Salta | | Estado del Tiempo
| Usuarios Acceso a Usuarios
| RSS Suscripción a RSS

Con las cacerolas de fondo, Alberto afecta salarios, pero no las grandes fortunas

En la noche de este martes se confirmó la no-noticia. Como Godot o los tanques del general Alais, el proyecto oficial de gravar las grandes fortunas impuso una espera eterna. El único realmente existente, el del Frente de Izquierda, tampoco será sometido a discusión. Las reglas de cortesía con la clase dominante se imponen sobre las necesidades fiscales. Con el peronismo, como con Macri, los “miserables” siguen ganando.

6 de mayo de 2020

En el otro extremo, la condición obrera es sometida a fuerte maltrato. Los despidos, formalmente prohibidos, se ejecutan sin consecuencia alguna para las patronales. El presidente celebra el acuerdo de la CGT y la UIA para reducir salarios. Lo reivindica como “histórico” y no falta a la verdad. En un día, las patronales conquistaron más que en cuatro años de Cambiemos. El coronavirus y el peronismo avanzan en hacer posible su programa de flexibilización laboral.

Este miércoles el acuerdo se hizo efectivo en el gremio de Comercio. El octogenario Armando Cavallieri ratificó su condición de traidor. Su firma habilitará a que en algunos call centers trabajadores y trabajadoras cobren apenas miserables $ 17.000.

Progresismo encarcelado

El estrépito de las cacerolas volvió a sonar el domingo por la noche. Este cronista, ubicado entonces en el Once porteño, considera que el ruido fue menor. Conocedor de sus (poco) progresistas vecinos, cree que el reclamo fue a menos. La nueva protesta, convocada este jueves, calibrará mejor esa dinámica.

La batalla por la “masiva liberación” de presos se siguió librando ante la opinión pública. Apenas desacelerando, la corporación mediática siguió el ataque contra el arco oficialista. Éste se defendió tirando la pelota afuera, insistiendo hasta el hartazgo en la responsabilidad de los jueces. Devolviendo el favor, este martes la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional se desligó de toda responsabilidad sobre el estado de los centros de detención.

La derecha reaccionaria levantó cabeza desde la sociedad civil. El dolor de familiares de víctimas fue utilizado para confrontar al oficialismo. Los grandes medios encabezaron una suerte de cruzada “purificadora”. Tergiversando datos y estadísticas, las personas privadas de libertad fueron transformadas en encarnación de todos o casi todos los males.

Tras el ruido metálico de las cacerolas empezó a distinguirse una voz. El pseudo-bolsonarismo criollo -corporizado en figuras como Patricia Bullrich- dio el presente, plantando bandera. Una troupe de ex funcionarios volvió a emitir palabra, intentando torcer (aún más) la vara a derecha.

Un reciente estudio de Poliarquía ubica la imagen positiva del presidente en el 77 %. Sin embargo, en política nada es eterno. Menos aún en tiempos de recesión y crisis. La re-emergencia de esa derecha viene a cumplir una función necesaria en el sistema político burgués. Si se atiende al horizonte del régimen de partidos, vale preguntarse quien encarnará la oposición por derecha a Alberto Fernández. ¿Un macrismo sin Macri? ¿Bullrich o Larreta? ¿UCR o PRO? Demasiado temprano para responder. No para formularse preguntas.

La ofensiva mediática hizo temblar el edificio oficialista. En las primeras horas aullaron fuerte las voces reaccionarias. Un Berni desbocado invocó masacres y sacrificios. Un Massa empoderado desplegó la amenaza de juicio político a quienes liberaran detenidos. En el extremo contrario, lo que alguna vez fue el rostro progresista del Frente de Todos guardó un silencio casi hermético. Con excepción de la denuncia sobre la campaña de las fake news, prefirió esquivar agenda.

Este martes, al tiempo que anunciaba más cárceles, Axel Kicillof deslizó que resulta “aborrecible la liberación de presos”. De las viejas denuncias contra la pobreza como causa última del delito no parece quedar ni rastros. Confirmó, de paso, que no hay un “kirchnerismo puro”, ansioso por abrir la puerta de las prisiones.

