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A 11 AÑOS DE SU DESAPARICIÓN: El circuito represivo que denunció Julio López

El Circuito Camps estaba integrado por un conjunto de centros clandestinos de detención (CCD) dependientes de la policía de la provincia de Buenos Aires. Su nombre hace referencia a quien decidía de la vida (y la muerte) de los detenidos-desparecidos: el general Ramón Camps. El jefe militar de la policía bonaerense fue indultado por el ex presidente Carlos Menem en 1990.

18 de septiembre de 2017| Rosa D’Alesio |

Este circuito funcionó en nueve partidos del conurbano bonaerense y la ciudad de La Plata y estuvo conformado por al menos 29 centros clandestinos. Cada CCD cumplía funciones específicos dentro del circuito, como se señaló en el dictamen del fiscal Félix Crous presentado en el Juzgado Federal de La Plata. Allí estuvieron más de dos mil detenidos-desaparecidos.

Tanto la Brigada de Investigaciones De La Plata, como la dependencia policial de calle 1 y 60 funcionaron como centro de ingreso de los detenidos-desaparecidos al circuito clandestino, y luego trasladados a otros centros de detención y tortura; mientras que la Comisaría Quinta era un centro de ’depósito’ en los que los prisioneros permanecían durante el tiempo intermedio entre su detención y su traslado a centros como el Pozo de Arana, el de Quilmes o de Banfield.

En el CCD, COT I Martínez, dentro del circuito tenía algunas características propias. Albergaba entre sus detenidos a numerosas personas de pública actuación, como los periodistas Rafael Perrotta y Jacobo Timerman, y a dirigentes políticos y a ex funcionarios de jerarquía durante el gobierno constitucional depuesto el 24 de marzo de 1976: tales los casos de Ramón Miralles, Juan Gramano, Juan Ramón Nazar, Alberto Líberman, Héctor Ballent, entre otros.

Algunas de las víctimas del Circuito Camps

El 16 de septiembre de 1976, hoy conocida como la Noche de los Lápices, secuestraron a jóvenes que tenían entre 14 y 16 años, de la Unión de Estudiantes Secundarios.

En un operativo contra la casa del hijo de Chicha Mariani, el 24 de noviembre de 1976, la patota de Etchecolatz y Camps acribilló a su nuera, Diana Teruggi, y secuestraron a su nieta, Clara Anahí de tan solo tres meses, que aún hoy sigue desaparecida.

La patota también fue responsable del secuestro del periodista Jacobo Timerman; de los Graiver, de las integrantes de la Asociación exdetenidos-desaparecidos, Adriana Calvo y Nilda Eloy, así como de Jorge Julio López. También secuestró, y aún permanece desaparecido a Enrique Rodolfo Barry, tío de Alejandrina, hija de desaparecidos e integrante del CeProDH. Mientras que en el pozo de Banfield pasó sus últimos días de embarazo María Asunción Artigas. Allí nació, el 25 de agosto de 1978, María Victoria, quien hoy integra el CeProDH.

Algunos testimonios

Adriana Calvo fue la primera testigo en declarar en el Juicio a las Juntas, el 29 de abril de 1985. Allí contó que estuvo detenida-desaparecida, primero en la Brigada de Investigaciones de la Policía de La Plata y que luego fue traslada a otros centros de detención.

A fines de los 90, el movimiento democrático que reclamaba juicio y castigo a los culpables, permitió que en La Plata comenzaran los Juicios por la Verdad. A través de esos juicios no se obtenía cargas penales, porque las leyes de impunidad lo impedían, pero sí mucha información aportada por los testigos con la que se reconstruyó parte de lo que sucedió en los CCD. Durante los Juicios por la Verdad han declarado más de 900 víctimas. Muchos de sus testimonios permitieron, luego que se anularan las leyes de Obediencia Debida, Punto Final, que se abrieran procesos penales a represores como el cura Cristian Von Wernich y Miguel Etchecolatz, así como se inició el juicio por el caso de la Comisaría Quinta.

En estos juicios aportaron su testimonio también Jorge Julio López y Adriana Calvo.

