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DE LA “BOMBA DE LEBAC” A LA BOMBA DE LETES: Luego de la bicicleta financiera, el gran rescate a los especuladores

No son simplemente “medidas de contención del dólar”, no es “desarmar la bomba de Lebac”, la batería de medidas luego de las corridas cambiarias son un deliberado proceso de rescate a los especuladores que estuvieron haciendo millonarias ganancias con las altas tasas de interés del Banco Central.

10 de julio de 2018| Lucía Ruiz |

Si el enorme proceso de endeudamiento del Estado nacional en los dos primeros años de gobierno macrista estuvo, entre otros propósitos, al servicio de garantizar los dólares para la bicicleta financiera basada en las altas tasas de interés internas, la fuga de capitales y el pago de intereses de deuda pública y externa, ahora el salto en el endeudamiento público tanto con el préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) como con la fuerte emisión de deuda hacia el sector privado (Letes en dólares), tienen el fin de asegurar el cierre del ciclo de ganancias para los grandes jugadores de las finanzas.

¿El costo? lo paga el pueblo trabajador con una montaña de deuda y un severo plan de ajuste, para cubrir los intereses que implica este endeudamiento. El peronismo de Pichetto ya adelantó que aceptará este ataque y se prepara para negociar el Presupuesto 2019 de acuerdo a lo acordado con el FMI, en otra de las tantas muestras de “gobernabilidad” concedida al gobierno.

De manera que el “cuarto saqueo” tiene valores concretos y está ocurriendo. No es un fantasma por suceder o una metáfora abstracta, el capital financiero quiere asegurarse sus negocios y ello ya está implicando un severo deterioro del salario y del empleo. El gobierno puede garantizar esta estafa gracias al acuerdo con el conjunto del arco político patronal del peronismo y los gobernadores, así como con la ayuda de las burocracias sindicales.

Pero además de sus consecuencias inmediatas, estas medidas sólo están generando una acumulación de desequilibrios que serán aún más explosivos.

La “bomba de Lebac”, o la inversa de la bicicleta financiera
Las corridas cambiarias pusieron en jaque la rentabilidad obtenida con las Lebac(Letras del Banco Central) mediante el mecanismo de “carry trade” (bicicleta financiera). La devaluación del 15 % mensual entre abril y junio “obligó” al Banco Central de Sturzenegger, y también al de Caputo, a elevar las tasas de interés a niveles exorbitantes para ofrecer un activo “atractivo” que frene la corrida hacia el dólar, pero aun así la tasa mensual de interés iba por detrás del ritmo devaluatorio. Hoy la tasa de Lebac de corto plazo está en 47 %, y llegó a ofrecerse a 65 % en el mercado secundario.

El crecimiento acelerado del stock de deuda del BCRA en Lebac en los últimos años, que pasó de 300 mil millones de pesos en diciembre de 2015 a más de un billón de pesos en la actualidad (un 234 % de incremento, superando por lejos a la inflación) constituyó aquello que los medios y el gobierno denominan la “bomba de Lebac”, uno de los factores tras la fuerte inestabilidad cambiaria reciente, autogenerada por las políticas monetarias.

Con el supuesto objetivo de frenar la inflación y contener el tipo de cambio, el Banco ofrecía dichas Letras a elevadas tasas de interés, superiores a la inflación, para retirar pesos del mercado y disuadir a los “inversores” de posponer la compra de dólares. En promedio las de corto plazo se ofrecieron a 30 % entre diciembre de 2015 y junio de 2018. Esta receta de “metas de inflación” no sólo se mostró inútil (alcanzando hoy una inflación que superará el 30 %), sino que tuvo como consecuencia un fenomenal encarecimiento del crédito, enfriando la economía.

Gran parte de esas Lebac las tenían los grandes bancos y fondos de inversión. Se suele referir que un tercio de las mismas están en manos de organismos estatales, un tercio en posesión de bancos y otro restante en fondos comunes de inversión, personas físicas o empresas privadas. Pero el ministro de Hacienda y Finanzas, Nicolás Dujovne, no quiso dar precisiones al respecto en su exposición ante las Comisión Bicameral de Deuda del Congreso el pasado martes, alegando que la información sobre quiénes son los especuladores de las Lebac no es “pública”.

Llama la atención que, sin embargo, medios periodísticos como Clarín hayan dado con lujo de detalles en manos de quién estaban esas Lebac, por ejemplo en esta nota de mayo pasado, cuando ya muchos fondos se habían retirado por la primer corrida.

