fe, Omar Perotti, cuando llegue la discusión sobre los buitres al Senado?

Mientras los sindicalistas kirchneristas y de todos los pelajes, y todas las variantes de los partidos tradicionales, se pelean por ver quién es más amigable con “la revolución de la alegría” (la alegría de despedir y cerrar fábricas), son los trabajadores, los luchadores y el Frente de Izquierda los que queremos pinchar el globo (amarillo) de la derecha macrista. En cada resistencia a los despidos, en cada huelga docente, en piquetes como los de los trabajadores de Arzinc, en cada marcha y en cada desafío al protocolo antiprotesta, crece la fuerza para oponerse al plan de ajuste de los empresarios y de los gobiernos provinciales de todos los pelajes.

La izquierda se juega consecuentemente a organizar la lucha, la resistencia de los trabajadores frente al ajuste y a oponerse políticamente al plan del gobierno, sin medias tintas, dobles discursos o colaboración abierta o velada. Eso queda para el falso progresismo y el peronismo. El 24 de marzo, en la construcción de la columna del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, que llama a hacer una movilización independiente de los partidos y gobiernos cómplices de la impunidad, contra el ajuste y el imperialismo, será el próximo round de esa pelea.