En el primer juicio que se llevó adelante tras la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, López volvió a ofrecer su testimonio que permitió condenar al ex comisario Etchecolatz. El 28 de junio de 2006 ante el tribunal de La Plata, López relató el calvario que atravesó como detenido-desaparecido, que comenzó en octubre de 1976 cuando fue secuestrado en su casa de Los Hornos. Contó que una patota de la Bonaerense lo llevó al centro clandestino de detención de Potrerismo, luego al Pozo de Arana, y más tarde a las comisarías Quinta y Octava de esa Ciudad, y que al ser legalizado, fue trasladado a la Unidad Penal N° 9. El 25 de junio de 1979 recuperó la libertad.

También habló de sus compañeros de cautiverio y aportó datos claves sobre el rol que cumplía Etchecolatz. Como continúo siendo durante todos los juicios de lesa humanidad, a causa que aún permanecen cerrado bajo siete llaves los archivos de la dictadura (por responsabilidad de todos los gobierno), fue López (como tantos otras víctimas) quien aportó pruebas para condenar a los represores, pero también para reconstruir quiénes fueron sus compañeros de cautiverio que aún hoy permanecen desaparecidos.

Durante el juicio relató que entre sus secuestradores se encontraba el propio Etchecolatz y su chofer Hugo Alberto Guallama. También aportó datos de quienes sufrieron junto a él el mismo calvario de torturas en el Pozo de Arana, entre ellos se encontraba Norberto Rodas y Alejandro Sánchez, Ambrosio De Marco y su pareja Patricia Dell’Orto, ejecutados a fines de 1976.

Su trabajo itinerante como albañil también le permitió reconocer muchos de los lugares clandestinos donde estuvo detenido. Como el caso de la estancia la Armonía donde él había trabajado diez años antes de ser convertido en un CCD: Pozo de Arana; o la comisaría Quinta, porque desde la ventana se veía un palmera que pertenecía a una casa en la que había trabajado, desde allí se escuchaba el campanario de la parroquia Nuestra Señora de los Dolores.

En aquella sala de los Tribunales platense el público que presenció su valiente testimonio se puso de pie. Aplaudió la bravura de un hombre que había revivido el horror del andamiaje represivo que le tocó vivir.

Los testimonios de López volvieron a tener vigencia en el 2008. Tras el hallazgo, por las tarea realizadas por el Equipo Argentino de Antropología Forense, donde funcionó el Pozo de Arana se encontraron 10.000 fragmentos de restos óseos humanos cremados y un viejo paredón de fusilamiento con más de 200 impactos de bala. Allí estuvieron detenidos-desaparecidos también los adolescentes que reclamaban el boleto estudiantil. La Noche de los Lápices y del horror se vivieron en el Pozo de Arana.

Tras su testimonio…

Tres meses después de aquel valioso alegato, y a 72 horas de que los jueces del Tribunal condenaran a Etchecolatz a cadena perpetua "por crímenes cometidos en el marco de un genocidio", tomando el pedido de la querella, López desapareció por segunda vez. El 18 de septiembre de 2006, hace ya once años.

Las abogadas de López, Myriam Bregman y Guadalupe Godoy, junto a exdetenidos desparecidos como Adriana Calvo y Nilda Eloy, organismo de derechos humanos como el CeProDH, denunciaron inmediatamente su desaparición.

Los medios oficialistas no tenían en su agenda poner la desaparición de Jorge López. Tampoco, en estos once años, los medios rabiosamente opositores a los gobiernos de los Kirchner, incluso los que hicieron periodismo de guerra, pusieron en agenda la desaparición de López.

Los que pelearon por su aparición con vida, los que denunciaron que la causa es un monumento a la impunidad, los que nunca se olvidaron de Julio López, los que nunca se callaron por su desaparición, a once años de su desaparición volverán a marchar este 18 de septiembre.

Marcharan con sus remeras estampadas con la cara de López. Llevaran pancartas pidiendo justicia, denunciando que el Estado es responsable. Volverán a reproducir en las redes sociales, como todo los años, el video de su testimonio en el juicio contra Miguel Osvaldo Etchecolatz. Su nombre se convirtió en grito, marcha y reclamo contra el aparato represivo del Estado y contra la impunidad.

Este año los esténcil no solo retratarán la cara de López, también lo harán con la imagen de Santiago Maldonado.

En todas las plazas del país saldremos a reclamar, este 18 de septiembre por Julio y por Santiago.

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