De cualquier manera, la corrida hacia el dólar actuó como una onda expansiva, primero hacia un piso de $ 25 y luego hacia los $ 29, empujando a los tenedores de Lebac a dolarizarse, retroalimentando así la corrida y el abandono de sus posiciones en pesos.

Tipo de cambio de referencia ($/U$S). Abril 2018 - Julio 2018

Fuente: Elaboración propia en base a BCRA

Según la agencia de noticias Bloomberg“la salida de posiciones en fondos comunes de letras y bonos de corto plazo ascendieron a ARS 150.000 millones desde el 25 de abril, cuando se inició la corrida cambiaria en Argentina.”.

#1 El gobierno activa el rescate
El primer dato a resaltar es que cuando las papas quemaron, el Banco Central puso toda su disposición para que “los que quisieran dólares tuvieran dólares”. Desde ya no hablamos de la demanda del trabajador medio, que apenas puede llegar a fin de mes y para lo cual comprar divisas (con el fin de preservar sus pocos ahorros de la inflación) es una osadía, sino de los grandes jugadores de las finanzas que pudieron obtener dólares y fugarlos en medio de la corrida sin ningún impedimento. No sólo eso, el Banco Central los puso sobre la mesa a un precio “barato” para que eso fuese posible.

Desde el inicio de la corrida cambiaria a fines de abril la entidad monetaria desembolsó unos U$S 15.000 millones de reservas a valores de $ 21 hasta $ 25. Las reservas llegaron a caer hasta a U$S 48.500 millones a mediados de junio, una medida totalmente en vano: la cotización de la divisa no cesó su crecimiento. Por este motivo ya el ex presidente del Central, Federico Sturzenegger y Luis Caputo (el actual), deberían responder ante la justicia por fraude, abuso de autoridad y por haber beneficiado a “fondos especulativos” como J.P. Morgan.

Pasado este capítulo, el gobierno entendió que la inminente huida de las Lebac, es decir que el Banco Central no pudiese renovar las Letras en cada nueva licitación, incluso a las altísimas tasas ofrecidas que ponen un freno más a la economía, era una fuerte amenaza para el balance de la entidad, una pérdida de reservas que agravaría la debilidad del peso.

El Banco Central y el gobierno se embarcaron entonces la tarea de validar una deuda que se acumuló a costa de sostener un esquema especulativo, una deuda que sólo benefició a un puñado de especuladores. A ellos les quiere garantizar ahora el cobro de Lebac, pero la plata para pagarlo la obtiene del bolsillo de los trabajadores y de la hipoteca del país que recaerá también sobre las futuras generaciones.

#2 La “corrida” del gobierno en búsqueda del FMI
Todos recuerdan aquella cadena nacional del presidente Macri, un mensaje grabado de un minuto dónde intentó explicar por qué el gobierno, de un momento a otro, decidió solicitar un préstamo al FMI, adelantando que significará un “esfuerzo” de todos pero queriendo sostener, al mismo tiempo, que no hay tal crisis. Dujovne, horas más tarde, intentará reforzarlo con la idea de un “préstamo preventivo”.

Pero la prevención, insistimos, es para que aquellos grandes jugadores de la timba financiera pudiesen estar tranquilos que sus ganancias serían concretadas. Para ellos fue el mensaje que, paradójicamente, no logró convencer a los “mercados”.

Aprobado el crédito, el gobierno se comprometió a no endeudarse más con el Banco Central. Estas transferencias del Banco Central al Tesoro (Estado Nacional) es lo que Dujove y Sturzenegger acordaron con el FMI cortar de cuajo, es decir, a llevar la emisión para financiar al Tesoro a cero. ¿El objetivo? Liberar pesos del Banco Central para cancelar las Lebac.

No sólo ello, también el Tesoro irá cancelando parte de la deuda tomada anteriormente con el Banco Central, en unos instrumentos llamados “Letras intransferibles” por valor de hasta U$S 25.000 millones, según anunció Caputo, con la plata que obtuvo del FMI y la emisión de endeudamiento interno. Un canje de deuda que tenía costo prácticamente cero (la de Letras intransferibles) a una tasa en dólares de casi 5 %, que es lo que el FMI le cobrará a la Argentina.