Un negocio para los buitres

La foto pretende transmitir fuerza. Hombres mirando a cámara, guardando la correspondiente distancia sanitaria. La imagen machirulesca -criticada por Vilma Ibarra- viene a proponer una supuesta firmeza ante los bonistas. Sin embargo, en el manual albertista, detrás de cada amenaza hay un pedido de negociación. Así ocurrió, por ejemplo, con los durísimos reproches hacia Techint por despedir.

Las discusiones de la deuda pública transitan el mismo camino. “No están perdiendo, solo ganando menos”, ratifican casi a coro el presidente y el ministro de Economía. Se pide (se ruega casi) un poco menos de codicia a los grandes especuladores. El peronismo gobernante solo tiene un as en la manga: el caos mundial creado por la pandemia. El eventual default argentino podría ser uno de tantos. Pero su voluntad visible es pagar. Las denuncias sobre la ilegalidad de la deuda o los “amigos de Macri”, son parte de un pasado más que remoto.

La correlación de fuerzas

El domingo pasado, hablando del mundo que eventualmente vendrá tras la pandemia, Mario Wainfeld abría el escenario de “Estados fuertes, atención a la salud pública, medidas universales, gasto social creciente. Tal futuro, opina quien firma esta columna, es hipotético, acaso factible. Pero debe ser construido (…) El Gobierno argentino se orienta en ese sentido, sus adversarios le serruchan el piso (…) La correlación de fuerzas acaso mejoró un poco, pero sigue siendo adversa”.

El caos creado por la pandemia en todo el mundo impuso a los Estados capitalistas una reversión mínima en sus políticas más neoliberales. Obligados al salvataje masivo de las ganancias capitalistas, se vieron empujados a severas intervenciones sobre la economía. En ese marco, tuvo lugar alguna que otra incursión en el terreno de la propiedad privada burguesa.

Sin embargo, eso está lejos de equivaler a una nueva correlación de fuerzas. El accionar estatal se impone en aras de dar continuidad al régimen capitalista, a sus relaciones económicas fundamentales. Las intervenciones de hoy garantizan la explotación del mañana. El Estado sigue siendo, a fin de cuentas, ese comité de asuntos comunes de la burguesía, que tan bien definieron Marx y Engels.

En la Argentina, el Gobierno se mueve bajo los mismos dictados. El discurso "estatalista" de los primeros días de la cuarentena yace inconsciente en el piso. Los golpes de la realidad lo derrumbaron. Y la única verdad es la realidad.

Habilitando despidos, suspensiones y rebajas salariales, el peronismo gobernante cedió ante el gran capital y sus demandas. Negándose a discutir un impuesto a las grandes fortunas, fortalece el respeto a la gran propiedad privada. Lejos del anhelo progresista, empujó la correlación de fuerzas hacia el lado conservador de la política, anunciando nuevas cárceles.

Los años kirchneristas dejaron una enseñanza: la moderación política -destinada a borrar el recuerdo del diciembre caliente del 2001- le abrió el camino a la derecha.

En estas semanas de cuarentena y crisis, cada paso del Gobierno le da aire a esa derecha. La alienta a empoderarse, a imponer la defensa de sus intereses y su reaccionarias ideas. Si el ruido de las cacerolas se sigue incrementando será porque el peronismo en el poder les allanó el camino. (LID) Por Eduardo Castilla

Publicidad
Publicite aqui
Publicite Aqui

Datos de Contacto:
Cel: 3874152946
E-mail: redaccion@copenoa.com.ar

Libros: Orden, Represión y Muerte

Orden, Represión y muerte

Diario de la criminalización de la protesta social en Salta - Marco Diaz Muñoz

Portada | General | Politica | Policial | D.D.H.H. | Cultura | País | América Latina | Mundo | Pueblos Originarios

Copyright 2001 - 2010 - Todos los derechos Reservados - copenoa.com.ar