Cabe remarcar que esas Letras intransferibles fueron originadas fundamentalmente durante los gobiernos kirchneristas para obtener reservas que permitan sustentar su falsa política de “desendeudamiento” a billetazos con el capital financiero internacional. Lo que demuestra, una vez más, las patas cortas de una política que ocultaba las consecuencias de pagar y validar la fraudulenta deuda pública, llevando más temprano que tarde de nuevo al Estado a canjear esta deuda intraestatal por deuda privada y externa.

#3 El “trueque” incendiario a la medida de los grandes grupos financieros
Volvió el trueque, y volvió para todos. Para unos - aquellos que empiezan a aparecer en los programas de noticias -, el trueque es un mecanismo que está permitiendo a algunas familias poder vender algunas de sus pocas posesiones personales para llevar un plato de comida a la mesa.

Pero para otros – aquellos que no te muestran en la televisión – el trueque es bienvenido para preservar sus millonarias ganancias de la especulación financiera. Un pilar fundamental del rescate a los especuladores es la dolarización de sus activos a través del canje de las tenencias en Lebac (deuda con el Banco Central) por Letras del Tesoro en dólares a un año de plazo, las ahora famosas “Letes”.

De esta forma se produce un incremento de la deuda pública y una dolarización de los pasivos que tiene el objetivo de desarmar la “bomba de Lebac” evitando la corrida inmediata hacia el dólar, y generando en su lugar, como han denominado incluso economistas afines, la “bomba de Letes”. Es decir, un mal negocio para la Argentina que busca posponer el problema a costa de agrandarlo y de cambiarle su carátula por deuda directamente del Tesoro.

Como señala Esteban Mercatante, a diferencia de la deuda en Lebacs, que es deuda en pesos que por lo tanto el BCRA cancela emitiendo pesos, los nuevos títulos (Letes) deberán saldarse en dólares.

Si primero el gobierno intentó realizar este falso trueque de manera indirecta, es decir que ofrecía las Letes en forma divorciada de las operaciones con Lebac, luego pasó a acelerar el movimiento mediante la posibilidad de utilizar directamente Lebac como medio de pago para la adquisición de Letes. Así también, modificó algunos parámetros de la tenencia de los bancos para incentivar esta opción.

Pero tampoco esta medida tuvo éxito. Debió extender el plazo dos días para la licitación de Letes la semana pasada y aun así sólo se canjeó el 1 % del stock de Lebac. Los especuladores financieros no confían en que el gobierno tenga los dólares para pagar los vencimientos de Letes el año próximo, sencillamente porque ni con el crédito del FMI creen que podrá pasar un fuerte ajuste sobre los trabajadores.

La situación hoy, entonces, es que la “bomba de Letes” se está generando sin siquiera desarmar la “bomba de Lebac”. Esto es, un explosivo endeudamiento público al que hay que sumarle un crédito con el FMI que se desvanece en las manos porque se utiliza para pagar intereses de deuda (previa una subasta de U$S 100 a U$S 150 millones, y más, por día) y cuyas medidas económicas están llevando a la economía a una recesión.

#No olvidar. Desarmar la “bomba” de deuda es no pagar ni un peso a los especuladores
No olvidar que las mil y un maniobras que está haciendo el gobierno para garantizar el rescate a los especuladores significan la convalidación de las ganancias que estos sectores hicieron en los últimos años en el sector financiero sólo con la “timba”, sin mover ni un solo músculo.

Algunos llegaron a obtener un rendimiento de hasta un 20 % anual en dólares con la bicicleta financiera, una exuberancia desagradable si por otro lado se tiene en cuenta que los trabajadores perdieron más de 4 puntos de salario real - en promedio de los privados registrados- hasta el 2017, cuestión agravada por la reciente devaluación de 50 % en 2018.

Mientras el Gobierno despide a la mitad de la plantilla de los trabajadores de Télam, como botón de muestra de sus intenciones para los trabajadores con el ajuste bajo la excusa de reducir el gasto público, en los últimos dos años gastó alrededor de $ 30.000 millones por mes tan solo en pagar los intereses de las Lebac (hoy, con la tasa en 47 %, es todavía mayor).

Esta erogación en intereses mensual es un monto equivalente al 36 % de lo que se destina por mes al pago de jubilaciones y pensiones, el doble de lo que se destina por mes en Asignaciones Familiares y AUH, o lo que costaría construir 200 escuelas.

Ni un peso más a los especuladores. Lo que hay que desarmar es la “bomba” de la deuda, y eso no se hace pagando, sino al revés, desconociendo esta deuda fraudulenta que se generó para que un grupo de buitres puedan hacer ganancias millonarias en el sector financiero. (LID)

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